Félix Jiménez /08/12/2012
En una entrevista al periódico El País de España
efectuada el 19 de noviembre pasado, el presidente Ollanta Humala, preguntado
sobre si «comparte
la crítica de que hay una excesiva dependencia de la región de las materias
primas», respondió que «en
Perú las exportaciones tradicionales eran el 85% y hoy día hemos cambiado el
balance. Las exportaciones tradicionales se han reducido a un 70%». Pero, esto
no es verdad. Alguien provee información equivocada al presidente.
La alta dependencia de las materias primas
La participación de las exportaciones tradicionales registró una
tendencia marcadamente decreciente en los años 1980. De un promedio de 77.4%
del total exportado entre 1980-1984, se redujo a 68.8% en 1990. Después, entre
los años 1990-1997 se mantuvo, con fluctuaciones, en un promedio de 70.4%.
Finalmente, pasados los efectos de la crisis asiática y rusa, la participación
de estas exportaciones aumentó hasta ubicarse en el período 2007-2011 en un
promedio de 76.8% del total exportado. Se volvió así a los primeros
años de la década de los ochenta (ver gráfico arriba).
No hay duda, entonces, que el crecimiento del PBI de los últimos diez
años fue acompañado de un sostenido aumento de las exportaciones de materias
primas en el total exportado. Se trata, por lo tanto, de un crecimiento que ha
acrecentado la especialización de las exportaciones en productos primarios, en
lugar de diversificarlas. Y, lo que es peor, ha aumentado la concentración de
las exportaciones en productos minerales. En los años 1980-1984 estos productos
representaban, en promedio, el 60.0% del total de exportaciones tradicionales y
en los años 2007-2011 pasaron a representar, en promedio, el 78.6% del total de
estas exportaciones.
El tipo de cambio real y las exportaciones no tradicionales
Extendiendo su respuesta a la misma pregunta (en la
entrevista citada más arriba), Ollanta Humala dijo: «El reto es romper esa
matriz primaria exportadora y centrar el crecimiento en un proceso profundo de industrialización
nacional, desarrollo de la innovación y las infraestructuras para que el
crecimiento sea sostenible en el tiempo. No podemos perder esta oportunidad».
De otro lado, a fines de enero, en el Foro Económico Mundial de Davos, ante la
pregunta sobre las medidas que debe adoptar un país como Perú para hacer frente
a una agudización de la crisis en la zona euro, Ollanta Humala respondió:
«diversificando nuestra economía y dándole valor agregado a nuestras
exportaciones para no depender del rubro de las materias primas».
Pero el gobierno de Humala no está haciendo nada
para diversificar nuestra economía y, en consecuencia, está perdiendo la
oportunidad de transformar el actual modelo de crecimiento. No está enterado,
por ejemplo, que, a pesar de los tratados de libre comercio, las exportaciones
de textiles, al igual que las de productos pesqueros y sidero-metalúrgicos,
están perdiendo peso en el total de las exportaciones no-tradicionales. La
participación de estos productos en este tipo de exportaciones bajó de 50.6% en
2001 a
41.1% en 2011. ¡El principal comprador de los textiles peruanos es ahora
Venezuela; le sigue Estados Unidos!.
La participación de las exportaciones
no-tradicionales en el total exportado ha vuelto a sus niveles de los años 1980
(véase gráfico). Sí convenimos que estas exportaciones corresponden a productos
cuyo valor agregado tiene contenido tecnológico o corresponde a un alto
procesamiento, entonces su competitividad en los mercados internacionales
tienen que depender también del tipo de cambio real, y no solo del bajo costo
salarial resultante de la desregulación del mercado de trabajo. Estos productos
deben haber sido, entonces, los más afectados por la sistemática apreciación de
la moneda desde agosto de 2006. El tipo de cambio real multilateral de
setiembre de este año, está por debajo de su nivel registrado en enero de
1998.
El crecimiento económico es, además, muy dependiente de importaciones,
pero todavía no ha encontrado su límite en la restricción externa. Los altos
precios de los commodities y el consecuente dinamismo de las
exportaciones tradicionales, suavizaron esta restricción. Sin embargo, el
sostenido superávit comercial que acompañó al crecimiento, generó presiones a
la baja del tipo de cambio real (enfermedad holandesa), que fueron acentuadas
en los últimos años con la entrada masiva de capital internacional. Desde
agosto del año 2006, la autoridad monetaria no neutralizó estas presiones. La
consecuente caída del tipo de cambio real, sin duda, ha afectado y está
afectando la competitividad de precios de las actividades manufactureras y
agroindustriales, impidiendo la diversificación de las exportaciones. Además,
esta apreciación del tipo de cambio real, está incrementando la propensión a
importar, con lo cual el efecto negativo sobre las actividades manufactureras
se acentúa.
A modo de conclusión
Ollanta Humala cree que está participando en un proceso de
diversificación productiva, pero lo que en realidad está haciendo, junto a su
equipo económico, es «acompañar» la pérdida de dinamismo y liderazgo de la
industria manufacturera. ¿Cómo se puede «diversificar nuestra economía» haciéndole perder
competitividad de precios y capacidad de innovación a las actividades que
agregan valor como la manufactura? ¿Alguien sabe cuál es la política industrial
del gobierno de Humala?
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