miércoles, 1 de agosto de 2012

La hoja de ruta de Merkel y Draghi: un 'cortafuegos' para España e Italia

Pedro Calvo /1/08/2012 

Se acerca del 'Día D'. Tendrá lugar mañana, una jornada con una agenda impropia de agosto. Pero así se las gasta esta crisis, que apenas da respiro. La jornada del jueves tiene casi de todo: subasta de deuda por parte de España; un encuentro entre el presidente español, Mariano Rajoy, y el primer ministro italiano, Mario Monti; y, sobre todo, la reunión mensual de política monetaria del Banco Central Europeo. El BCE y Alemania quieren más recortes antes de ayudar a España.


Esta última es la principal cita de todas. Está llamada a ser la referencia que marque un antes y un después en la crisis de la deuda soberana de la eurozona. El punto de inflexión definitivo para que Europa, a través del BCE, dé un puñetazo definitivo en la mesa y disipe las dudas sobre el futuro del euro. El punto de apoyo a partir del cual el presidente de la institución monetaria, Mario Draghi, y la canciller alemana, Angela Merkel, marcarán el territorio. Porque son ellos, sus manos, los que mecen el euro.

1.- No va más: son la tercera y la cuarta economía de la región...

La situación en España, principalmente, e Italia, comenzaba a ser demasiado alarmante. Con el rendimiento de los bonos españoles a 10 años camino del 8% y la prima de riesgo española ampliamente por encima de los 600 puntos básicos, el mercado asumía que su situación era insostenible y que, en caso de estallar -bien a través de un rescate total o de un impago de la deuda-, Italia seguiría sus pasos de inmediato. Y tratándose de la tercera y la cuarta economía de la eurozona, respectivamente, la magnitud de sus problemas conducía a un fin ineludible: la desintegración del euro.

Así estaban las cosas hasta el pasado jueves. Porque todo cambió desde entonces. Y lo hizo de la mano de Mario Draghi, que mudó su discurso en Londres. Aseguró que el euro es un proyecto "irreversible"; que hará "lo que sea" para salvarlo, algo que ahora pasa por ayudar a España e Italia; que esa actuación "será suficiente"; y que las elevadas primas de riesgo, en la medida en que dificultan la transmisión de la política monetaria, "están dentro del mandato" del BCE. Vamos, un mensaje radicalmente distinto al lanzado apenas cuatro días antes, cuando afirmó que "no es función del BCE solucionar los problemas financieros de los países".

Un cambio semejante, un viraje tan pronunciado, que compromete al BCE porque le 'condena' a adoptar decisiones enérgicas en la reunión de mañana para no decepcionar a los inversores y reconducir la situación, sólo puede producirse si está consensuado con Alemania. La sombra germana sobre el BCE es muy alargada y, según fuentes del mercado, es "imposible" que Draghi dé ese paso sin el 'permiso' de Merkel y del ministro de Finanzas teutón, Wolfgang Schäuble.

2.- ... y Alemania y sus bancos no son invulnerables

Esas mismas fuentes reconocen que el cambio 'apadrinado' por el Gobierno alemán se debe, precisamente, a que Berlín está sintiendo que la economía alemana no es invulnerable. Y mucho menos su banca, cargada como está de deuda financiera española. De ahí que esté dispuesto a hacer concesiones, empezando por la reunión de mañana, para interponer un cortafuegos definitivo que salve del contagio a España e Italia.

De lo contrario, Alemania también sufrirá, tal como lo demuestran varias de las últimas estadísticas conocidas. Por ejemplo, el índice de actividad empresarial cayó en Alemania hasta los 43,3 puntos en julio, el peor dato desde junio de 2009 y un aviso serio de que la economía germana también podría contraerse. En un horizonte en el que a Merkel le esperan una elecciones federales en el otoño de 2013, un debilitamiento adicional de la economía no representaría la mejor carta de presentación ante los votantes.
Considerando estos datos, Alemania parece dispuesta a mostrarse menos inflexible. Y nada mejor para ello que el 'escaparate' que ofrece el BCE. Sobre la mesa, varias opciones. La más sencilla, rebajar los tipos de interés, que están en el 0,75 por ciento. Pero tras lo dicho por Draghi, no será suficiente. El resto de las variantes pasa por suministrar más liquidez a la banca, o con nuevas operaciones a largo plazo (LTRO) o suavizando las exigencias para acceder a la financiación de la institución; activar nuevos programas para la compra de deuda privada, como los que ya ha puesto en marcha en dos ocasiones para adquirir cédulas hipotecarias; o retomar las compras de deuda por parte del BCE o acelerar los procesos para que lo haga la FEEF.

3.- No hay pociones mágicas ni soluciones gratuitas

Ahora bien, Alemania tampoco tiene previsto tirar la casa por la ventana. Berlín teme que hacer todas las concesiones de golpe puede conducir a la autocomplacencia, esto es, que los Gobiernos de España e Italia no hagan los ajustes ni acometan las reformas que, a su juicio, necesitan. Ayer lo volvió a demostrar, cuando fuentes del Ministerio de Finanzas matizaron que, por el momento, no es necesario conceder licencia bancaria al Mecanismo de Estabilidad (MEDE), es decir, el fondo de rescate permanente que relevará al fondo actual, la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (FEEF) en el futuro.

En las últimas jornadas, la posibilidad de que el BCE concediera ficha bancaria al Mede había ganado enteros. Al poseer licencia para actuar como un banco, el Mede podría tener acceso a la financiación del BCE, con lo que podría ver incrementada su munición, que actualmente asciende a 500.000 millones de euros. Al aumentarla, dispondría de más recursos para ayudar a países en apuros.

Alemania, sin embargo, no está dispuesta a dar este paso por ahora. "Está claro que el Mede no debería llegar a ser el banco malo del BCE", ha declarado el portavoz parlamentario de presupuestos de Angela Merkel, Nortbert Barhle, al rotativo 'Tagesspiegel'. De este modo, las autoridades germanas constatan que, para ellas, sigue siendo muy relevante el riesgo moral. Es decir, temen que los acuerdos europeos o los cortafuegos que se apliquen sean interpretados como un 'premio' a los países que acumulan importantes desequilibrios públicos.

Por el momento, los planes de Berlín son otros. Alemania quiere controlar el proceso, algo que, por ejemplo, no puede hacer cuando el BCE compra deuda directamente en el mercado. Sus preferencias consisten en que los países se comprometan a los recortes y ajustes de antemano, como condición previa o bien para acceder a que el BCE retome las compras de deuda, aparcadas durante las 20 últimas semanas, o bien para acelerar el proceso mediante el que el fondo de rescate adquiera bonos españoles o italianos.

4.- El Bundesbank como guardián de la ortodoxia

Los expertos ya descontaban las reticencias de Alemania. Sobre todo, por parte del Bundesbank, el banco central germano, que ayer, y por si quedaban dudas, reiteró que el mandato del BCE es "la estabilidad de los precios". Con el 'Buba', como se le conoce coloquialmente, como guardián eterno de la ortodoxia, Draghi tendrá que negociar continuamente con su presidente, Jens Weidmann, para ver hasta dónde puede llegar.

"Naturalmente, ahora hace falta que el presidente del BCE venza la resistencia del presidente del Buba", avisa José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España, para subrayar uno de los principales desafíos que Draghi encarará mañana.

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