Agustín Marco /23/06/2012
Esta semana se presentaba
decisiva, vital, clave, básica y cuantos adjetivos quieran para saber qué será
de nosotros en los próximos días y en los siguientes años. La atención el lunes
era máxima entre tanta cumbre del G 20 en México, de la sostenibilidad
en Brasil, del Ecofín en Luxemburgo y de las
cuatro mayores economías de Europa en Roma para pergeñar la
reunión trascendental, solemne, esencial y capital de la Unión Europea del
próximo día 29.
Y la enésima semana
fundamental para la supervivencia del euro no ha defraudado a nadie,
especialmente a los que no esperaban más que declaraciones, filtraciones,
desmentidos, guiños, fotos, gesticulaciones y humo, mucho humo, para no aclarar
nada, para generar más confusión entre la incrédula ciudadanía, cuya pregunta
esencial en estos días sigue siendo qué hacer con su dinero, si mantenerlo en
el banco, llevárselo a Suiza -él que pueda, claro está- o meterlo debajo del
colchón. El miedo está en máximos históricos.
Mientras Obama,
Merkel, Barroso y Lagarde se pelean por demostrar quién tiene los
atributos mejor puestos, con nuestro dicharachero Rajoy rogando
unas limosnas, lo cierto es que la banca mundial no se fía ni un pelo de tanto
sabio. Por eso, porque no ven claro que Grecia se mantenga dentro de la Unión
Monetaria pese a la celeridad en la formación del nuevo Gobierno y que España
e Italia no acaben como Portugal e Irlanda, han comenzado a realizar unas
pruebas en la trastienda de los mercados para calcular cómo afectaría a sus
sistemas informáticos y a sus balances la vuelta al dracma, la peseta o la
lira.
Los operadores de divisas
conocen la maniobra, descubierta por un despiste de Bloomberg,
esas pantallas que usan los operadores para comprar y vender acciones o bonos,
que entre el 1 y el 6 de junio, justo antes de las elecciones en Atenas, abrió
una aplicación (observen la foto) en la que se podía ver el cruce entre la
antigua y nueva moneda griega contra el euro. Es decir, alguien estaba
empezando a recalcular sus posiciones en el caso de que la primera
democracia de Europa emitiese sus dracmas en el corto, medio o largo plazo,
decisión histórica que tendría graves consecuencias en las cuentas de
resultados de los grandes bancos alemanes y franceses, principalmente.
Según distintas fuentes,
incluidos varios redactores de la propia agencia y plataforma financiera, en la
prueba participaron Citifix, uno de los mayores proveedores del
mercado de divisas del mundo, y Nomura, banco que habría asesorado
al FMI, que meses antes pidió un informe a varias consultoras
para saber el impacto de la posible retirada de Grecia. La entidad japonesa
niega que recibiera ninguna petición del organismo internacional, pero lo
cierto es que el 18 de noviembre del pasado año difundió un estudió tan
revelador como la imagen que aquí pueden ver sobre tan delicado asunto.
Jans Norvdvig y Charles
Sl-Arnaud, dos de sus analistas del equipo de renta fija, advirtieron
que “el riesgo de la ruptura de la eurozona ha subido notablemente en los
últimos meses, ya que las autoridades europeas han fracasado en poner una
barrera creíble en el mercado europeo de bonos”. Debido a ello, los expertos de
Nomura aconsejaban a sus clientes que tuvieran en cuenta las consecuencias
de una probable revaluación del euro, al que llamaban ECU-2, tanto
las jurídicas, como las relacionadas con el valor de los activos y sus efectos
en los balances.
La aplicación desapareció de
Bloomberg con el mismo oscurantismo que apareció. La plataforma se ha
limitado a señalar que "cumple con todos los planes de
contigencia en el desarrollo normal de los negocios", incluido el
escenario de una quiebra del bono soberano de un país y el cambio de
divisa. Un ejercicio que ha generado todavía más especulaciones de las que
ya circulan asiduamente por las plazas financieras, donde la volatilidad se ha
convertido en la reina de los océanos bursátiles. En los días posteriores
a las elecciones griegas, las pruebas han continuado en las mesas de back
office de los bancos, donde existe una especial preocupación por
el futuro de España y la reaparición de la peseta, motivo por el cual esta
semana la prima de riesgo superó los 570 puntos.
Pero de eso no se dice nada,
claro, no vaya a ser que el susto se convierta en ataque al corazón, sobre todo
en Alemania, donde están hasta las narices y con razones de financiar a
políticos corruptos, como los españoles y los griegos –disculpen los honestos
en el caso de que los haya-, colectivos que no han sufrido todavía ningún
Expediente de Regulación de Empleo (ERE) pese al exceso evidente de maleantes.
Es mejor despedir profesores, médicos, investigadores, bomberos, inspectores de
Hacienda, recogedores de basura que ajusticiar a los que han provocado la
bancarrota técnica del Estado.
En nuestro país tenemos más
de 445.500 de esos tipos, 300.000 más que en Alemania, donde viven la mitad
de personas. Si estos son los que van a restituir la situación y la dignidad
del ciudadano de a pie, estamos arreglados. El lobo cuidando a las
ovejas.
Sean felices y a ver si entre
todos despertamos a las ovejas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario