Michael R. Krätke
16/10/11
16/10/11
Las escenas recuerdan al verano fatal de 2008, y a pesar de todo, todo es muy diferente: el drama tiene lugar en Europa y en esta ocasión los Lehmann son rescatados. El pequeño banco griego Protonbank pasa a estar bajo control del Banco Central griego, el franco-belga Dexia sigue en el negocio gracias a las ayudas estatales francesas y es, de facto, nacionalizado. Nadie quiere arriesgarse a un crash bancario, y ello por buenas razones. Sólo Dexia es tan grande como todos los grandes bancos griegos –los grandes acreedores de la deuda griega– tomados de consuno. Comienza otra ronda de rescate de los bancos europeos, pero con ello no disminuye la crisis europea. A los hiperactivos, hipernerviosos y cualquier cosa menos racionales “mercados” y a los políticos profesionales en su espectáculo amateur se les entrecorta la respiración.