Félix Jiménez / Sábado 7 de julio del 2012
La actual crisis internacional,
al igual que la gran depresión del 29, vuelve a generar la oportunidad de basar
el crecimiento económico de nuestro país en mercados internos dinámicos e
integrados, desarrollando la agricultura y la industria. Es la ruta que nos
permitiría superar la dependencia tanto de las actividades extractivas que
producen para los mercados internacionales como de las fluctuaciones de los
términos de intercambio. No hay ni habrá gran transformación --«ni gradual ni
persistente»--, si la llamada «minería con responsabilidad social y ambiental»
no se incorpora en una estrategia que priorice el desarrollo de la agricultura
y la industria. Es la hora de abandonar el extractivismo.
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