Félix Jiménez /23/09/2012
Dos hechos recientes
caracterizan la coyuntura internacional actual. La Reserva Federal (FED)
anunció que mantendría la tasa de interés --que hoy se encuentra entre 0% y
0.25%-- hasta mediados de 2015 y que compraría mensualmente hasta US$ 40 000
millones en títulos hipotecarios hasta que la tasa de desempleo --que hoy
supera el 8%-- se reduzca de modo significativo. Hay que recordar que la tasa
de inflación en USA es relativamente baja.
Por su parte, el Banco
Central Europeo (BCE) anunció un programa «ilimitado» de compra de bonos
soberanos para los países de la eurozona con problemas de financiación bajo
«petición y estricta condicionalidad». Este programa es la continuación de las
dos inyecciones de liquidez que hizo el BCE en diciembre y febrero últimos. La
canciller alemana Ángela Merkel mostró su acuerdo con este programa, al mismo
tiempo defendió el derecho del presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, a
expresar su oposición al anuncio del BCE. Lo hizo inmediatamente después que su
ministro de Finanzas, Wolfgang Schaeuble, dijera que «los comentarios de
Weidmann podrían tener un efecto dañino»
¿Con más inyección de
liquidez se superará la crisis internacional actual?
Algunos escribidores locales
creen que con estos anuncios hechos por los presidentes Bernanke (de
la FED) y Dragui (del BCE) se remontaría la actual crisis internacional. Estos
mismos escribidores, seguros de su aserto, se han adelantado a recomendar al
Banco Central de Reserva del Perú a elevar su tasa de interés de referencia y
al MEF a continuar con su actual política contractiva. Estos escribidores creen
que la crisis internacional actual es solo financiera y que, por lo tanto, se
expresa únicamente en un problema de liquidez. Están en línea con aquellos
economistas del resto del mundo que, apoyándose en Minsky –ese gran economista
postkeynesiano autor de «Stabilizing an Unstable Economy (1986)»--,
dicen que los significativos apoyos a la banca mediante inyección de liquidez
son la clave para salir del atolladero actual.
El razonamiento de Minsky es
como sigue. El creciente endeudamiento (o euforia) en relación a los ingresos o
activos, continúa mientras la economía en su conjunto está funcionando
relativamente bien. Si no hay nada que indique lo contrario, seguir prestando
no le parece riesgoso a los bancos. Así, los niveles de endeudamiento llegan a
un nivel tan alto que cualquier cosa puede desencadenar el denominado momento
Minskyiano. Este no es otra cosa que el estallido de la burbuja de los
préstamos y el inicio de la recesión. Para Krugman la causa inmediata poco
importa, lo importante es que los prestamistas redescubren los riesgos de la
deuda y termina la euforia. Los bancos ya no prestan, sus activos (papeles)
pierden valor y estos comienzan a enfrentar problemas crecientes de liquidez:
Simultáneamente los consumidores e inversionistas ya no se endeudan porque
aumenta la carga de su deuda y, consecuentemente, ya no gastan en bienes de
consumo e inversión, con lo cual se acentúa la recesión.
La verdadera causa de la
crisis
Las inyecciones de liquidez al
sistema financiero son importantes y necesarias. Pero Minsky, que era un
Keynesiano, sabía que «se puede llevar al caballo al lago, pero no se le puede
obligar a tomar el agua». Es decir, la política monetaria orientada a la reducción
de las tasas de interés y a la provisión de liquidez al sistema financiero (el
Banco Central es un prestamista de última instancia), no es suficiente para
estimular la demanda agregada (el gasto en consumo e inversión).
La euforia crediticia tuvo su
origen en una insuficiencia de demanda efectiva creada por el modelo neoliberal
que se impuso en el mundo con el ascenso al poder de Margaret Thatcher en
Inglaterra (1979) y de Ronald Reagan en Estados Unidos (1981). Este tema fue
tratado en mi artículo «La crisis global y el colapso del modelo liberal», que
publiqué en abril de 2009 (ver mi blog). A esta altura ya nadie
puede ignorar que la creciente desigualdad en la distribución del ingreso generada
por estas las políticas, impactaron e impactan negativamente en la demanda
agregada.
La causa de la crisis
financiera está relacionada entonces con la situación económica y el estilo de
crecimiento creados por las políticas neoliberales. Minsky se dedicó al estudio
de la evolución de la urdimbre financiera de las economías capitalistas. Él
sabía, por lo tanto, que desde el año 1980 se inició «el relajamiento de las
restricciones sobre los tipos de préstamos que los bancos podían realizar». Es
su libro «End this depression now», Krugman dice que la desregulación
empieza con la aprobación, por Carter en 1980, de la Ley de Control
Monetario «que puso fin a las regulaciones que impedían a los bancos a
pagar intereses sobre muchos tipos de depósitos».
Las desregulaciones y las
rebajas sustanciales de impuestos a los que más tienen, se imponen mediante una
crítica intensa a las políticas keynesianas que acompañaron al crecimiento
económico de postguerra. Pero en la base del estilo de crecimiento del modelo
neoliberal, está la ruptura del pacto social entre el capital y el trabajo, es
decir, el fin del «Golden Age» del «capitalismo cooperativo» de
post guerra –que es como lo denomina Krugman. Con salarios estancados y que ya
no siguen a la evolución de la productividad, aumenta la desigualdad y se
acrecienta la insuficiencia de demanda efectiva.
A modo de conclusión
Los que no entienden el origen
de la crisis seguro que adhieren a las políticas de austeridad que serán sin
duda, parte de la estricta condicionalidad de las compras de bonos anunciada
por el BCE. Y, con esa misma falta de información, se atreven a proponer
políticas, monetaria y fiscal, contractivas para nuestro país.
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