Axel Kocillof, Viceministro de economía de Cristina F. Kirchner y uno de los artífices para la expropiación de Repsol YPF en Argentina
Rolando Astarita /14/10/2012
Recientemente, en su
presentación ante el Congreso del proyecto de presupuesto 2013, el doctor
Kicillof explicó que la emisión monetaria en Argentina no es inflacionaria, y
citó el caso de EEUU, donde la fuerte expansión monetaria, con la crisis, no
provocó una suba de precios importante (a julio de 2012, la inflación anual es
del 1,7%). El argumento de Kicillof fue: "Para los que piensan que la
emisión es la causa exclusiva del aumento de precios, les recuerdo que vivimos
en un laboratorio de expansión monetaria.
EEUU cuadruplicó su base monetaria,
la Unión Europea la duplicó, y el Banco de Inglaterra la cuadruplicó. ¿Y en
estos países hay riesgo de inflación? No, hay riesgo de deflación". Por eso,
en Argentina habría margen para emitir billetes, sin temer consecuencias
inflacionarias. De acuerdo a los datos presentados por el doctor Kicillof, el
agregado monetario M2 equivale a solo el 20% del PBI, un porcentaje mucho más
bajo que en otros países (Brasil, Chile, EEUU, Francia, Corea del Sur). Según
Kicillof, pensar que la emisión monetaria genera inflación, es propia de la
ortodoxia neoliberal. También explicó que la inflación solo le preocupa a los
financieros, ya que el movimiento obrero está en condiciones de actualizar su
salario por encima de la tasa inflacionaria, y citó a Keynes como respaldo de
su afirmación.
Errores, uno tras otro
En todo esto hay, por
supuesto, muchísimos problemas, que en buena medida he discutido en otras
notas, referidas la teoría cuantitativa del dinero (inspiración del
monetarismo), y a la crítica de Marx a la misma. En este apartado, resumo los
puntos más destacados y remito a las entradas correspondientes, porque en esta
nota quiero centrarme en lo que dijo Kicillof sobre Keynes y la inflación (el
lector que no desee entrar en las complejidades de la discusión con el
monetarismo, puede pasar al siguiente punto).
En primer lugar, es paradójico
que pretendiendo ser crítico de la teoría cuantitativa, el doctor Kicillof razone
acerca de las presiones (o peligros) inflacionarios en términos de comparación
entre el PBI y los agregados monetarios. Se trata de una problemática
estrictamente monetarista, que ya hace mucho fue criticada por Marx. Lo central
es que no tiene sentido comparar masa monetaria con masa de mercancías, para
deducir de aquí que el aumento de precios deriva del aumento de la primera con
respecto a la segunda (ver aquí para
la crítica de Marx a la teoría cuantitativa).
En segundo término, es un
grave error pensar que el financiamiento monetario del déficit fiscal no es
inflacionario. Mientras que la emisión por entrada de divisas no tiene por qué
ser inflacionaria, la emisión contra "pagadios" del Tesoro, sí es
inflacionaria. Y esto no es caer en la teoría monetarista, como piensan algunos
economistas K, que tampoco parecen entender ni jota de lo que es la teoría
monetarista, ni su crítica. Marx, que fue muy crítico de la teoría
cuantitativa, explicó sin embargo que la emisión sin respaldo es inflacionaria
(ver aquí y aquí).
En tercer lugar, y de nuevo
paradójicamente, mientras Kicillof sostiene que el financiamiento del déficit
con emisión no es inflacionario, el Banco Central, dirigido por la "productivista"
Marcó del Pont, aplicó durante mucho tiempo políticas de esterilización (de
nuevo remito aquí).
Lo que permitió muy buenos negocios a los bancos (ver aquí).
¿A esto llama el doctor Kicillof "lucha contra la patria financiera"?
En cuarto lugar, el caso de la
emisión monetaria de EEUU e Inglaterra no es aplicable a la situación
argentina. En esos países, y en Europa, hay fuertes riesgos de deflación, algo
que no sucede en Argentina. Además, es un hecho que de todas formas la
inyección monetaria tuvo efectos inflacionarios, ya que frenó una posible
deflación. Tengamos en cuenta que la emisión fue acompañada, en EEUU, por una
fuerte entrada de capitales, que agravó los peligros deflacionarios. ¿Qué tiene
que ver esto con la situación en Argentina? Agreguemos todavía que la emisión
en EEUU tuvo efectos negativos sobre los activos de muchos países (ver aquí y aquí).
Es imposible sostener que tuvo efectos neutros.
Keynes, inflación y
salarios
Antes de examinar lo que dijo
el doctor Kicillof sobre Keynes y la inflación, señalo que en otra nota
expliqué por qué el punto central de su tesis doctoral, dedicada a Keynes, está
equivocada (ver aquí).
Puede ser útil para aquellos que quieran ubicar las apreciaciones de Kicillof
sobre Keynes en un contexto más general.
Recordemos que en su exposición
ante el Congreso, Kicillof explicó que la inflación no es un problema para los
trabajadores, ni para los sectores medios, ni para la burguesía "nacional
y productivista", porque Keynes dijo que solo era un problema para los
financieros, y que los trabajadores consiguen aumentos de salarios que
emparejan la inflación. En otras palabras, el argumento del doctor Kicillof es
"tengo razón porque lo dijo Keynes". Punto. No hace falta pensar más.
Lo dijo Keynes. Punto. ¿Y si alguien hubiera contrapuesto una cita de Platón, o
de Séneca, o de Shakespeare? Pues habríamos tenido una divertida guerra
escolástica. Por eso, ¿no sería mejor reflexionar un poquito sobre si se
verifica lo que dicta tal o cual cita? Como reza el dicho, "gris es toda
teoría, y verde el árbol de la vida". Yendo al grano, y al margen de lo
que dijo Keynes, ¿es cierto que la inflación solo perjudica a los financistas?
Con poco que se sepa de historia económica, la respuesta es claramente no. Para
citar solo un ejemplo, los trabajadores de este país sufrieron una colosal
caída del salario en los años 1980 y en los principios de la década siguiente,
a través de la "carrera inflacionaria". También padecieron una fuerte
caída de sus ingresos en 2002, cuando la inflación fue del 42% y los salarios
se estancaron. Esto por no hablar de los efectos distributivos que puede tener
la inflación entre otras clases sociales, y fracciones de clase; como
cualquiera conoce, no siempre ni necesariamente esas variaciones de precios
relativos, vía inflación, perjudican solo a los financistas. Por ejemplo, con
tipo de cambio fijo, o retrasado, la inflación erosiona la rentabilidad de los
exportadores; y hay otros ejemplos. ¿Cómo se puede sostener entonces que la
inflación solo afecta al sector financiero? Al margen de lo que pudo haber
dicho Keynes, hay que tener un poco de criterio; existe la historia, existen
los datos empíricos (por más que el Indec y Kicillof los quieran desconocer).
Dicho esto, vayamos ahora a
Keynes. Empecemos aclarando que en la Teoría General Keynes
polemiza principalmente con la "ortodoxia" que buscaba salir de la
depresión mediante la deflación y la caída de los salarios. En el marco de esa
polémica, Keynes explica que hay dos tipos de inflación: la que existe cuando
la economía todavía no ha llegado al pleno empleo; y la inflación que llama
"verdadera" o "auténtica", que es la que se alcanza cuando
"cualquier intento de aumentar la inversión pondrá en movimiento una mayor
tendencia de los precios a subir sin limitación..." (p. 112, edición FCE).
Este segundo tipo de inflación, se alcanza cuando ya la producción no puede
aumentar (estamos en el pleno uso de recursos) y toda expansión monetaria se
traduce en alza de costos. En estas condiciones, dice Keynes, los
trabajadores resisten cualquier baja "en sus remuneraciones monetarias y
no hay motivo correspondiente para oponerse a un aumento de éstas" (p.
269). Esto es, solo en esas condiciones se puede asegurar, siempre
según Keynes, que los aumentos salariales van a producirse al mismo ritmo en
que avanzan los precios, y por lo tanto no habría caída de los salarios reales.
Aclaremos que, seguramente por el contexto de la época (década del 30,
deflación) Keynes no considera la eventualidad de que esta carrera termine en
alta inflación. Tampoco incorpora los efectos sobre el tipo de cambio.
De todas maneras, lo relevante
para lo que nos ocupa es que Keynes está considerando que los salarios no son
afectados si hay una situación de pleno uso de recursos, porque en ese
caso la elasticidad producto (o demanda) de los salarios es igual a la
unidad. Se puede estar a favor o en contra de lo que sostiene Keynes, pero la
primera condición en cualquier debate es el rigor. Está muy claro que por fuera
de esa situación tan particular, Keynes consideraba que la inflación sí
podía afectar, y mucho, a los salarios reales. No solo planteaba que los
trabajadores podían verse afectados, sino sostenía que en el caso general (que
no es de ocupación plena, estamos en Keynes, doctor Kicillof!!!) la suba de
precios sí afectaba a los salarios reales porque los trabajadores no
pueden defenderse apropiadamente de esa suba. Leemos en el capítulo 2 del
principal libro de Keynes: "Desde el momento que existe movilidad
imperfecta del trabajo y que los salarios tienden a producir igualdad precisa
de ventajas netas para diferentes ocupaciones, cualquier individuo o grupo de
individuos que consienta una reducción de sus salarios nominales en relación
con otros, sufrirá una disminución relativa de sus salarios reales, cosa que
basta para justificar su resistencia a ella. Por el contrario, sería
impracticable oponerse a toda reducción de los salarios reales debida a un
cambio en el poder adquisitivo del dinero, que afecta a todos los trabajadores
por igual; y, de hecho, por lo general no se opone resistencia a esta clase de
fenómenos, a menos que sean extremos" (p. 24). ¿Cómo se puede afirmar que
Keynes consideraba que la inflación nunca afectaba a los salarios de los
trabajadores?
Preguntas
político-prácticas para un doctor en Keynes
Alguna vez, refiriéndose a la
burguesía francesa, Trotsky dijo que estaba dividida en torno a si bajaba los
salarios vía deflación, o inflación. En cualquier caso, había que bajarlos. Con
esto, el viejo revolucionario ponía el foco en el punto crucial: la inflación
puede ser una vía para reducir el salario. Desde su perspectiva burguesa,
Keynes dice lo mismo. Incluso sostiene que los trabajadores, de conjunto, no se
oponen a bajas de sus salarios, por vía inflacionaria, si las mismas no son
"extremas". Al menos, no pueden hacerlo hasta que no se llegue al
escenario de pleno uso de recursos (cuando todo estímulo ya no se traduce en
aumento de inversión, sino de precios). A la luz de esto, y para seguir jugando
el juego keynesiano, cabe preguntarse: ¿qué capacidad de "emparejar"
la suba de salarios con la suba de precios tienen hoy los millones de trabajadores
que están precarizados o en negro? ¿Qué capacidad han tenido los trabajadores
estatales en los últimos tiempos? ¿Qué capacidad han tenido los jubilados? ¿Qué
capacidad los que reciben planes sociales? ¿Podría el doctor enTeoría
General responder estas sencillas preguntas? ¿O nos va a lanzar otra
temible cita de Keynes para solucionar los problemas?
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