martes, 1 de noviembre de 2011

Los países emergentes exigiran en el G20 que Europa salga de la crisis


Brasil, que ha adquirido un creciente protagonismo en los foros internacionales, se presentará en Cannes el 3 y 4 de noviembre como una bisagra entre América Latina y China, India, Rusia y Sudáfrica, con los que forma el grupo BRICS, que concentra más de la mitad de la inversión extranjera directa mundial, según recientes datos de la ONU.

Los países latinoamericanos, que tienen como miembros del G20 a Argentina, Brasil y México, consensuaron sus posiciones frente a la próxima cumbre en una reunión celebrada en Montevideo el pasado 18 de octubre, en la que reiteraron que la crisis es "responsabilidad" de los países desarrollados.


En la capital uruguaya se acordó reivindicar un mayor peso en las decisiones económicas mundiales y se sugirió pedir un asiento en el G20 para la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), con el fin de reforzar la presencia de una región que hasta ahora resiste a las turbulencias y mantiene altas tasas de crecimiento.

En líneas generales, la posición de América Latina coincide con las de China, India, Rusia y Sudáfrica, que también se pronuncian en favor de una reforma de los organismos internacionales que garantice más poder a los emergentes.

"La concentración del poder en las instituciones multilaterales, que hoy representan principalmente los países desarrollados, es obsoleta y muestra un orden internacional que ya no existe", dijo la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, la semana pasada en Angola, donde resumió así las aspiraciones comunes del mundo en desarrollo.

México, que asumirá en 2012 la presidencia del G20, se suma a esas ansias y considera que la cumbre de Cannes deberá concretar acciones para asegurar la estabilidad y el crecimiento, pues "es importante actuar con urgencia y en forma coordinada para restaurar la confianza y estabilizar los mercados".

Según el representante especial de México para el G20, Roberto Marino, la agenda de 2012 deberá ser "incluyente" y dar prioridad a "los temas que afectan a las economías en desarrollo y a la región latinoamericana en particular".

En un marco más amplio y concreto, aunque con matices, América Latina y los emergentes son favorables a gravar las transacciones financieras internacionales y a adoptar medidas concretas para acabar con la especulación en los mercados y la existencia de paraísos fiscales.

China, por su parte, deberá reiterar su preocupación por la falta de soluciones claras a las crisis de deuda en EEUU y Europa, y lo hará desde la posición de fuerza que le confiere su extraordinario crecimiento económico y su condición de sosten de la actividad económica mundial.

India y Sudáfrica dejaron claras sus posiciones en una reciente cumbre del foro IBSA, que forman con Brasil, en el que los tres países consideraron al G20 como un "foro fundamental para la cooperación económica" y para "sostener el flujo de capitales hacia los países en desarrollo".

Más allá de la retórica, Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica se han mostrado inclinados a ayudar a Europa y a EEUU a través del Fondo Monetario Internacional (FMI), al que podrían hacer nuevos aportes, pero esa salida no convence por ahora ni a Washington ni a Alemania.

Las potencias emergentes también respaldan una propuesta que impulsa Brasil y plantea "pruebas de resistencia" para la banca europea y una quita mayor de la anunciada en la deuda de acreedores privados con Grecia.

También propone establecer barreras de protección para Italia y España, a fin de levantar muros de contención que impidan una mayor expansión de la crisis, y exige "decisiones políticas rápidas" para fomentar el empleo, los mercados internos y el comercio global, sin dar espacio a medidas de corte proteccionista.

Pese a esas coincidencias, y al llamamiento unánime contra las barreras comerciales, en ese apartado surgen las mayores diferencias entre el discurso y la práctica, pues casi todos los emergentes han adoptado medidas de corte proteccionista para blindar sus mercados.

Existen actualmente conflictos comerciales de diversa entidad entre Brasil, Argentina, China e incluso la India, que se reclaman mutuamente por barreras impuestas en el marco de la crisis y hasta amenazan con acciones ante la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Aunque no llega a ese punto, Argentina le ha reclamado a Brasil que, como potencia regional, aumente sus compras a los países de Suramérica, a fin de proteger a la región de la recesión que se pronostica para los países de la Unión Europea.

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