Reuters /Martes 6 de noviembre
Gane quien gane la elección
presidencial de Estados Unidos, gobernará bajo un relativo declive de la
posición económica global del país. El debería, pero probablemente no lo hará,
aceptar lo inevitable. Hubo un tiempo en que casi todo lo relacionado con la
economía de Estados Unidos establecía el estándar mundial. En 1960, Estados
Unidos era el mayor mercado del mundo. Tenía en gran medida la infraestructura
más desarrollada y sin duda el mejor sistema educativo y el Gobierno más
amigable para hacer negocios.
El país era fuente de la mayor
parte de las innovaciones, desde carreteras seguras y cómodas casas suburbanas
a computadoras y productos farmacéuticos avanzados.
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