Vicenç Navarro /22/08/2012
Para que los países de la Unión Europea así como EEUU salgan de la crisis (más profunda en la UE que en EEUU) se necesitaría que se interviniera en las causas que la generaron, lo cual no se está haciendo. En realidad, en los países de la UE, y muy en especial en los países de la Eurozona, las intervenciones públicas van claramente en sentido opuesto a lo que debería hacerse.
Veamos causa por causa. Una de las más importantes es la reducción de la capacidad adquisitiva de la mayoría de la población y su profundo endeudamiento. A los dos lados del Atlántico Norte, las rentas del trabajo como porcentaje de la renta total de los países han ido descendiendo en los últimos treinta años (y ello a pesar que el porcentaje de la población empleada ha ido subiendo, al menos hasta que comenzara la crisis, en 2007), y ello como consecuencia de las políticas públicas neoliberales que han favorecido sistemáticamente las rentas del capital a costa de las rentas del trabajo. Además de estas políticas públicas, contribuyeron a esta reducción de las rentas del trabajo (causada primordialmente por la reducción de los salarios), la revolución tecnológica en el mundo del trabajo, sustituyendo fuerza de trabajo por tecnología y la globalización económica con la desregulación de la movilidad de capitales y movilidad del trabajo. El desplazamiento de áreas de producción a China, por ejemplo, ha facilitado la reducción de los salarios en ambos lados del Atlántico Norte.
Siendo importante estos dos factores –la tecnologización del trabajo y la globalización económica- en la reducción de las rentas del trabajo, su impacto en realidad ha sido menor en comparación con las medidas tomadas dentro de cada Estado-nación contra el mundo del trabajo, mediante las continuas desregulaciones del mercado de trabajo así como otras medidas encaminadas a debilitar al mundo del trabajo, incluidas medidas antisindicales. Países, como Suecia, han estado muy integrados en la economía mundial y, sin embargo, han manteniendo salarios altos como consecuencia del considerable poder político de los sindicatos y de los partidos progresistas que han regulado sus mercados laborales para impedir que la globalización afecte negativamente a los salarios. Es importante subrayar este punto puesto que se enfatiza con excesiva frecuencia las dimensiones internacionales sin prestar suficiente atención al conflicto de clases dentro de cada Estado-nación.
La segunda causa de la crisis, relacionada con la primera, ha sido el enorme crecimiento de las rentas del capital, resultado, como dije antes de las políticas neoliberales que han favorecido a tales rentas. La riqueza producida en la sociedad durante los últimos treinta años, consecuencia primordialmente del aumento de la productividad, ha ido más encaminado a aumentar las rentas del capital que las del trabajo.
Las causas del endeudamiento y de la especulación financiera
La reducción de estas últimas rentas ha producido un enorme endeudamiento que ha beneficiado en gran manera a la banca, cuya dimensión ha crecido exuberantemente a los dos lados del Atlántico. Uno de los fenómenos más característicos de este periodo neoliberal ha sido que las empresas (sobre todo medianas y pequeñas empresas) y las familias se han ido endeudando más y más, causando este aumento del sistema financiero. A más endeudamiento, más negocio de la banca. Las grandes empresas, por cierto, tienen, por lo general, menos necesidad de endeudarse porque tienen gran cantidad de liquidez que les permite autofinanciarse. En realidad, muchas de estas grandes empresas, como gran número de empresas del automóvil, tienen sus propios negocios de crédito para facilitar la compra de sus productos. Pero la mayoría de las empresas y de la población necesitan cada vez más y más crédito.
Por otra parte, la creciente disminución de la capacidad adquisitiva de la población (que explica el crecimiento de su endeudamiento) también determina una escasez de demanda de bienes y servicios que es uno de los problemas económicos más graves que tiene la economía a los dos lados del Atlántico. No hay demanda con lo cual la economía productiva, donde se producen los bienes y servicios, está estancada. Ello explica que su rentabilidad es menor que la alcanzada en actividades especulativas como la propiedad inmobiliaria o los sectores de alto riesgo (o Hedge Funds), que es donde el gran capital (cuyas rentas han ido creciendo en dimensiones superlativas) está invirtiendo. De ahí la gran expansión de las actividades especulativas dentro del sector financiero (sobre todo bancos, compañías de seguros y fondos de alto riesgo), actividades facilitadas por la desregulación de los mercados financieros. Consecuencia de ello es que las rentas del 1% de renta superior en ambos lados del Atlántico Norte se han disparado, invirtiéndose primordialmente en actividades especulativas.
La tercera causa, consecuencia de la segunda, es que está concentración de las rentas, muy centradas en el sector financiero, tienen un enorme poder mediático y político. Hoy su influencia en las instituciones políticas es abrumadora y tal influencia, se realiza en parte, a través de los medios. Todos los mayores medios de información españoles, por ejemplo, están profundamente endeudados. Muchos de los rotativos de mayor difusión tienen banqueros o personal próximo al capital financiero en sus consejos de dirección.
El caso más claro de dominio de las instituciones públicas por parte del capital financiero es el Banco Central Europeo, que en realidad es un lobby de la banca y muy en especial de la banca alemana y del Bundesbank. Un tanto parecido ocurre con la Comisión Europea (muy sensible a los lobbies de la banca) y con el Fondo Monetario Internacional. Estas instituciones son las que gobiernan hoy la Eurozona.
Este enorme poder político del capital (predominante, pero no exclusivamente, del capital financiero) es facilitado por la cuarta causa, que es el enorme debilitamiento del mundo del trabajo y sus instrumentos, incluyendo los partidos de izquierda. Parte de su debilidad está basada en su adaptación e incluso incorporación al pensamiento neoliberal (como ha ocurrido en los partidos afines a la Tercera Vía, tales como Partido Socialdemócrata Alemán, el Partido Laborista Británico y el PSOE durante el gobierno Zapatero). Contribuye a este debilitamiento la ausencia de países con experiencias que pudieran considerarse alternativas y amenazantes para el sistema actual. Es importante entender que la salida de la Gran Depresión en EEUU fue consecuencia de una enorme agitación social, dirigidas por partidos como el partido comunista y el partido socialista, inspirados por la Revolución Bolchevique y la Unión Soviética, que causó la respuesta del presidente Franklin Roosevelt, (cuya esposa Eleanor Roosevelt alentó tal agitación), con el New Deal. Hoy no existe una agitación de tales dimensiones que represente una amenaza para el sistema, lo cual explica la falta de respuesta de las estructuras de poder a las demandas populares a favor del cambio.
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