Félix Jiménez /24/11/2012
Diversos análisis de la actual
crisis internacional coinciden en que nos espera un largo estancamiento de las
principales economías del mundo, debido al sesgo de sus gobiernos hacia las
medidas de austeridad fiscal. Más precisamente, se dice que la llamada
consolidación fiscal impuesta a la periferia europea y el posible abismo fiscal
(recorte de gasto y subida de impuestos) que le espera a los EE.UU. al inicio
del próximo año, junto a los conflictos sociales que ello genera, constituyen
los principales frenos para salir más rápido de la actual recesión
mundial. De acuerdo con este pronóstico, China y otros países están
orientando su estrategia de crecimiento hacia los mercados internos.
En un
escenario de estancamiento de la economía mundial, las estrategias exportadoras
impulsadas en las últimas décadas, y en las que se embarcaron muchos países
como el nuestro apostando por la especialización y descuidando su desarrollo
industrial, ya no pueden asegurar la sostenibilidad del crecimiento.
La estructura productiva
que heredamos del neoliberalismo
Tres décadas de neoliberalismo
han consolidado una estructura productiva de servicios de baja productividad y
primario exportadora. El crecimiento ha sido y aun es impulsado por los altos
precios de los minerales y es liderado por los sectores de producción de no
transables: comercio, servicios y construcción. Estos tres sectores crecieron
por encima del promedio durante el período 2001-2011, mientras la agricultura y
la manufactura sufrieron un rezago relativo. Los datos de enero a setiembre de
este año también confirman este estilo de crecimiento. Durante los primeros
nueve meses de este año respecto a similar período de 2011, el crecimiento del PBI
fue de 6.28%. Los sectores que crecieron por encima de este promedio fueron:
Construcción (16.24%), Comercio (6.82%), Transporte y Comunicaciones (7.33%),
Financiero y Seguros (10.51%), Servicios Prestados a Empresas (7.5%),
Restaurantes y Hoteles (9.1%), y Resto de Otros Servicios (6.75%). Todos estos
son sectores de producción de no transables, es decir, de producción que no se
comercia en los mercados internacionales. La tasa de crecimiento de
la manufactura fue de solo 0.99% y de la agricultura de 4.6%.
Los tres sectores (Comercio,
Servicios y Construcción) explican el 70.5% del PBI y emplean al 58.6% de los
trabajadores. Si le adicionamos la Agricultura, que en lo fundamental es
todavía tradicional, los cuatro sectores explican el 79% del PBI y emplean al
88.1% de los trabajadores. Además, en estos cuatro sectores se
encuentra la mayoría de empresas de «1 a 10 trabajadores» donde los empleos son
de baja calificación y de bajos ingresos.
En resumen, el crecimiento
está basado fundamentalmente en exportaciones primarias y en la producción de
no transables de baja productividad. Pero hay un cambio relativo en el impulso
de este estilo de crecimiento desde la demanda externa hacia la demanda
interna. La mayor importancia relativa de la demanda interna se debe a la
desaceleración de las exportaciones ocasionada por la crisis económica en
Estados Unidos y Europa.
Este estilo de
crecimiento es altamente dependiente de importaciones
En los años 1974-1975, cuando
se hablaba del apogeo de una industria adicta a dólares e importaciones, los
bienes de consumo duradero, insumos y bienes de capital
importados representaban sólo el 55.1% de la producción manufacturera.
Durante los años del neoliberalismo este porcentaje aumentó de manera
espectacular. En el año 1997 llegaron a representar el 79.8% y hoy estas
importaciones representan el 123.8% de la producción manufacturera. Con el
neoliberalismo hemos pasado a importar bienes manufacturados en magnitudes
superiores al total de lo que internamente producimos.
Las importaciones de bienes de
consumo no duradero también han aumentado como porcentaje de la producción
agropecuaria y pesquera. De 7% en 1974-1975, se pasó a 23.6% en 1997 y a cerca
de 30% en la actualidad.
El total de las importaciones
ya superan a la suma de la producción agropecuaria, pesquera y manufacturera.
Esta notable penetración de las importaciones en el mercado interno, ocurre
junto al predominio de las exportaciones de productos tradicionales: 77.5% del
total.
El crecimiento de las
importaciones se aceleró desde inicios del segundo gobierno de García. Como ya
hemos señalado en otros artículos, se julio de 2006 a setiembre de 2012, el
tipo de cambio real bilateral se redujo en 16.3% y el multilateral en
34.1%. El tipo de cambio real bilateral actual tiene un valor
parecido al de enero de 1998, y tipo de cambio real multilateral actual es
11.1% menor que el registrado en enero de 1998. Esta apreciación debe estar
exacerbando la desaceleración de las exportaciones no tradicionales provocada
por el actual estancamiento de la economía mundial.
A modo de conclusión
El estancamiento de la
economía mundial está forzando a sostener el crecimiento económico mediante
aumentos de la demanda interna. Si las exportaciones continúan desacelerándose,
este cambio relativo en el impulso al crecimiento puede encontrar su límite,
más temprano que tarde, en el déficit de la cuenta corriente de la balanza de
pagos. La coyuntura internacional exige, por lo tanto, cambiar el estilo de
crecimiento: pasar del mito de las ventajas de la especialización productiva a
la estrategia de diversificación productiva, es decir, hacía políticas que
propicien el desarrollo de la agricultura y de la industria manufacturera.
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