Mediavilla Margarita Pascual /1 de noviembre de 2012
Es, probablemente, demasiado
simplista achacar toda la crisis económica al precio del petróleo y no se puede
negar que, en estos momentos, los problemas financieros son los más inmediatos.
Sin embargo, no deberíamos olvidar que, desde el año 2004 hasta ahora, el
precio del petróleo se ha multiplicado por cuatro, y es evidente que esto
afecta a todos los sectores de la economía: hunde a las compañías aéreas,
inhibe el comercio internacional, encarece el turismo, hace menos atractiva la compra
de coches, hunde a agricultores y ganaderos por el precio de los insumos, hace
más caros los alimentos… en definitiva, hace mucho más difícil el crecimiento
de todos los sectores que dependen de él, sobre todo en los países que no lo
producen.
La verdad es que, con todas
las consecuencias que tiene, lo difícil es no caer en la tentación de
atribuirle al alto precio del petróleo la responsabilidad de la crisis global.
Además, es posible que sus consecuencias vayan mucho más allá del aumento de
costes y quizá tengan razón los que argumentan que las relaciones entre la
energía y la economía son muy estrechas y el petróleo está incluso en la base
de la crisis financiera actual.
A principio de los años 70 un
geólogo norteamericano llamado Hubbert se preguntaba qué sucedería con la
economía mundial si el consumo de energía empezara a declinar. Esto le
preocupaba especialmente porque él había observado que los yacimientos de
petróleo siguen una curva de extracción en forma de campana, de forma que,
cuando se ha explotado aproximadamente la mitad, la extracción se hace
forzosamente más lenta. Hubbert estimaba que en torno a 2005 se alcanzaría el
máximo de extracción de petróleo de todos los pozos, tanto descubiertos como
por descubrir, y ese momento marcaría el techo de toda la energía. Su teoría se
había visto confirmada en EEUU, que en 1970 había empezado a disminuir su
producción, como él había previsto 20 años antes.
Hubbert observaba que hay dos
construcciones humanas en constante crecimiento: la de la riqueza real de los
bienes materiales y la del dinero. También observaba que el dinero tiende a
crecer en virtud del sistema bancario basado en el préstamo con interés, ya que
el interés provoca un constante crecimiento de la masa monetaria. Hubbert
pensaba que este crecimiento monetario debía estar respaldado por un
crecimiento paralelo de la riqueza física: si el dinero crece y no lo hace la
riqueza física, el aumento del dinero se convierte en puramente especulativo,
es sólo inflación.
Además, la riqueza física está alimentada con energía en todos sus aspectos, ya que la energía es, por definición, la
capacidad de realizar todo tipo de trabajos.
El consumo de energía y el
volumen monetario han crecido de forma paralela durante décadas ¿Qué pasará el
día que la energía no pueda crecer al mismo ritmo que el dinero porque se
alcanza el pico del petróleo? Hubbert hablaba de se produciría una “inestabilidad
financiera a gran escala” hasta que se implantase un sistema monetario basado
en interés cero y esto permitiera una economía no basada en el crecimiento y la
estabilidad entre el mundo físico y el mundo del dinero.
Es hora de ver si las
intuiciones de Hubbert eran correctas, ya que cada vez es más evidente que
estamos viviendo el pico de la producción de petróleo mundial tal y como
Hubbert predijo. La propia Agencia Internacional de la Energía ha reconocido
oficialmente que el petróleo convencional (es decir, lo que Hubbert consideraba
petróleo) alcanzó su máximo de extracción en 2006 y, aunque ahora estamos
intentando cubrir la demanda con petróleos de muy baja calidad y
biocombustibles, se observa que la producción total de todo tipo de líquidos se
ha estancado mientras su precio sube sin parar. Viendo el estancamiento del
petróleo y los problemas económicos mundiales actuales, es difícil no
preguntarse si la actual crisis no es, simplemente, esas “inestabilidades
financieras a gran escala” de las que Hubbert hablaba hace 40 años.
¿Y si realmente no tuviéramos
una crisis financiera sino algo mucho más profundo y complejo? ¿Y si
estuviéramos viendo que los recursos naturales y la energía, que han sido poco
relevantes durante décadas, se vuelven los actores más importantes de la
economía? ¿Y si viéramos cómo crecen los países ricos en recursos naturales
como los latinoamericanos y decrecemos los países europeos con fuerte demanda
pero muy pocos recursos (especialmente desde que los yacimientos de petróleo
del Mar del Norte en el año 2000 entraran en un severo declive)? ¿Y si la
actual crisis fuera completamente diferente a las anteriores porque estaríamos
viviendo un enorme cambio histórico marcado por el colapso del sistema bancario
basado en la deuda y el crecimiento? ¿Y si estuviéramos viendo que esta
globalización tiene serios problemas porque se ha basado en un comercio
internacional que requiere mucho petróleo barato? ¿Y si eso que llamamos crisis
financiera no fuera nada más que… el declive del petróleo?
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