Vandana Shiva /18/09/12 Common Dreams
El alimento es nuestro
sustento. Es la fuente de la vida. El cultivo de alimentos, su procesamiento,
transformación y distribución involucran a un 70% de la humanidad. Su consumo
nos involucra a todos. Sin embargo, lo que conforma la economía dominante del
alimento de la actualidad no es la cultura o los derechos humanos. Más bien la
especulación y los beneficios deciden la producción y distribución de
alimentos. El hecho de que se coloquen los alimentos en el casino financiero
global es una receta para el hambre.
Después de la crisis de los
créditos de alto riesgo en EE.UU. y el crac de Wall Street, los inversionistas
se apresuraron a participar en los mercados de commodities,
especialmente los productos básicos agrícolas y petroleros. Aunque la
producción real no aumentó entre 2005 y 2007, la especulación con los alimentos
aumentó un 160%. La especulación hizo aumentar los precios y los altos precios
llevaron a otros 100 de personas millones hacia el hambre. Barclays, Goldman
Sachs, JP Morgan, todos juegan en el casino global del alimento.
Un anuncio de Deutsche Bank en
2008 decía: “¿Le gusta el aumento de precios? Todos hablan de productos
básicos, con el Eurofondo de Agricultura usted puede beneficiarse del aumento
del precio de los siete productos básicos agrícolas más importantes”.
Cuando la especulación impulsa
el aumento de precios, los inversionistas ricos se hacen más ricos y los pobres
mueren de hambre. La desregulación financiera que desestabilizó el sistema
financiero mundial está desestabilizando ahora el sistema alimentario mundial.
El aumento de precios no es solo el resultado de oferta y demanda. Es sobre
todo un resultado de la especulación.
Entre 2003 y 2008 se calcula
que la especulación con el índice de commodities aumentó en un
1.900%, de 13.000 millones de dólares a 260.000 millones. Un 30% de esos
productos básicos indexados están invertidos en productos básicos agrícolas.
Como señala la Iniciativa de Responsabilidad de la Agroindustria: “Vivimos en
un mundo feliz de comercio electrónico, provocado por algoritmos de índices de
precios compuestos, ataques de ‘falta de confianza’ de inversionistas y de
‘pools ocultos’ desregulados de más de 7 billones [millones de millones] de
dólares en comercio extrabursátil de derivados de commodities”.
El comercio mundial de
productos básicos no tiene relación con alimentos, su diversidad, sus
productores o consumidores, con las estaciones, con la siembra o la cosecha. La
diversidad alimentaria es reducida a ocho productos básicos y agrupada en el
“índice compuesto de precios”.
Las estaciones son
reemplazadas por comercio durante las veinticuatro horas del día. La producción
de alimentos impulsada por la luz solar y la fotosíntesis es desplazada por
“consorcios ocultos de inversión”. La tragedia es que este mundo irreal está
creando hambre para gente real en el mundo real.
En The Food Bubble:
How Wall Street Starved Millions and Got Away with it –un artículo de
fondo para Harper’s – Fredirick Kaufman dice: “La historia de
los alimentos dio un giro sombrío en 1991, una época en la que nadie estaba
prestando mucha atención. Fue el día que Goldman Sachs decidió que nuestro pan
de cada día era una excelente inversión”.
Y la entrada de inversionistas
como Goldman Sachs, AIG Commodity Index, Bear Sterns, Oppenheiner and Pimco,
Barclays, permitió que la agroindustria aumentara sus beneficios. En el primer
trimestre de 2008, Cargill atribuyó su aumento de un 86% a beneficios en el comercio
de productos básicos. ConAgra vendió su filial comercial a un fondo de
inversión libre por 2.800 millones de dólares.
El juego para conseguir
beneficios en el precio del trigo quitó el alimento a 250 millones de
personas. La especulación ha separado el precio de los alimentos de su valor.
Como Austin Da-mani, un corredor de trigo dijo a Fred Kaufman: “Comerciamos en
trigo, pero es trigo que nunca vamos a ver. Es una experiencia cerebral”.
El alimento es una experiencia
ecológica, una experiencia sensorial, una experiencia biológica. Con la
especulación se ha removido de su propia realidad. Los mercados de granos
han sido transformados, con el comercio en futuros de los gigantes de los
granos en Chicago, Kansas City y Minneapolis en combinación con la especulación
por los inversionistas.
Y como dice el señor Kaufman:
“El trigo imaginario comprado en cualquier sitio afecta al trigo real comprado
por doquier”. Por lo tanto si no se "descomoditiza" el trigo se
negarán los alimentos a más y más gente; se lanza más y más dinero al
casino global, los procesos artificiales de especulación están incrementando
los precios de los alimentos y llevándolos fuera del alcance de millones de
personas.
Las reglas de la Organización
Mundial de Comercio, los programas de ajuste estructural del Banco Mundial y el
FMI y los acuerdos bilaterales de libre comercio han impuesto la integración de
economías locales y nacionales en el mercado global. Y ahora el sistema
financiero global está especulando en commodities alimentarias,
influenciando precios y el derecho a los alimentos de las personas más pobres
en el rincón más remoto del mundo.
El punto más alto en los
precios de alimentos del mundo comenzó a reaparecer en 2011. Según la
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación
(FAO), en enero de 2011 el índex de los precios de alimentos había aumentado
3,4% desde diciembre de 2010. El índice del precio de cereales estaba a 3% por
sobre diciembre, y al más alto nivel desde julio de 2008, pero todavía a un 11%
bajo su nivel más alto en abril de 2008.
En India, el precio de la
cebolla saltó de 11 rupias por kilo en junio de 2010 a 75 rupias por kilo en
enero de 2011. Los precios también subieron a pesar de que la producción de
cebollas había subido de 4,8 millones de toneladas en 2001-2002 a 12 millones
de toneladas en 2009-2010, mostrando que en un mercado impulsado por la
especulación no existe una correlación entre la producción y los precios. La
diferencia de precios entre la venta al por mayor y al menor fue de 135%.
Los alimentos que se han
colocado en un casino global sirven a los inversionistas especuladores y a
la agroindustria, pero no a la gente. Tenemos que sacar a los alimentos del
casino global y devolverlos a los platos de la gente. La democracia alimentaria
y la soberanía alimentaria solo pueden lograrse poniendo fin a la especulación
financiera.
Josette Sheeran, directora
ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos, relacionó la revolución egipcia de
2010 con el aumento de los precios de los alimentos. “En muchas protestas, los
manifestantes han blandido barras de pan o han mostrado pancartas expresando su
indignación por el aumento del coste de alimentos básicos como las lentejas.
Cuando se trata de alimentos, los márgenes entre estabilidad y caos son
peligrosamente finos. La volatilidad en los mercados se puede convertir
rápidamente en volatilidad en las calles y todos deberíamos mantenernos
vigilantes”.
La creciente preocupación por
la especulación con alimentos ha obligado a algunos bancos a dejar de invertir
encommodities alimentarias. Commerzbank de Alemania y Volksbanken
de Austria han sacado los productos agrícolas de sus productos de fondos
indexados. Deutsche Bank ya había hecho lo mismo. Es hora de que todos los
gobiernos y todas las instituciones financieras pongan el derecho al
limento por sobre el hambre de beneficios.
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