viernes, 6 de julio de 2012

La minería peruana, la Newmont-Yanacocha y el Proyecto Conga

José Ramos Bomediano /Lima, Perú, mayo del 2012

A escasos días del inicio de la huelga indefinida del pueblo de Cajamarca, es decir, una paralización de actividades productivas, de comercio y administrativas en toda esa región del Perú, convocada por los Frentes de Defensa de las provincias y distritos bajo la conducción del Frente de Defensa Ambiental de  Cajamarca (FEDAC), principal organización de la Coordinadora Regional de Frentes de Defensa de la misma región, todo indica que la medida de lucha se realizará de todas maneras. En ese sentido, las declaraciones del Primer Ministro Óscar Valdés Dancuart, Coronel retirado del Ejército Peruano y empresario fujimontesinista, expresan la posición del gobierno del Presidente Ollanta Humala sobre la vialidad irreductible del Proyecto Conga de la empresa Newmont-Yanacocha (La República de Lima, 25/05/2012, p. 10. 

En efecto, Valdés ha ratificado que su gobierno “hará respetar el Estado de Derecho” en Cajamarca, amenazando a los defensores del medio ambiente en esa región con la militarización y la represión correspondiente, tal como viene ocurriendo en la Provincia de Espinar (Cuzco) donde hasta el Alcalde ha sido herido de bala. Al mismo tiempo, el Primer Ministro ha ordenado a la minera Newmont-Yanacocha reiniciar sus actividades depredadoras en el Conga.

Para una mejor comprensión del conflicto social en Cajamarca en torno a la defensa de la cabecera de cuenca Conga, sobre todo por quienes no son peruanos o no viven en el Perú, es necesario establecer algunos elementos del contexto en que se producen los hechos.

El Perú, “país minero”

Qué duda cabe sobre la abundancia de metales en el territorio peruano.  Los tratados y textos escolares describen al Perú como un país eminentemente minero, tergiversando la realidad de un país donde, históricamente, han sido la agricultura y la ganadería los principales sustentos de nuestra población, desde la larga etapa autóctona o prehispánica hasta nuestros días.  “País polimetálico” se le denomina al Perú, como si el tener abundantes y variados metales fuera la base de nuestro desarrollo integral y sustentable.

Siguiendo el modelo colonial, el poder político y económico dominante durante los casi 200 años de vida republicana ha logrado sembrar esa idea exclusivamente pro minera en una gran parte de la población, por no decir en la mayoría, lo que ha permitido a los grandes empresarios mineros de fuera y dentro del país convertirse en los principales barones de nuestra economía dentro del grupo de la burguesía dominante; pero también ha convertido al Perú en un país sin capacidad suficiente para producir toda la alimentación que requieren los 30 millones de peruanos.  Aunque el Presidente Humala diga lo contrario, el oro y los metales valen más que el agua y el medio ambiente, es decir, valen más que agricultura: “Conga va” lo dice claramente.

El Perú es, principalmente, un país de tradición agrícola, con más de 80 pisos ecológicos que pueden sustentar una gran producción de alimentos de no menos grandes variedades de especies comestibles.  Esta tradición ha sido abandonada y actualmente se privilegia la gran agricultura de exportación en manos de una nueva capa burguesa terrateniente, cuyo poder le permite monopolizar las tierras irrigadas por el Estado, como son los casos de Chavimochic y Olmos, principalmente.

En lo que se refiere a Cajamarca, esta es una de las 26 regiones en que está dividido el territorio peruano desde los inicios del presente siglo, sobre la base de los antiguos departamentos, con la definición de la ciudad de Lima Metropolitana (8 millones de habitantes) como nueva región.

La región Cajamarca está situada en la parte norte del territorio peruano, teniendo como eje orográfico la cordillera de los Andes centrales y occidentales, siendo, fundamentalmente, una región serrana, pero que, en su parte nororiental, tiene un componente amazónico de selva alta con clima tropical.

En la parte de sierra, Cajamarca posee grandes yacimientos de oro, plata y cobre, principalmente.  El oro es el metal que otorga a esa región su capacidad de mayor atracción a los grandes empresarios mineros.  Hay que recordar que en la historia de la conquista del Perú por las huestes españolas comandadas por Francisco Pizarro, fue en la ciudad de Cajamarca, capital de la región, donde fue sorprendido, apresado y asesinado el Monarca incaico Atahualpa, quien tuvo que llenar de oro y plata un cuarto de regulares dimensiones para salvarse de la muerte, lo que no ocurrió, pues los españoles se apoderaron de los metales y le dieron muerte al inca acusándole de blasfemo contra el dios cristiano que traían los conquistadores.  En la actual plaza de armas de la ciudad existe aún el denominado “Cuarto del Rescate”.

Cajamarca es una región que se acerca a los 2 millones de habitantes, cuyas actividades fundamentales para su vida son la agricultura y la ganadería, habiéndose convertido en la segunda región productora de leche de ganado vacuno, que ha dado origen a pequeñas empresas productoras de queso y mantequilla, pero que la mayor parte de su producción lechera es comprada por la empresa monopólica Gloria.  Ya se entenderá, entonces, el gran valor del agua para la vida económica y social de una gran población campesina que habita en la región y también para los habitantes urbanos de no menos de cien ciudades cajamarquinas.

Las cabeceras de cuenca, extensas alturas andinas que ascienden hasta por encima de los 4000 m. s. n. m., están conformadas por vertientes de agua subterránea, numerosas lagunas y pequeños ríos que, al discurrir desde las alturas, dan origen a ríos más grandes que alimentan la cuenca amazónica y la cuenca del Pacífico en la parte norte del Perú, otra razón para definir la gran importancia de las cabeceras de cuenca en el Perú andino y no solo en Cajamarca.

La tradición de lucha del pueblo de Cajamarca

Como en el resto del Perú, en Cajamarca la población se ha organizado, desde los años 70 del siglo XX, las Rodas Campesinas, organizaciones que se formaron para que  los campesinos se defiendan de los ladrones de ganado, elementos protegidos por los jueces y policías corruptos del Estado peruano, logrando hacerse justicia sin necesidad de matar ni torturar a los ladrones, simplemente hacerlos rondar (caminar) un tiempo y luego expulsarlos del lugar.

También en la misma época se organizaron los Frentes de Defensa de los Intereses del Pueblo como la unidad de campesinos, maestros, ciudadanos, estudiantes universitarios y hasta pequeños comerciantes de las ciudades con el objetivo de reclamar al gobierno central la construcción de escuelas, hospitales, servicios de agua y luz, carreteras y hasta el cambio de autoridades en las ciudades.  Estas organizaciones democráticas y populares siguen en pie a pesar de que muchos de sus dirigentes han sido perseguidos, encarcelados y hasta asesinados por la fuerza pública.  Entonces se puede comprender la importancia de los actuales Frentes de Defensa de Cajamarca en la lucha por la defensa del cerro o cabecera de cuenca Conga. En casi todo el Perú los Frentes de Defensa siguen actuando para reclamar a los gobiernos la solución de los problemas locales que son competencia del gobierno central.

La presencia de la empresa Newmont-Yanacocha en Cajamarca

Ya han pasado 18 años desde que la empresa norteamericana Newmont, con la denominación de Yanacocha,   se encuentra en Cajamarca, rodeando a la capital regional y a otras ciudades capitales de provincia en la parte serrana de su territorio. Oro, plata y cobre son sus objetivos de extracción, oro principalmente. Con miles de millones de ganancias anuales (no menos de 3 mil millones por año), la Newmont-Yanacocha ha  ocasionado ingentes daños a la población y al medio ambiente: envenenamiento de las fuentes de agua y de las vertientes, conversión de extensas tierras en basureros de relave minero, dificultades para la agricultura, contaminación del aire y del cuerpo de las poblaciones campesinas.  De esas ganancias, en tributos para el Estado y salarios para los trabajadores mineros, solo quedan en el Perú el 15% de las ganancias de la empresa.  Por estas razones los Frentes de Defensa han venido rechazando a la Newmont-Yanacocha.  Dígase de paso que grandes empresarios mineros peruanos tienen acciones en Yanacocha ( como es el caso del ex Ministro de Economía y Finanzas del gobierno anterior, Ismael Benavides), modelo de inversión que permite a la transnacional tener socios peruanos con intereses concretos para que la defiendan, en el caso del Perú, desde la Sociedad Nacional de Minería y Petróleo (SNMP), uno de los grupos de la gran burguesía peruana que deciden las medidas económicas, políticas y sociales en el marco del programa neoliberal implantado durante el gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000), entre ellas, los contratos de concesiones para la explotación de los recursos naturales por las transnacionales con carácter de ley, por tanto, inalterables.

El conflicto por la cabecera de cuenca Conga

Como ya se dijo, en esta cabecera de cuenca se origina la fuente más importante de agua para  vastos sectores de la región Cajamarca.  Sus aguas subterráneas y sus lagunas de almacenamiento natural de agua son fundamentales para el trabajo del campo, el consumo humano en las ciudades y para la alimentación hidrográfica de las cuencas amazónica y del Pacífico.

En el año 2010, durante el gobierno del ex Presidente Alan García Pérez, la Newmont-Yanacocha obtuvo la concesión para explotar los yacimientos de oro que existen debajo de cuatro de las más grandes y bellas lagunas del cerro Conga: es el Proyecto Conga creado por la transnacional que pone en peligro la intangibilidad de la mencionada cabecera de cuenca por ser un ecosistema de extrema fragilidad.  La autorización se dio con la aprobación de un cuestionado y cuestionable Estudio de impacto Ambiental (EIA)  pagado por la propia empresa dueña del proyecto.

Los Frentes de Defensa y el FEDAC denunciaron, desde hace dos años, que el Proyecto Conga  consistía en secar las cuatro lagunas principales, convirtiendo a dos de ellas en basurero de relaves mineros (piedra, barro y elementos tóxicos), y luego seguir avanzando hacia las demás lagunas existentes en la cuenca.  Es decir, se iniciaba la destrucción del cerro con todos sus elementos, anulando, en la práctica, su papel medioambiental natural.  Como para burlarse del país y de la región Cajamarca, especificó que reemplazaría las lagunas por reservorios de cemento con un “mayor volumen de agua” para toda la región, reservorios que se llenarían con las lluvias, lluvias que solo se producen durante 5 meses del año.

Ante las denuncias del pueblo organizado de Cajamarca, durante la campaña electoral del 2011, el entonces candidato presidencial Ollanta Humala Tasso se pronunció a favor de la defensa de la  cabecera de cuenca Conga y que, de ganar las elecciones, anularía el contrato de concesión.  Ante este ofrecimiento, el pueblo de Cajamarca dio el triunfo a Humala Tasso; incluso los dirigentes ronderos y de los Frentes de Defensa fueron los que más trabajaron durante la campaña electoral a favor del hoy Presidente de la República.

Ya en el gobierno, a partir del 28 de julio del 2011, el Presidente Humala no solamente olvidó su promesa de campaña electoral, sino que, en las vísperas de la huelga indefinida de noviembre de ese año, declaró que él defiende “el agua y el oro”, motivando que el pueblo de Cajamarca iniciara la huelga y luego la Gran Marcha a Lima en Defensa del Agua y de la Vida, una marcha que recibió el apoyo de la población peruana. En esas circunstancias el Presidente de la República ya había dicho: “Conga va”, el apoyo al proyecto de la Newmont-Yanacocha, y ordenó la persecución, enjuiciamiento y detención de los dirigentes del Frente de Defensa, como ha ocurrido con el Presidente del FDAC Dr. Wilfredo Saavedra Marreros, abogado que, al lado de otros ciudadanos, ha organizado el Frente de Defensa Ambiental de Cajamarca.

La lucha emprendida por el pueblo obligó a la empresa suspender sus actividades en el cerro Conga, según ella, por recomendación del gobierno.  La región Cajamarca había ganado una primera batalla. Concluía el año 2011.

La contraofensiva del gobierno y de la empresa

Enero, febrero y marzo del presente año han sido meses de intenso trabajo del gobierno y de la  empresa para lograr convencer a la población del país y de Cajamarca de las bondades del Proyecto Conga, que permitiría una inversión de 4800 millones de dólares, 10 mil puestos de trabajo, obras púbicas ejecutadas por la empresa, un plan de desarrollo de la región y muchos otros ofrecimientos.  La empresa gastó mucho dinero en propaganda TV, radio, prensa escrita con publirreportajes y encartes en los diarios de Lima, graficando “los grandes beneficios” que llegarían si el Proyecto se realizaba.

Por su parte, el gobierno contrató a tres expertos internacionales (2 españoles y un portugués) para que realicen un peritaje al EIA  aprobado en el 2010 y  realizado con la subvención de la propia empresa. Como ya se había previsto, los expertos no hicieron más que aprobar el EIA e introducir nuevas recomendaciones para “mitigar” los impactos negativos de la explotación minera.  Al dar a conocer las conclusiones, el Presidente Humala Tasso puso algunas condiciones para que la empresa reinicie la explotación, siendo una de ellas establecer otro lugar como basurero, pero manteniendo la sustitución de las lagunas por reservorios de “mayor volumen”, condiciones que mantienen la viabilidad del proyecto y la consecuente destrucción de la cabecera de cuenca.

El asunto central del conflicto y la perspectiva

El caso de la cabecera de Conga en el Perú también ocurre en otros países.  Y es en Canadá donde la similitud nos sorprende tratándose de un país con elevado nivel de conciencia ecológica y con un grado de desarrollo tecnológico para encontrar vías de producción más variadas, sin deteriorar sus sistemas ecológicos y la vida de su población.  Pero en Canadá también ocurre la presencia depredadora del neoliberalismo, modelo capitalista que da carta libre a los más ricos para desarrollar los más increíbles negocios, aun a costa de la vida de la gente.

El informe que  nos han llegado sobre Canadá es elocuente: la empresa canadiense Taselco Mining Ltd. ha presentado el Proyecto “Nueva Prosperidad” para extraer oro y cobre vaciando dos importantes lagos en los territorios indígenas de la Primera Nación denominada Chilcotin (Primeras Naciones en Canadá se llama a las Naciones Originarias), en la provincia British Columbia de esa gran nación cuyos trabajadores están hoy enfrentando las medidas privatizadoras y desreguladoras de sus derechos sociales y laborales.  Como ocurre en con el pueblo de Cajamarca en el Perú, los Chilcotin de Canadá, según declaraciones de una de sus líderes, Marilyn Baptiste, de ser aprobado el Proyecto “Nueva Prosperidad” por el gobierno canadiense, “se generaría un conflicto entre las Primeras Naciones y el gobierno. Apelaríamos, iríamos a una corte. Y si hace falta, desafiaríamos a esas cortes”.  Los defensores de la gran minería depredadora en el Perú, periodistas incluidos, no tendrían ningún escrúpulo en denominar a los Chilcotin como “anti mineros” y hasta “radicales”, cuando no “terroristas”.

Las fuerzas neoliberales del Perú, con el actual gobierno, han decidido dar curso al Proyecto Conga como uno de los proyectos de inversión más simbólicos para el progreso del país.  Hacer lo contrario sería un signo negativo y una causal para que las inversiones se alejen.  Es una decisión tomada oficialmente y garantizada por la militarización de la región como factor de “persuasión”.  Por su parte, la empresa ha  anunciado que si las nuevas condiciones no le permiten mantener sus “ganancias razonables” trasladaría los 4800 millones de dólares americanos a otro país, amenaza que significa presionar para que el proyecto no sea declarado inviable.

Los Frentes de Defensa han decidido seguir luchando hasta lograr que el gobierno declare inviable el Proyecto Conga.  La huelga programada para ser iniciada el 31 de mayo es parte de esa lucha.

Los defensores del Proyecto Conga, así como los que nos oponemos a su viabilidad, consideramos que el Conga es un símbolo importante.  De declararse viable, sería el paso hacia la explotación de todas las cabeceras de cuenca que los grandes mineros decidan desarrollar.  Si triunfamos los defensores de las cabeceras de cuenca, esta victoria tendrá efectos positivos en la lucha de la población en varias regiones del país para que la minería no siga depredando nuestro medio ambiente.

Ha quedado demostrado que los neoliberales carecen de sentimiento patriótico frente a los intereses de las transnacionales y de los grandes empresarios nacionales que se alían a aquellas.

El desenlace de la lucha en defensa de Conga dependerá del apoyo que logremos en esta nueva etapa.

Profesor de Filosofía y Ciencias Sociales, miembro de la Red Social para la Escuela Pública en las Américas (Red SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP (Perú)

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