"Con la crisis, la gente
ha visto que en EE UU también hay diferencias de clase" ( Susan Sarandon)
02/10/2012
Conciencia oficial de
Hollywood, grandísima actriz ganadora de un Oscar por Pena de muerte y, en las
distancias cortas, mujer arrebatadora a los 65 años. Susan Sarandon, que
estrena ahora 'El fraude' junto a Richard Gere, no puede evitar vivir apasionadamente.
"Soy muy intensa", reconoce.
En un sistema de promoción de
películas que consiste en entrevistas aceleradas de seis minutos, Susan
Sarandon es una de las pocas actrices que es capaz de profundizar en ese tiempo
récord. Política, filosofía de vida y sentido del humor caben en cada una de
sus respuestas. Combinando activismo y optimismo, Susan Sarandon tiene la
excusa perfecta para reflexionar sobre sus temas favoritos gracias al filme El
fraude, thriller que se estrena este viernes en España sobre el doble rasero de
la Justicia o, dicho de otra manera, la impunidad de las élites económicas.
Con él inauguró el Festival de
San Sebastián, donde ofreció esta entrevista. "Por lo menos, después de la
crisis financiera, la gente ha entendido que en Estados Unidos hay diferencias
de clase como en todo el mundo, cosa que antes no pensaban. La gente habla de
cómo un 1% de la población controla casi la totalidad del dinero y eso antes no
sucedía", explicaba.
Susan Sarandone en 1993
reivindicó desde los mismísimos Oscar de Hollywood junto a su expareja Tim
Robbins la acogida de los haitianos enfermos de sida aislados en la base
norteamericana de Guantánamo y fue omnipresente en todas las protestas contra
la Administración de George W. Bush.
Esta es nuestra vida y lo que
cuenta es el ahora "Hollywood no es político. Creo que la gente a veces no
quiere trabajar conmigo porque piensan que no tengo sentido del humor. Pero mi
actitud no me pone en riesgo allí. Me pone en riesgo el recibir amenazas de
muerte, el hecho de que la gente tenga tanto miedo o que escriban cosas de mis
hijos en la prensa más iracunda. Eso sí que me ha aislado y ese es un camino
muy solitario", reconoce.
Pero después de haber alertado
durante años sobre los abusos del sistema, Sarandon asiste con atisbos de
ilusión a su colapso.
"La gente está empezando
a hacer lo que siempre había querido porque se ha dado cuenta de que lo que se
suponía que tenían que hacer no les ha funcionado. Vivir tu vida pensando que
lo que haces supone una garantía, sea vida, amor, finanzas... es una locura, no
funciona", asegura. "Estamos en una sociedad, especialmente por la
religión y esto es un país católico, donde tienes que vivir tu vida esperando a
la recompensa posterior. Eso es un error, esta es nuestra vida y lo que cuenta
es el ahora", añade.
Su personaje en El fraude, una
mujer que entiende su matrimonio con Richard Gere casi como una transacción
sentimental, la opone a su apoyo a los indignados de Wall Street, movimiento
con el que ha acabado algo decepcionada por su cinismo. "Iba allí
periódicamente y les preguntaba, ¿qué tiene que hacer una enfermera en medio
del país que no puede venir aquí? Y ellos me contestaban que esa no era su
labor. Cuando tenía la edad de estos chavales, quería cumplir cosas muy
específicas, la gente se iba de nuestras asambleas sabiendo lo que tenía que
hacer. Ellos han emprendido un diálogo pero no sé si esperan respuestas",
dice.
Tienes que fracasar. Tienes
que cometer cuantos más errores mejor Y, como su propia película, en la que
Richard Gere acaba desestabilizando la vida de todos los que les rodean para
evitar la bancarrota de su compañía de especulación inmobiliaria, Sarandon está
totalmente a favor de desmontar esa sociedad obsesionada por el éxito.
"Tienes que fracasar. Tienes que cometer cuantos más errores mejor. Es la
manera de encontrar tu voz, de saber lo que quieres y lo que eres",
asegura una actriz cuya carrera ha pasado por fases completamente diferentes.
Desde su condición de rubia
tonta en Rocky Horror Picture Show a musa de Louis Malle en La pequeña o
Atlantic City, de su resurgir en los noventa con Thelma y Louise y Pena de
muerte y a un inesperado apogeo como mujer de atractivo otoñal en Alfie o en El
fraude, Susan Sarandon está abierta a lo que venga.
"Creo que uno de mis
dones es que cuando algo se cruza en mi camino de manera inesperada, me doy
cuenta y cambio mi dirección. La vida tiene más imaginación que yo misma",
resume. "La vida es totalmente irónica. Ahora poseo franquicias de mesas
de ping pong. ¿Crees que hay algo más cómico que eso? Adoro la ironía. Es el
único requisito que le pido a un hombre para estar conmigo. Si no la tiene, no
tiene ninguna opción", concluye.
Más información: Dear Cinema, here&now
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