sábado, 8 de octubre de 2011

A más capitalismo, Marx Socialismo


John Ochoa
Colectivo Los

 Amautas                                                                                                                                                                                             “¿Qué sentido tiene la democracia?
¿Para qué sirve el voto de los ciudadanos
 si resulta que, a fin de cuentas, mandan los mercados?”
-Generación Sin Futuro-
Ignacio Ramonet*


La crisis del capitalismo imperialista ingresa a épocas de serios y complejos desmoronamientos. La crisis es estructural y espiritual sentenciaría José Carlos Mariátegui, el Amauta Peruano en los albores del siglo XX.

En tanto el Capitalismo es mundial, no podrán escapar de esta crisis honda ni las mejores economías del mundo. Ni sus administradores pro-imperialistas tienen clara la adecuada e inmediata resolución a la crisis sistémica mundial. El ministro de Finanzas de Suecia, Anders Borg con seño perplejo intenta una explicación a la población, dice: “Existe una situación problemática en la economía mundial. Lo que estamos viendo es que una ola tras otra de la tormenta de las insolvencias está alcanzando la economía sueca”. Y en la misma dirección, el economista Mats Persson,  catedrático de la Universidad de Estocolmo refrendó con mayor precisión las afirmaciones de Borg: “Somos un país muy dependiente de la exportación – desde luego, no de materias primas-, así es que,  si hay una recesión en el resto de Europa, entonces se dañará nuestra industria exportadora. Hasta ahora no lo hemos visto, pero inevitablemente sucederá”.


Desde la caída de Glitnir, el Banco Islandés más poderoso en Noruega, sus consecuencias remecen los muros de la estabilidad paradisiaca vivida en Oslo.  En Dublín el gobierno Irlandés inmediatamente presentó un plan de ajuste, que implica entre otras cosas, la eliminación de 24 mil 750 funcionarios públicos que quedarían sin trabajo, recorte de más de 4 mil millones de dólares en prestaciones sociales. El Impuesto del Valor Agregado IVA (IGB), subirá hasta el 23%. A la vez, la presidenta Mary McAleese, señaló que elevará la tasa de jubilación de 65 a 68 años y sin modificar el sueldo de las pensiones. Y por si fuera poco, cobrarían un 10% menos de lo habitual. El paquete de medidas comprende un encarecimiento notable en el sector de la educación. Y finalmente se reducirá el salario mínimo profesional a 10 dólares por hora. Cotizada antes de la crisis en 30, 40 y hasta 50 dólares la hora.

Francia arde contra las tiranías de explotación mediante las reformas jubilatorias de Sarkozy. Italia marcha contra las medidas de ajuste de Berlusconi. Egipto batalla contra la crisis financiera que estalla en miles de voces agitadas en El Cairo. Así mismo, El movimiento de los Indignados en España estremece al socialismo momificado de Zapatero. Islandia sufre la catástrofe financiera en el mismo centro del Reyjavikc. Y en Alemania se afilan movimientos sociales contra Angela Merkel por el lanzamiento de su presupuesto riguroso que a decir de Joseph Stiglitz afectará prácticamente a todos los sectores sociales; porque según la misma Merkel, eliminarán entre 10 mil y 15 mil empleos públicos. En la misma orientación, David  Cameron, primer ministro británico indicó que su gobierno, “prepara recortes dolorosos en el gasto público para intentar atajar el creciente déficit público de 156 mil millones de libras esterlinas, más de 226 mil millones de dólares”. En Portugal la clase obrera nuevamente encontró el sentido de luchar por lo suyo y en las calles de Lisboa se pintan las paredes exigiendo muerte al Capitalismo.

En Grecia el gobierno dizque socialista del binomio Papoulias – Papandreou, busca aplicar el plan de austeridad dictaminada por la denominada Troika (FMI-BM- BCE), que implica rebajar en 40% los salarios y afina con despedir a 30.000 mil trabajadores. En consecuencia la masa social nuevamente se hace sentir en Atenas al unísono: “Muera el Capitalismo”. El imperio que se creyó siempre el todopoderoso viene gestando en su propio vientre un multitudinario movimiento denominado: “Occupy Wall Street” (ocupemos el Wall Street), a la que se han sumado solidariamente importantes intelectuales como el lingüista y filósofo Noam Chomski. Israel que significaba la panacea del imperio en el medio oriente, vive su diáspora económica. Y ante el clamor del millón de masas, asiste desesperado y represivo contra quienes forman un torrente arrollador en las calles de Tel Aviv contra el Imperialismo.

Y en Latinoamérica, la juventud nuevamente emerge desde el Sur, precisamente desde las  arterias mejor “trabajadas” del capitalismo salvaje, desde esa herencia emputecida neoliberal que Pinochet meó, la juventud responde con mecha encendida al Grito Cordobés de hace ya un siglo. Entonces esta juventud latinoamericana reemprende a encender las praderas universitarias de acciones incontenibles. Su euforia está cimentada en años de indignación acumulada. Y sus esfuerzos se hacen sentir con proyecciones continentales de carácter histórico-sociales. Y sus rebeldías se cuecen en las calles aprendiendo a armar barricadas contra las políticas neoliberales que les impusieron como recetas labradas bajo los paradigmas del Consenso de Washington.

El mundo arde y en el Perú, el aceitoso ex mandatario se empecinaba en actitud vocinglera repetir que éramos envidiados en esta parte del globo por ser ya un país del primer mundo”.  Increíble zafarrancho de este pobre hombre que decidió convertir su cerebro en la prolongación de su tubo digestivo, como alguna vez sentenciara Manuel González Prada contra la aristocracia de entonces. Y es que verdaderamente cuánto dista la seriedad de la alucinada demagogia del inflado ex presidente de los peruanos, quien en su salvajismo insuperable sigue lanzando proclamas en sus trasnochadas visitas, en la Colombia de Gabriel García Márquez espetó: “La crisis europea es una oportunidad para crecer”, generando naturales espasmos entre alguna serenidad de los participantes en el V Foro Internacional sobre la Cuenca del Pacífico. Y entre tanto en Lima el otrora empleado alanista, Miguel Castilla, actual títere del MB, y el FMI, y el buen regentador de la “miseria” estatal burocrática ha dicho: “De verdad yo también le prendo una velita todos los días y rezo de que la China no se nos caiga”, dignísimo economista resultó este auténtico, hijo de cipriani (sí, así con minúsculas). Es decir si no hay imperios, si no hay chinas, si no existieran europas, y  si no existiera Norteamérica, ¿qué serían de estos cuadrúpedos encorbatados?

En fin, lo cierto. Lo real, es que vamos arribando a guerras cada vez  más cruentas, y es a donde el salvajismo de un sistema voraz nos encamina. Donde sus más despreciables intelectuales con aires de canallas entendidos abonan sus teorías elitistas con fines puramente mercenarios y de protección de sus amos de turno. En este contexto de desencantos y rompimientos inevitables del “pensamiento unipolar”, aparece nuevamente en escena la clase trabajadora en el mundo levantando las banderas de necesarios cambios en las estructuras del sistema capitalista. Y se enfilan en grandes destacamentos y marchan obedecidas en la plétora marxista de “Proletarios de todos los países, uníos”.

Todos estos acontecimientos son movimientos que se han venido cociendo en el fragor de las contradicciones que la lucha de clases viene expresándose en esta hora mundial de consecuencias incalculables. Y es que esta hora dramática de la historia mundial, no es solo la lucha por mejoras salariales, no es solamente la pelea por reformas laborales. Tampoco se resume en la pura exigencia de una estabilidad laboral de la clase trabajadora. Y menos estriba en el canto de la juventud por solo reformas educacionales superficiales. Las luchas que se aproximan tienen su luz de largo aliento, y van a tener que ir más allá de las reivindicaciones puramente economicistas y en muchos casos económicas.

Esta batalla en sí misma, es la batalla incluso por la supervivencia de la especie. Lo cual implica pelear por la preservación de nuestro hábitad. Por ello la voz de orden del siglo es: combatir contra la degradación del planeta y todo lo que comprenda su preservación. Y ello sólo será posible destruyendo el sistema avasallador y degradador que hoy por hoy se resiste en pasar al basurero de la historia; y con manotazos de ahogado viene poniendo en las calles del mundo a millones de hombres listos por dar su última batalla por la humanidad y sobre todo los humildes. Estas muchedumbres llevan en sus esencias banderas que flamean al compas del grito que los anima que es la forja irrecusable por el Socialismo. Y ciertamente, no estamos hablando del socialismo momificado, no nos referimos del socialismo reformista y degenerado; estamos afirmando el Socialismo Científico y creador, el de la alegría y la colectividad. Es decir la del Socialismo ungido en las savias del gigante de Tréveris: Karl Max.

Y con esto no estamos afirmando que sea ya definitivamente, el fin del Capitalismo como  muchos entusiastas desentendidos vienen pregonando. Nos atrevemos a plantear que lamentablemente aún estos gritos y estas vanguardias carecen de las herramientas necesarias para las añoradas y auténticas transformaciones sociales y económicas. Y el Capitalismo ha demostrado saber renovarse, y sus corifeos vienen haciendo esfuerzos por relanzar formas de paliar la crisis. Mario Vargas Llosa ha dicho que esta “democracia” es la mejor, es la insuperable y por eso no se deben dar razones a la izquierda mundial para que se fortalezca. Ha dicho este mercenario global increíblemente, que el culpable no es el sistema, sino son unos cuantos desadaptados.

Lo que tenga que suceder, sucederá. Como evalúa el español Ignacio Ramonet: “El mundo ha ido a peor. Las esperanzas se han desvanecido. Por vez primera desde hace un siglo, en Europa, las nuevas generaciones tendrán un nivel de vida inferior al de sus padres. El proceso globalizador neoliberal brutaliza a los pueblos, humilla a los ciudadanos, despoja de futuro a los jóvenes. Y la crisis financiera, con sus "soluciones" de austeridad contra las clases medias y los humildes, empeora el malestar general. Los Estados democráticos están renegando de sus propios valores. En tales circunstancias, la sumisión y el acatamiento son absurdos. En cambio, las explosiones de indignación y de protesta resultan normales. Y se van a multiplicar. La violencia está subiendo...” Y en las condiciones en que se encuentra el movimiento social de masas aún tendrá que madurar, sobre todo las del orden volitivo, la del orden espiritual. La fuerza revolucionaria en las masas expoliadas para lograr pasar a nuevas formas de la lucha de clases no solo se puede medir por el grado de indignación de los pueblos. Requiere dotarle de teoría revolucionaria para que esas praxis sean efectivamente revolucionarias. Por estas características del movimiento mundial, es previsible que el Capitalismo supere esta crisis. Se parchará para seguir exprimiendo lo que queda por arrasar. Y posiblemente el modelo económico y político del sistema chino, será el encargado de ser el nuevo referente para la supervivencia del Capitalismo en sus nuevas formas de explotación social. O así como vienen planteando algunos teóricos, quizá estás luchas aterricen en arrancar un “Capitalismo Populista” en el curso del nuevo siglo.

Entre tanto, habrá que caracterizar seriamente este contexto histórico que nos ha tocado vivir. Mientras tanto, consideramos que en esta etapa de lucha mundial corresponde la FORMACIÓN DE NUEVOS CUADROS JÓVENES. Los que tendrán que fundirse en las diversas manifestaciones que la lucha de clases nos demanda, hasta alcanzar su papel dirigente revolucionario en los próximos decenios.

(*) Ignacio Ramonet, Periodista español. Presidente del consejo de administración y director de la redacción de Le Monde Diplomatique en Español.

No hay comentarios:

Publicar un comentario