El último discurso de Javier Diez Canseco defendiéndose de la 'sanción' impuesta por fujimoristas, apristas con la complicidad de algunos nacionalistas. "Si me quieren juzgar por haber mandado a la cárcel a tres miembros del directorio del Banco Central de Reserva me voy contento...Pero aquí señor, no hay un pesetero, aquí hay una persona de principios”.
La muerte de Javier Diez Canseco causó amplias reacciones en diferentes sectores de la sociedad peruana. Su partida conmueve singularmente a revolucionarios, socialistas y activistas que luchan contra las injusticias del sistema. Dentro de su actividad política fue un hombre justo y honesto, es cierto; pero su honestidad estuvo plagada de consecuencia entre su discurso y accionar en diferentes facetas de su quehacer militante como activista de izquierda y parlamentario.
En un escenario saturado por una de las derechas más cavernarias de América Latina en dónde las altas capas de la burguesía mantienen un férreo control sobre los distintos poderes del Estado y los medios de comunicación, jamás supo doblegarse ante los poderes fácticos y económicos que hacen y deshacen los hilos de la política peruana. Durante toda su trayectoria fue implacable contra los gobiernos fascistas y neoliberales de los regímenes de turno que le tocó enfrentar y las políticas económicas que emanaban desde los despachos del MEF o el BCRP. En los últimos años fue destacable su confrontación contra la Sociedad Nacional de Minería (SNM), bastión de la burguesía minera al denunciar en primera fila las sobreganancias de las transnacionales, el papel rentista de la oligarquía y los bochornosos blindajes tributarios que les otorgaba un Estado cuasi excluyéndolas de importantes cargas impositivas en perjuicio de la población. Pese a sus limitaciones físicas que objetivamente mellaron su proselitismo político su lucha sin cuartel frente a los testaferros de los empresarios y los lobbies de los grupos económicos fue indesmayable, saliendo victorioso en muchas ocasiones.
En un escenario saturado por una de las derechas más cavernarias de América Latina en dónde las altas capas de la burguesía mantienen un férreo control sobre los distintos poderes del Estado y los medios de comunicación, jamás supo doblegarse ante los poderes fácticos y económicos que hacen y deshacen los hilos de la política peruana. Durante toda su trayectoria fue implacable contra los gobiernos fascistas y neoliberales de los regímenes de turno que le tocó enfrentar y las políticas económicas que emanaban desde los despachos del MEF o el BCRP. En los últimos años fue destacable su confrontación contra la Sociedad Nacional de Minería (SNM), bastión de la burguesía minera al denunciar en primera fila las sobreganancias de las transnacionales, el papel rentista de la oligarquía y los bochornosos blindajes tributarios que les otorgaba un Estado cuasi excluyéndolas de importantes cargas impositivas en perjuicio de la población. Pese a sus limitaciones físicas que objetivamente mellaron su proselitismo político su lucha sin cuartel frente a los testaferros de los empresarios y los lobbies de los grupos económicos fue indesmayable, saliendo victorioso en muchas ocasiones.
Es aquí dónde queremos resaltar una de las facetas memorables en el historial de este luchador social: su lucha contra los crímenes económicos y financieros que involucraron a bancos, presidentes y poderosos grupos económicos. Se recuerda el caso del dólar MUC -mercado único de cambio- establecido por el régimen aprista que benefició a especuladores, contrabandistas y empresarios con un dolar barato en sus transacciones e importaciones. Otro de ellos fue el escándalo de corrupción y lavado de activos en el que se vieron involucrados nada menos que tres importantes altos funcionarios del Banco Central de Reserva del Perú. Los hechos ocurrieron durante el primer gobierno de García en una sus operaciones fraudulentas que mantuvo con el Banco de crédito y Comercio Internacional (BCCI) de origen pakistaní cuyo periodo de actividad cubrió las décadas de los 60, 70 y 80. Gracias al tráfico de armas, drogas y financiamiento de grupos que practicaban el terrorismo el BCCI estableció un imperio de expansión mundial. Se trató del fraude bancario más grande de la historia moderna -sólo superado recientemente por casos como el de Barclays y HSBC. Entre las actividades del BCCI se encontraban otorgar cartas de crédito a contrabandistas que operaban desde la zona de libre comercio en Panamá, y enviaban sus mercancías a latinoamérica, financiar el contrabando cafetero hacia EEUU, armas para los fascistas nicaragüenses e incluso material nuclear para las guerras africanas
Luego de declararse en quiebra, en 1991 la Gran Corte de Nueva York declaró que había peruanos implicados en 'operaciones dolosas' realizadas por el BCCI, y que se trataba de funcionarios del Banco Central de Reserva (BCRP). Inmediatamente una ola de consternación y vergüenza recorrió el país. Se descubrió que funcionarios del BCCI habían pagado jugosos sobornos a dos altos funcionarios de nuestra principal entidad emisora monetaria. Sus nombres eran Leonel Figueroa y Héctor Neyra, Presidente y Gerente General respectivamente del BCRP durante el régimen de Alan García. En mayo de 1986 el Banco Central de Reserva había transferido a cuentas cifradas del B.C.C.I. (Panamá) un total de 270 millones de dólares. Al poco tiempo, el BCCI depositaba unos 3 millones y medio de dólares a Figueroa y Neyra en cuentas cifradas en otro banco en Panamá; una 'coima' pagada a Figueroa y Neyra por el depósito de los 270 millones de dólares en reservas internacionales peruanas (cerca del 33% del total) en la sucursal del BCCI de Panamá como retribución por su decisión de depositar las reservas peruanas en una operación encubierta y secreta en las alturas. Posteriormente se descubriría que Bryan Jensen, otro ex gerente del BCR, también había actuado de corruptor en nombre del BCCI, abriendo tres cuentas cifradas en el Swiss Bank de Panamá depositando en ellas las coimas del Banco Pakistaní. En ese contexto, la premisa -falaz- de la 'autonomía del Banco Central- jugaba en contra del propio gobierno ya que la dependencia de las políticas económicas se acentuaron durante el régimen de García, involucrándolo al máximo en aquel entramado financiero en una situación en la que el directorio cumplía órdenes directas del Jefe de Estado. El negocio rendondo se encontraba, porsupuesto, en los intereses: mientras el BCCI cobraba un nada despreciable 10% por sus créditos, sólo pagó un 6%, en promedio, por los depósitos peruanos obteniendo ganancias suficientes para pagar sobornos. Años después, Figueroa y Neyra fueron capturados en Brasil y extraditados al Perú donde pasarían algunos años en la cárcel.
Neyra y Figueroa en el momento de su captura por la policía brasileña en Curitiba
Figueroa y Alan García: cuando se abrieron la cuentas del soborno en Panamá
Los altos funcionarios del BCR ingresando al penal San Jorge-Lima. 'La autonomía monetaria' al final les salió cuadras
El papel de Javier Diez Canseco en la investigación de los crímenes de corrupción y delitos económicos de altos funcionarios durante los gobiernos de García y Fujimori fueron decisivos. Aunque la investigación quedó parcialmente frustrada al no conseguirse el encarcelamiento de García, gracias a su labor de denuncia en los medios de comunicación y el parlamento enfrentándose al capital financiero pudo develarse el escándalo de las reservas internacionales peruanas por el que terminaron presos tres funcionarios del Banco Central.
Con motivo de su partida, todo socialista, revolucionario y peruano honesto debe rendir un justo reconocimiento y valoración a la obra democrática de Javier Diez Canseco. Siguiendo el escrito del revolucionario líder chino Mao Tse-tung, "Servir al pueblo", aunque las circunstancias del fallecimiento de Javier no hayan sido las mismas que las del combatiente chino Chang Si-te, su convicción por sus ideales de justicia hacen que su muerte 'pese más que una montaña' en la memoria del pueblo.
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