Randall Wray 15/07/12
Por si acaso usted piense que NEP está
fanfarroneando un poco demasiado, debo advertir que tomé prestado el título de
este post de un escrito del 2011 elaborado por alguien a quien la MMT (teoría
monetaria moderna, por sus siglas en inglés) le resulta hostil, a pesar de
reconocer su precisión predictiva.
(¡Prometo enviar cinco pantalones vaqueros a la
primera persona que identifique al autor! Lo siento, no se acepta a los
estudiantes de UMKC, pues tienen que trabajar una hora por cada pantalón
vaquero para pagar sus impuestos).
El autor de ese escrito
original comenzó proporcionando pruebas para justificar la hipótesis que
trataba de exponer.
Tener la razón importa. Esto no se ha enfatizado
lo suficiente en el mundo de las finanzas y de la economía en general.
Demasiado a menudo, una mala teoría ha conducido a malas predicciones las
cuales han podido contribuir a una mala política. Mientras la MMT sigue siendo
una escuela de economía heterodoxa que ha sido ampliamente rechazada por los
principales economistas, sus defensores modernos poseen un historial
extraordinario en cuanto a la predicción de eventos económicos complejos… En
los últimos años, la crisis del Euro ha demostrado ser un suceso marcadamente
complejo y persistente. Además, ninguna escuela del pensamiento predijo de
forma tan sucinta como la MMT sus causas y efectos. Tales predicciones no son
vagas o generalistas en manera alguna. Cuando uno lee la investigación de los
miembros de la MMT publicada en la época de la concepción del Euro, advierte
que sus predicciones se muestran inquietantemente proféticas. Previeron la
quiebra de un sistema monetario completo y describieron exactamente por qué su
constitución llevaría a una crisis económica si la unión no evolucionaba.
Como ven, NEP nos fanfarroneó. Como evidencia
seleccionó algunas citas jugosas:
En su imprescindible libro “Understanding Modern
Money” (Entender el Dinero Moderno) Randall Wray describe (en 1998) la misma
dinámica que condujo a la crisis en la UME: “Bajo la UME, la política monetaria
se supone divorciada de la política fiscal, con un alto grado de independencia
de la política monetaria para poder fijar el objetivo primario de estabilidad
de precios. La política fiscal, a cambio, estará fuertemente constreñida por el
criterio que dicta el déficit máximo al PIB y las ratios de deuda al déficit.
Lo más importante, reconoce Goodhart, es que este será el primer experimento del
mundo moderno a gran escala en el que se intente romper el vínculo entre un
gobierno y su divisa. Tal y como está diseñado, la UME tendrá un Banco Central
(el BCE) pero no tendrá ningún órgano fiscal. Con ello se parecería mucho a
unos Estados Unidos, quienes operan con una Fed, pero solo con tesorerías
individuales de cada estado. Sería como si cada país miembro de la UME
intentara operar según su política fiscal con una divisa extranjera; la
financiación con déficit requerirá pedir préstamos en esa divisa extranjera
según los dictados de los mercados privados.
En el 2002, Stephanie Kelton (entonces Stephanie
Bell) fue aún más certera al describir la crisis financiera que inevitablemente
azotaría la región. “Aquellos países que pretendan competir para alcanzar un
estatus de líder o punto de referencia, o para mejorar los términos bajo los
que solicitan préstamos, obtendrán incentivos para reducir sus déficits
fiscales o luchar por superávits presupuestarios. En los países en que esto se
convierte en la política objetivo primordial, no debe sorprendernos encontrar
que se presta relativamente poca atención a la estabilización de los resultados
y del empleo. En contraste,
aquellos países que intentan eludir los principios de las finanzas “cabales”
(“sound” finance) quizás se encuentren con que no pueden operar grandes
déficits contra-cíclicos, puesto que los prestamistas se niegan a proporcionar
suficiente crédito bajo los términos deseados. Hasta que se haga algo para
permitir a los estados miembros evitar estas restricciones financieras (p.ej.
unión política y el establecimiento de un presupuesto federal (UE) o el
establecimiento de una nueva institución dedicada al préstamo, diseñada para
ayudar a los estados miembros a cumplir una amplia serie de objetivos), las
perspectivas de una estabilización en la zona Euro se muestran nefastas”. (El
énfasis es del original)
En el 2001 Warren Mosler describió la crisis de
líquido a la que llevaría el Euro: “El agua se congela a 0 grados C. Sin
embargo, un agua sin movimiento puede ser congelada a menos grados y por tanto
mantenerse líquida hasta que un catalizador, tal como una brisa repentina,
provoque su solidificación instantánea. De la misma manera están establecidas
las condiciones para una crisis de líquido nacional que quiebre el sistema
monetario del euro-12.Todo lo que se requiere es una recesión económica que
amenace bien los ingresos por impuestos o bien el capital del sistema bancario…
El futuro próspero en finanzas pertenece a aquellos que respeten la dinámica y
estén preparados para el día del juicio final. La historia y la lógica nos
dicen que los gobiernos nacionales del euro-12 y el sistema bancario, ambos
sensibles al crédito, serán puestos a prueba. Las flechas del mercado
infligirán una crisis de líquido inicialmente reducida, que inmediatamente
infectará y arrasará con todo el sistema de pagos del euro. Sólo la inevitable
y actualmente prohibida intervención directa del BCE será capaz de resucitarlo,
y de las cenizas de esa incandescente estrella caída emergerá sin duda una
divisa soberana e inmortal.
Vaya. Prácticamente ha dado en el clavo. Con el
fin de completar un poco estas ideas quisiera añadir algún comentario. El MMT
comenzó como “Soft Currency Economics” (Economía de Divisa Débil), título del
monográfico de Warren Mosler de 1995, y de la que podría llamarse primera
conferencia sobre Dinero Moderno, celebrada en Bretton Woods en 1996,
patrocinada y organizada por Warren con la ayuda de Pavlina Tcherneva (alumna
de Mat Forstater en aquellos momentos).
Un poco después se creó el Center for Full
Employment and Price Stability (Centro de Pleno Empleo y Estabilidad de
Precios) con sede en el Levy Economics Institute y fundado por Warren. Yo
entonces había empezado a escribir Understanding Money (en
1995 si no recuerdo mal) pero lo acabé en el Levy en 1997, y éste circuló por
las manos de Warren, Mat Forstater, Stephanie Kelton (entonces Bell), Pavlina
Tcherneva y Wynne Godley (entre otros) con el fin de poder discutir sobre él
(Scott Fullwiler también obtuvo una copia del borrador). Mi libro
principalmente concernía a los gobiernos que imprimían dinero de forma soberana
pero en aquellos momentos conocíamos perfectamente el experimento con el Euro
que pronto iba a producirse. El primer artículo dedicado a los problemas con el
Euro que leímos fue el de Charles Goodhart (quien estuvo en la primera reunión
en Bretton Woods); leímos un borrador en 1996 (“The Two Concepts of Money and
the Future of Europe” –Las Dos Concepciones del Dinero y del Futuro de Europa)
y se publicó una versión en 1997 (“One Government, One Money” –Un Gobierno, Una
Moneda– que apareció en The Prospect en marzo de 1997).
En el Levy discutimos estos problemas y Wynne
escribió un editorial excelente, en 1997, tras finalizar nuestras discusiones
en el Levy: “Curried Emu: the meal that fails to nourish (UME o EMÚ al curry:
el plato que no alimenta)”. (Un chisme interesante: el autor cuyo título robé
para este ensayo cita el artículo de Wynne pero lo fecha incorrectamente en
1992. Una nota a pie de página dice que fue corregido en 1992. Sin embargo la
fecha verdadera es 1997, así que el autor presumiblemente “corrigió” la fecha
correcta con una anterior e incorrecta. Wynne escribió una obra increíblemente
profética en 1992 titulada “Maastricht and All That (Maastricht y todo eso)”.
Aun así, el proyecto crítico del Euro de 1992 no era tan específico como el que
Wynne elaboró en su artículo de 1997. No resulta sorprendente ya que los
detalles sobre un proyecto que no sería puesto en marcha hasta finales de la
década aún no se comprendían demasiado bien. Por qué dicho autor erró las
fechas resulta un enigma.)
Aquí tenemos otra gran cita, de Mat Forstater,
escrita en 1998 y publicada un año después:
Bajo la UME, si los inversores dudan de la deuda
de cualquiera de los miembros, pueden comprar la deuda de otro miembro sin
incurrir en riesgo de líquido, ya que no hay variabilidad en la tasa de cambio
entre las divisas de los países miembros. Puesto que las naciones miembro
dependen ahora de los inversores para financiar sus gastos, si no consiguen
atraer a los inversores no podrán tener gastos. Además, si los ingresos de un
miembro no pueden seguir el ritmo de los gastos debido a una recesión económica,
los inversores probablemente exigirán un presupuesto equilibrado, con seguridad
a través de recortes. En otras palabras, las fuerzas del mercado pueden exigir
una política fiscal pro-cíclica durante una recesión, componiendo influencias
recesionarias… Aunque no hubiera límites impuestos a los déficits de los países
ni a las deudas nacionales, la estructura de la UME hace casi imposible que un
país promulgue una política fiscal contra-cíclica aun teniendo la voluntad
política. Esto se debe a que, al ceder su soberanía monetaria nacional, los
países ya no pueden mantener una política fiscal y monetaria coordinada,
esencial para aplicar un remedio comprehensivo y efectivo a las crisis
periódicas. ¿Por qué sacrifican entonces los países de manera voluntaria su capacidad
para dirigir una política macroeconómica coordinada, especialmente en un
momento en que las tasas de desempleo oficiales están en dobles dígitos y
existen presiones claramente deflacionarias?
Ésta proviene de una conferencia que organizó Mat
en 1998 (publicada en 1999 en elEastern Economic Journal) y que incluye
un artículo de Jan Kregel y un artículo en colaboración con Goodhart. Warren
organizó más tarde en Londres una conferencia y Bard College publicó una
colección de artículos que coincidieron con la puesta en circulación del
Euro. Aquí dejo un par de citas de ese libro de 1999 (The Launching of
the Euro, Proceedings of “A Conference on the European Economic and
Monetary Union,” Annandale-on-Hudson, N.Y.: The Bard Center,
1999). Primero la de Warren:
…las fuerzas de mercado pueden exigir una política
fiscal procíclica durante una recesión. A falta de una autoridad fiscal
superior, como pudiera ser el Banco Central Europeo, que se posicione con
capacidad contraciclíca y sin estar sujeta a las preferencias de los
inversores, puede darse una espiral de caída severa, provocando la insolvencia
de una nación miembro al menos como posibilidad técnica. A tal punto, y
probablemente mucho antes, estoy seguro de que el BCE se saltará sus
restricciones de Maastrich y tomará medidas… La cuestión hoy es que, si Francia
quiere rescatar a Credit Lyonnais, o si Italia decide aumentar su presupuesto,
no lo pueden hacer simplemente por decreto. Tendrían que acudir a los
inversores y convencerlos de comprar sus deudas y financiarlos.
Aquí hay una de Jan Kregel extraída del mismo
libro:
Alemania parece haber adoptado una política de
control de los salarios nominales a una tasa que resulta menor a su crecimiento
del producto interior. Los costes de los salarios alemanes han estado cayendo…
Si Alemania consigue en efecto, como parece haber estado haciendo durante dos
años, seguir disminuyendo sus salarios a un 5 por ciento –esto es, a tasas que
son sustancialmente menores que aquellas del resto de los países europeos, sin
más posibilidad, como ha ocurrido en el pasado, de que el marco alemán se
revalorice con respecto a las otras divisas– significará que si yo soy un
productor o un gobierno de otro país europeo no alemán, voy a experimentar una
caída de los márgenes de beneficio hasta que consiga también comprimir mis
costes salariales. Por tanto, si hay un riesgo asociado con la introducción por
parte de la UME de una única divisa bajo las condiciones con las que Alemania
ejerce su política basada en la creencia de que en términos absolutos sus
costes salariales son demasiado altos en relación con Asia y los Estados Unidos
–no internamente, en relación con Europa– habrá fuertes presiones
deflacionarias sobre los salarios en los otros países europeos, lo cual
producirá un riesgo que está, diría yo, apenas equilibrado entre una inflación
cero y una deflación total.
Bien, eso es precisamente lo que hizo Alemania
durante los siguientes seis años –ayudar a impulsar los déficits de las cuentas
corrientes de la periferia. Finalmente, estos es lo que concluye Warren en el
libro:
Resulta que pensamos que debería haber un plan de
contingencia para el BCE en caso de crisis… si ocurriera la crisis, tendríamos
este librito en la estantería del que obtener algunas ideas. Mientras tanto, yo
no voy a comprar ningún bono alemán, francés, italiano o español con vuestro
dinero…
No es ningún secreto que la UME no tiene plan de
contingencia alguno, por lo que durante los 5 últimos años ha estado inventando
respuestas –siempre demasiado tarde y demasiado poco informada para resolver
los problemas creados por las naciones desvinculadas a partir de sus divisas.
Finalmente, Stephanie y Ed Nell se unieron para
publicar una serie de artículos académicos centrados en el artículo de 1998 de
Goodhart que continuaba con la crítica Chartalista del proyecto Euro en su
artículo titulado “The Two Concepts of Money: Implications for the Analysis of
Optimal Currency Areas (Las dos concepciones del dinero: implicaciones para el
análisis de las áreas monetarias óptimas)”. Aún se puede conseguir una copia
del volumen de Bell/Nell aquí. Y por si esto no fuera evidencia
suficiente, puede usted consultar el artículo de Stephanie
del 2002 en el que predijo correctamente los problemas derivados del riesgo por
falta de crédito. Para poder juzgar las predicciones del MMT, por supuesto,
debemos entender qué fue mal en la Eurozona. Nuestros argumentos se basan en
que la separación de la política fiscal y la soberanía monetaria podría
provocar problemas de solvencia que limitarían la capacidad de la política fiscal
de expandirse cuando fuera necesario. Esta era la base de los argumentos de
Godley, Goodhart, Bell/Kelton, Forstater y Wray. Pero hay una cuestión
adicional: ¿Cómo comenzaría la crisis? ¿Sería una recesión que ningún gobierno
individual pudiera resolver mediante un estímulo fiscal? ¿Sería a partir de
déficits crónicos en las cuentas corrientes de algunos estados miembros (para
beneficio de mercantilistas como Alemania u Holanda)? ¿O sería simplemente una
crisis financiera? Pues ¿qué tal una trifecta: las tres al mismo tiempo?
Creo que los lectores de NEP entienden los
problemas derivados de la recesión –así que no hay necesidad de entrar en
detalle. Las naciones individuales, enfrentándose ahora a una deceleración,
verán cómo sus presupuestos pasan rápidamente a déficits que subirán muy por
encima de los criterios de Maastrich; los mercados reaccionarán con tasas de
interés más altas que a su vez aumentarán los déficits aún más entrando en un
círculo vicioso. Bien, esto ya ha pasado. Después, por supuesto, nos
encontraremos con que (¡sorpresa, sorpresa!) los gobiernos ya han estado
manipulando las cuentas para que sus déficits estuvieran siempre más altos de
lo que se suponía.
Los lectores de NEP ya están familiarizados con la
historia de la cuenta corriente –fácilmente entendible a través de la lente del
enfoque del balance sectorial de Godley. El mejor trabajo en este campo lo han
llevado a cabo Eric Tymoigne, Daniel Negreiros Conceição, Scott Fullwiler y
especialmente Rob Parenteau (quien ha mejorado elmodelo
introducido por Paul Krugman). No me extenderé en esto ahora –pero un
déficit en la cuenta corriente debe compensarse con una combinación de déficit
en el sector privado interior y/o con déficit gubernamental. Como éstos no son
gobiernos que posean soberanía monetaria, los déficits privados y
gubernamentales pueden ambos derivar en problemas. (Para entenderlo mejor, esto
es mucho más que un problema de cuentas corrientes, como muestra Rob. Cualquier
nación de la UME puede ser explotada por sus bancos al poseer un superávit en
su cuenta corriente. Esta es la historia de la “financiación” o del
“Capitalismo Gestor del Dinero” –probablemente más del 90% de las finanzas más
allá de las fronteras no tienen nada que ver con la cuenta corriente, y fue esa
parte de las finanzas la que detonó países como Irlanda o España. Explicaré
esto en otro escrito como respuesta a la diatriba confusa anti-MMT de Sergio
Cessarato.)
Finally there was the financial crisis angle. So
far as I know, Warren Mosler was the first to fully understand this. He was
harping on it for as long as I can remember—long before the 2001 article quoted
above.
(Hace poco descubrí el artículo de 1998 de
P.M. garber (“Notes on the Role of TARGET in a Stage III Crisis” Working Paper
6619, Cambridge, Mass.: National Bureau of Economic Research. June
–Apuntes sobre el papel de TARGET en una crisis en fase III), el cual explicaba
los problemas causados por el mecanismo de liquidación. Hablé de ello en mi
blog GLF hace dos semanas. Un troll respondió que la MMT nunca antes había
prestado atención a la UME y (erróneamente) citó el artículo de “1992” de
Godley como evidencia de que simplemente habíamos robado su idea). Sin embargo
Warren hacía tiempo que argumentaba que el verdadero camino a esta crisis
partiría del fallo de los bancos. Sin un equivalente como Washington que
viniera a rescatarla, cada nación individual tendría que rescatar a sus propios
bancos. Esto sumaría deuda gubernamental, provocaría un aumento en las tasas de
interés y conduciría a una quiebra de bancos que no tendría fin. A excepción
del central –el BCE–, el cual se supone que no debe experimentar nada parecido.
¡Efectivamente! Este es el punto en el que nos
encontramos, compañeros.
Juzguen por sí mismos. ¿La mejor predicción de los
últimos 20 años? Probablemente no. Pero ciertamente nuestra
comprensión de cómo funciona el “dinero moderno” nos ayudó a detectar los
problemas subyacentes. Nuestra principal reivindicación es ahora un lugar común
–casi ningún comentarista se equivoca ahora al referirse a los problemas
creados por la separación de la política fiscal y la divisa. Cuando escribimos
esto en 1997-9 al inicio del mal gestionado experimento, se nos ridiculizó como
fanáticos fatalistas. Aún se nos tacha de fanáticos, por supuesto, a pesar de
que nuestro principal supuesto se ha convertido ahora en moneda de cambio.
Aquí expongo algunas de tales predicciones sobre
el Euro, también extraídas de aquel libro de 1999, The launching of the
Euro. Sabíamos que ellos estaban equivocados entonces;
retrospectivamente resultan incluso ridículos. Uno se pregunta dónde está esa
gente ahora. ¿No se castiga nunca las predicciones podridas de los principales
orates, o sus pronunciamientos siempre, sean lo estúpidos que sean, encuentran
el camino al éxito?
Vayamos al grano del problema de la crisis de
deuda. Puede ocurrir una crisis de deuda, pero la UME no la hace más probable
de lo que lo era sin ella. Incluso tiendo a pensar que la EMU la hace menos
probable. (Cesar Molinas, primer Vice Presidente y Jefe del European Fixed
Income and Research, Merrill Lynch) ¿Qué ocurre si hay un fuerte e inusual
decrecimiento? En tal caso, el pacto de estabilidad permite déficits por encima
del 3%. Así que hay una cláusula de escape en el pacto de estabilidad… En tal
caso, pienso que tendería a expandirse… De todas formas, creo que el principal
impacto en el mercado probablemente sería una actuación de los gobiernos del
bloque-UME en conjunto, más que una dramática expansión interna a la UME.
(Gunther Thurman, Managing Director, Salomon Smith Barney)
Ciertamente, entre la mayor parte de los
principales países de Eurolandia, hay una gran similitud en estructuras
económicas, y los ciclos económicos son en la mayor parte de los casos
coexistentes. Esto sugiere que una medida sirve para todos. No crearía un gran
problema, como suele apuntarse. (Norman Williams, European Economist,
Barclays Capital)
No es que el paisaje fiscal de Europa vaya a
colapsar. Se puede “acortar” algunas cosas y “alargar” otras y hay muchos
movimientos de subida y bajada. Lo que seguro irá mal es el hecho de que nada
irá mal desde nuestro punto de vista. (Jan Loeys, Managing Director,
JPMorgan)
¡Nada mal, de
hecho!
Randall Wray es uno de los analistas económicos
más respetados de Estados Unidos. Colabora con el proyecto newdeal
2.0 y escribe regularmente en New Economic Perspectives. Profesor de
economía en la University of Missouri-Kansas City e investigador en el
"Center for Full Employment and Price Stability". Ha sido presidente
de la Association for Institutionalist Thought (AFIT) y ha formado parte del
comité de dirección de la Association for Evolutionary Economics (AFEE).
Randall Wray ha trabajado durante mucho tiempo en el análisis de problemas de
política monetaria, macroeconomía y políticas de pleno empleo. Es autor
de Understanding Modern Money: The Key to Full Employment and Price
Stability (Elgar, 1998) y Money and Credit in Capitalist
Economies (Elgar 1990).
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