Michael Roberts /10 de febrero del 2013
Es una historia de
nunca acabar. El sector bancario mundial sigue revolcándose en un lodo de
escándalos, corrupción y mala gestión. Y continua sin satisfacer su supuesto
objetivo, a saber, proporcionar liquidez y crédito a los hogares para comprar
artículos caros (o incluso cubrir sus gastos mensuales) y a las empresas para
que puedan pagar por el capital y la inversión que necesitan para crecer. Y sin
embargo, en 2012, los precios de las acciones de los bancos se han disparado
por encima del 25%, más que los índices de los mercados de valores en auge.
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