Mohamed A. El-Erian
15/02/2012
Newport Beach- Fijemos la escena: un enfoque de política económica cada vez más desacreditado da lugar a una creciente oposición social y política, protestas callejeras y violencia, desacuerdos entre los acreedores oficiales y una creciente preocupación entre los acreedores privados sobre la posibilidad de un impago caótico. En medio de todo esto, las autoridades se comprometen a más de las mismas duras medidas de austeridad que han sido incapaces de poner en práctica durante dos años. Los acreedores oficiales expresan su escepticismo, en privado y en público, pero se tapan las narices y se preparan para desembolsar otro paquete de ayuda en lo que temen sea un pozo sin fondo.
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