jueves, 6 de octubre de 2011

Alemania y Francia discrepan sobre el plan de salvataje a la banca europea


Angela Merkel (en el centro), junto a Christine Lagarde y Sarkozy. Berlín y París discrepan sobre el plan europeo de recapitalización

El nuevo plan de recapitalización de la banca europea parece haber entrado en su recta final, pero Berlín y París discrepan sobre la financiación de la multimillonaria intervención.

Francia, que asiste al derrumbe de Dexia, aboga por una "solución europea" no solo en términos políticos sino también económicos, lo que aliviaría la factura de las haciendas nacionales con la previsible participación del fondo de rescate de la zona euro (la llamada Facilidad Europea de Estabilidad Financiera, FEEF), que ayer quedó aprobado en el parlamento de Holanda. Aún falta en cualquier caso la aprobación de Eslovaquia, sobre la que aún hay dudas.


La canciller alemana, sin embargo, advirtió ayer en Berlín que la utilización de ese fondo solo es posible "cuando un país no tiene bastante con sus propios recursos y sus dificultades ponen en peligro la estabilidad del conjunto de la zona euro". Ninguna de esas dos condiciones parecen cumplirse en el caso de Francia, cuya solidez presupuestaria parece suficiente para asumir la factura correspondiente a Dexia, la entidad franco-belga que parece condenada a ser la primera en necesitar una nueva inyección de capital público. El desplome de Dexia tampoco parece, de momento, poner en peligro la estabilidad del resto de Europa.

Dexia, sin embargo, podría ser solo la punta del iceberg si la depreciación de los bonos griegos o italianos acaba afectando a la banca francesa, que atesora miles de millones en títulos de ambos países. París, además, parece temer el impacto de una nueva oleada de recapitalización en sus cuentas públicas, lo que podría amenazar la preciada triple A que aún califica su deuda.

Las negociaciones entre Berlín y París continúan, con vistas a concluir en un acuerdo en la cumbre europea del próximo 17 y 18 de octubre en Bruselas, aunque de momento el consenso se antoja complicado.

Las instituciones comunitarias mediaron ayer en el conflicto e instaron a pactar cuanto antes el mecanismo de apuntalamiento del sector bancario.
Prisas en el BCE

"Estamos proponiendo a los Estados miembros de la UE una actuación coordinada para recapitalizar los bancos y librarles de sus activos tóxicos", terció el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso. El portugués utilizó una entrevista a través de Youtube para realizar un anuncio tan trascendental como contradictorio con las recientes negativas de su propio organismo sobre la existencia de ese plan.

La idea de Barroso parece apuntar a al creación de una especie de banco malo a escala europea, mediante la compra de los activos más deteriorados en los balances de cada entidad. El organismo comunitario, sin embargo, se negó ayer a aportar más detalles sobre la iniciativa.

El BCE, por su parte, urgió a las entidades financieras a aceptar la ayuda pública, sea con dinero nacional o europeo. "Los bancos deben hacer todo lo que sea necesario para fortalecer sus balances", señaló en Berlín el presidente del emisor, Jean-Claude Trichet. "Y deben aprovechar", añadió, "todas las medidas de apoyo favorecidas por los gobiernos".

En la capital alemana, Merkel también reiteró su oferta de apoyo al sector. "Será un dinero bien invertido", aseguró la canciller. Solo falta que París y Berlín acuerden de dónde debe salir ese dinero y que los bancos en dificultades reconozcan su situación y acepten solicitarlo. Dos condiciones que tampoco se cumplen todavía.

REUTERS

B. M. - Bruselas - 07/10/2011 - 07:00

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