Marco Antonio Moreno /25 de Setiembre de 2012
Un alza del 10% ha
experimentado el precio del aceite de oliva en los últimos 12 meses, alcanzando
2.200 euros la tonelada. Sin embargo, como muestra la gráfica, aún se mantiene
lejos de los precios de 4.800 euros que alcanzó a fines de 2005. Desde esa fecha,
la producción mundial de aceite de oliva ha aumentado casi un 15%
principalmente por el aporte de España, que duplicó la producción en 10 años
pasando de 669 mil toneladas (28 por ciento de la produccion mundial), a 1,4
toneladas, el 46 por ciento de la producción mundial que hoy llega a los 3
millones de toneladas.
Pero el cambio climático y la prolongada sequía puede significar un duro revés a la producción oleolícola española.
Pero el cambio climático y la prolongada sequía puede significar un duro revés a la producción oleolícola española.
Un dato en esta dirección lo
aporta el desplome de la producción oleolícola de Grecia e Italia en los
últimos 10 años. Italia, que producía el 31 por ciento del aceite de oliva
mundial el año 2001, hoy produce el 14,5 por ciento; y Grecia, que producía el 18
por ciento en el 2000, produce hoy el 9,5 por ciento. Ambos países han visto
decaer su producción en un 50 por ciento producto de los siniestros efectos del
cambio climático.
Esto ha favorecido
transitoriamente a España y podrá beneficiarse aún en el corto plazo del
repunte de los precios. Las aceitunas, el aceite de oliva extra virgen y sus
fracciones, han pasado a ser uno de los principales productos de
exportación agroalimentarios de España. Sólo entre enero y junio de este
año el valor de las exportaciones en aceite de oliva alcanzaron los 1.144
millones de euros, el 6,7 por ciento del total de las exportaciones
agroalimentarias españolas. Este sector tiene una gran relevancia económica y
social dado que concentra 1,3 millones de hectáreas para producir el 46
por ciento de todo el aceite de oliva del mundo, duplicando la producción
conjunta de Grecia e Italia, milenarios productores del mayor elixir de las
ensaladas.
Si bien las altas temperaturas
son un importante beneficio para el desarrollo óptimo de las aceitunas, también
requieren de abundantes lluvias para completar la maduración del fruto. Por eso
la prolongada sequía y la escaséz de agua se ha convertido en un enemigo
peligroso que pone en riesgo la producción de los cultivos tradicionales españoles.
De acuerdo a datos de las Naciones
Unidas, la escasez de agua afecta a todos los continentes y ya comienza a
asediar a casi el 50% de la población mundial.
Este fenómeno de escasez de
agua se vive en Italia y en Grecia, países que han sufrido los efectos del
cambio climático y han visto cómo el clima más cálido que comienza a llegar al
norte ha obligado a desplazar la producción oleolícola del sur que se seca y
muere producto de las altas temperaturas y la falta de agua. Esto les ha
significado perder la supremacía que ostentaron durante siglos en la producción
del nutritivo aceite comestible.
Ahora, como señala The Economist, España
ha pasado a ser la Arabia Saudita en la producción de aceite de Oliva.
Pero, ¿podrá desarrollar alternativas de riego para proteger la industria y
evitar la amenaza del cambio climático?
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