Alejandro Nadal /Miércoles 27 de febrero del 2013
Para decirlo suavemente, el desempeño del
capitalismo a escala mundial ha dejado mucho que desear. De manera más clara,
frente a nuestros ojos tenemos un desastre desarrollándose en cámara lenta. No
sólo el crecimiento ha sido mediocre y el problema de la desigualdad se ha
agravado, sino que las crisis se hicieron más comunes y agudas. Los
desequilibrios económicos mundiales se intensificaron y hoy constituyen uno de
los factores más importantes de inestabilidad e incertidumbre. El sector
financiero se expandió de manera absurda y en lugar de que las agencias
reguladoras le tengan bajo control, pudo someter a la política económica a sus
necesidades.
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