Las fuerzas alternativas y de
izquierda no sólo contendieron a la derecha nativa, también al capital
financiero supranacional que se encontraba pendiente de los comicios desde Frankfort y Bruselas, y a los grandes
medios de opinión (como el Financial Times) que desplegaron sistemáticamente la clásica "campaña del terror”, además de los gobiernos conservadores pro-euro.
Eduardo Febbro /18/06/2012 (desde Atenas)
El centroderecha Nueva
Democracia ganó las elecciones griegas, llevando alivio a las potencias
europeas, inquietas con el crecimiento de la izquierda, que quedó a menos de
tres puntos del ganador.
Grecia respaldó en las urnas
la oferta política del pasado. Los conservadores de Nueva Democracia, uno de
los dos partidos que, junto a los socialistas del Pasok, condujeron al país a
la más profunda desesperanza, ganó las elecciones legislativas con el 29,66 por
ciento de los votos. Nueva Democracia se impuso a la fuerza emergente de la
coalición de izquierda radical Syriza, que sacó 26,89 por ciento. El Pasok, con
12,28 por ciento, quedó en tercer lugar y con amplias posibilidades de formar
una coalición de gobierno con Nueva Democracia. Así, los dos sepultureros de
Grecia, ahora conocidos como los partidos pro austeridad, volverán a tener las
riendas del país. Sin embargo, si Syriza no consiguió los votos necesarios para
configurar una mayoría, sí confirmó en las urnas su espectacular progresión:
multiplicó por siete su caudal de votos desde 2009 y obtuvo 10 puntos más que
en las elecciones legislativas del pasado 6 de mayo (infructuosas por la
imposibilidad de formar gobierno). Nueva Democracia festejó su victoria en la
plaza Syntagma y la izquierda radical bailó su relativa derrota al compás de
“Avanti Popolo” en la plaza del Metro Universidad, distantes ambas 600 metros.
“Salvamos el euro y el país de un delirante rojo”, decía un militante de Nueva
Democracia que se paseaba por la plaza Syntagma con la bandera azul de su
partido. “En seis meses volvemos con 40 por ciento”, decía a su vez un
militante de Syriza en el acto del Metro Universidad, una explanada presidida
por una estatua de Atenea, diosa de la Guerra, la civilización, la sabiduría,
la estrategia y las artes, entre otros tantos atributos. Más filosófico,
Evangelos, un portero de noche de la zona de Syntagma, decía: “Ganaron los
ladrones, como siempre ha ocurrido en este país desde hace más de 40 años”.
Grecia votó ayer bajo la
inmensa presión ejercida por sus socios europeos y los medios del Viejo
Continente, que hicieron una campaña feroz y deshonesta a favor del continuismo
presentando la elección con los mismos argumentos que la derecha de Nueva Democracia:
a favor o contra del euro. Ganaron entonces el miedo y la austeridad. A las
once menos veinte de la noche el jefe de Syriza, Alexis Tsipras, reconoció la
derrota. Cuando llegó a la sede del partido los abrazos y la emoción eran los
de una noche de victoria. “Es una suerte para nosotros. Ellos se van a quemar
las alas y nosotros tomaremos el poder más legitimados”, decía sin rodeos un
militante de Syriza. La juventud estaba feliz. Por primera vez en muchos años
surgió de la nada una alternativa a la complicidad destructora entre la derecha
de Nueva Democracia y los socialistas. Pero también emergió la peor versión de
la extrema derecha, es decir, los neonazis del partido Amanecer Dorado, que
reiteraron en esta consulta el porcentaje del pasado seis de mayo, 7 por
ciento.
La victoria del líder de Nueva
Democracia, Antonis Samaras, es estrecha y lo obliga a pactar una coalición con
el Pasok. Ambos partidos empezaron anoche los regateos. El 30 por ciento de ND
equivale a un mínimo de 75 escaños, a los que hay que sumarles los 50 escaños
que se le otorgan como premio al partido más votado. Eso representa 125 escaños
y se les puede agregar el 12 por ciento del Pasok (33 escaños), lo cual conduce
a la mayoría de 161 dentro de un Parlamento con 300 bancadas. Sin embargo, la
posición hipócrita del Pasok podría hacer entrar en el juego a la izquierda
democrática del partido Dimar, que obtuvo 6,2 por ciento (17 escaños). El
primero en salir al paso de una solución política fue el líder del Pasok, el ex
ministro de Finanzas Evangelos Venizelos. “Un gobierno de responsabilidad
nacional supone la participación de varias fuerzas de izquierda”, dijo
Venizelos en alusión directa a la inclusión de Syriza en la coalición. Esta
opción es imposible: Alexis Tsipras rehúsa lógicamente entrar en un gobierno
compuesto por las formaciones que provocaron la hecatombe, que aprobaron los
planes de austeridad y que, encima, fueron elegidos para imponer todavía más
austeridad. El portavoz de Syriza, Panos Skorletis, reveló anoche que Tsipras
le había hablado por teléfono a Antonis Samaras para decirle que formara su
gobierno “sin Syriza”.
A los griegos no les dejaron
muchas opciones. El liberalismo europeo le planteó una encrucijada fatal: o el
rigor o la quiebra. La paradoja es teatral: los responsables de la primera
quiebra deberán aprobar nuevas medidas que se traducirán en más rigor. “Angela
Merkel y sus bancos nos condenaron a morir a fuego lento y con hambre o a pagar
hasta la eternidad comiendo migajas”, ironizaba Nikolas, un militante de
Syriza. Allí donde se mire, las cuentas son una soga al cuello de la sociedad
griega. El viernes pasado venció el plazo para el pago del segundo tramo del
préstamo de 130 mil millones de euros que el FMI y el Banco Central Europeo
decidieron otorgarle a Grecia el pasado 8 de marzo. Grecia tiene que recibir un
paquete de 8 mil millones de euros, sin lo cual, a partir del 20 julio, no
tendrá más dinero para pagar a sus funcionarios. Los bancos también tienen las
cajas vacías. Los griegos vienen retirando sus depósitos desde hace dos meses y
los bancos han dejado de financiar a las empresas. El sector privado perdió un
millón de puestos de trabajo en los últimos cinco años. Atenas recibió hasta
ahora 172 mil millones de euros mediante el rescate piloteado por Bruselas.
Pero nada mejoró. El desempleo afecta a 25 por ciento de la población, los
bancos necesitan ser recapitalizados y la sociedad existe y se mueve gracias,
en parte, a la férrea solidaridad de los lazos familiares. “Haremos lo que sea
necesario”, prometió anoche Samaras. Sin dudas, será lo que necesiten los
bancos y Alemania, cuyo país ejerció una presión de tenazas para que los
conservadores se quedaran con las riendas del poder. Un candidato “anti
austeridad” como Alexis Tsipras fue una pesadilla para Alemania. Por eso lo
hicieron pasar como un militante del antieuro, cosa que es totalmente falaz.
Angela Merkel usó a Grecia como modelo del escarmiento y logró forzar a golpe
de miedo, amenazas, intimidaciones y mentiras la victoria de una coalición que
no refleja en nada ni la voz de la calle, ni la apremiante situación en la que
se encuentra la gente. Pero entre lo nuevo amenazante –Syriza– y las argucias
de lo viejo conocido –Pasok y ND– las urnas optaron por los capitanes de mala
fama. Para la izquierda de Syriza la derrota tiene el sabor de un fruto dulce y
jugoso. Con Syriza nació en Grecia y en Europa una fuerza potente a la
izquierda del socialismo de gobierno, clientelista y corrupto. 26 por ciento de
los votos es un sueño. “Vivir para soñar, dice el refrán. Pero nosotros estamos
viviendo en carne propia lo soñado”, decía anoche una militante de Syriza.
La coalición de la izquierda
radical griega no sólo enfrentó en las urnas a sus adversarios políticos
locales, sino también a la maquinaría liberal más poderosa del planeta. La
edición alemana del Financial Times refleja hasta la vergüenza la agresión que
sufrió el pueblo griego. El Financial Times escribió: “Griegos, resistan a la
demagogia de Alexis Tsipras. El país sólo permanecerá en el euro con los
partidos que respetan los términos de los acreedores”. Pagar o morir. Sin
embargo, Grecia hizo de Syriza la segunda fuerza política del país. Mucho ante
tantos manejos y distorsiones sucias. Atenas amanecerá con la oligarquía
política que la llevó a la ruina negociando un pacto de gobierno. La llamada
“coalición del euro” tiene el destino en sus manos. Angela Merkel y los
mercados están contentos. La izquierda también. Ha sido apenas una vuelta más
de una pugna que recién empieza.
Gracias por la descripción Eduardo, aquí en México enfrentamos algo parecido a Grecia con Televisa, órgano detrás del que se agrupan los adinerados mexicanos, con una campaña feroz de miedo a la población para desviarla de sus aspiraciones legítimas de seguridad social y bienestar como son el mantenimiento de la educación pública, los servicios de salud y el salario digno, estamos en la misma lucha y lo del Financial Times es repugnante, no pierdas de visdta que ese diario esd parte del emporio económico Goldman Sachs que lucró con muchos millones de euros de la crisis griega, además es parte del conglomerago del que forma parte la calificadora Moody´s que ha drgradado interesadamente la calificación de Gracia, el denominador común de ellos, del Financial desde luego, es el mismo. Dada la adversidad, la posición lograda es un triunfo contundente. Sl2, CB
ResponderEliminarSaludos Carlos, como vemos en esta importante reseña de Eduardo Febbro, es probable que para las derecha griega la pirrica victoria le resulte contraproducente. Si bien la troika aprovechara esta coyuntura para maniobrar en favor del fortalecimiento de la sujecion de europa al Euro con politicas orientadas a impulsar un estado supranacional sobre la base de la moneda común y el gran capital financiero principalmente alemán, las fuerzas democráticas y progresistas deben hacer lo suyo, denunciando esta colusion y vinculandose con la poblacion aun mas. En este sentido la perspectiva de la izquierda es a desarrollarse. Como señalas, los grandes medios de informacion cumplen un rol especifico porque en el fondo representan a facciones y clases sociales especificas. En esta arena no hay voz neutral. Y en esta ocasión se han alineado con el gran capital artífice del "businessEurope" puesto que todo empresa informativa significa a la vez una fuerte inversión capitalista. Ojala que haya un salto cualitativo programático, en el sentido de hacer extensivo la propuesta de la izquierda radical, de reformar los recortes sociales y las politicas de austeridad, hacia la soberania monetaria y la independencia politica de Grecia como nacion creando condiciones para que emerga un claro sentimiento nacionalista - antiimperialista, pero ello solo la historia lo determinara y tambien la capacidad de los dirigentes mas avanzados.
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