Alejandro Nadal /26/09/2012
La semana antepasada la Reserva
Federal en Estados Unidos dio a conocer planes para una nueva fase de
flexibilización cuantitativa o QE3, como se le conoce en aquel país. Esta es la
tercera fase de una serie de programas que han tenido por objetivo la recuperación
económica a través de la inyección de liquidez a una escala hasta ahora
desconocida.
La nueva fase del programa consistirá en compras de títulos respaldados por hipotecas hasta por 40 mil millones de dólares mensuales y sin límite de tiempo. De hecho, Ben Bernanke, el responsable de la Fed, anunció que el programa continuará hasta que el mercado laboral mejore de manera significativa y que aún después de esa recuperación se mantendrá una postura flexible. De esta manera insinuó que aún si hay presiones inflacionarias, la Fed mantendrá el rumbo hacia la plena recuperación.
La nueva fase del programa consistirá en compras de títulos respaldados por hipotecas hasta por 40 mil millones de dólares mensuales y sin límite de tiempo. De hecho, Ben Bernanke, el responsable de la Fed, anunció que el programa continuará hasta que el mercado laboral mejore de manera significativa y que aún después de esa recuperación se mantendrá una postura flexible. De esta manera insinuó que aún si hay presiones inflacionarias, la Fed mantendrá el rumbo hacia la plena recuperación.
¿Qué se puede esperar de este
programa?
En una entrevista reciente,
Bernanke hizo una somera descripción del flamante programa QE3 de política
monetaria ultra flexible. Cuando se le preguntó si el programa se nutría de
recursos fiscales, Bernanke respondió con sangre fría:Claro que no, no se trata
de recursos fiscales, lo único que hacemos es aumentar la cuenta de cada banco
con nuestra computadora. Así se confirma lo que ya sabemos, que la creación
monetaria por parte del banco central responde a las necesidades de los grandes
agentes del sistema bancario.
Michael Hudson, ex analista
financiero de Wall Street y hoy profesor emérito de la Universidad de Misuri
explica de la siguiente manera el programa de la Reserva Federal: QE3
consiste en darle dinero a los bancos hasta que Beethoven componga su décima
sinfonía. Y tiene razón. Esta política monetaria no tiene casi nada que ver con
la recuperación de la economía o con la generación de nuevos empleos.
En realidad, las autoridades
monetarias están más preocupadas por el objetivo de mantener la rentabilidad de
los bancos, en especial de los más grandes. La Reserva Federal tiene los
instrumentos para tomar el pulso de la actividad en el sistema bancario y
financiero en Estados Unidos. Bernanke y cualquier funcionario de la Fed puede
darse cuenta de qué hacen los bancos con el dinero que les proporcionan los
programas de flexibilización monetaria. No es difícil, por lo tanto, para
Bernanke darse cuenta de que el crédito a las empresas se ha reducido de manera
constante.
También puede observar sin
problema que los préstamos para el sector de bienes raíces sigue deprimido y
que el crédito para refinanciar el mercado hipotecario (epicentro de la crisis)
no se ha recuperado. Hasta el crédito para el consumo (por ejemplo, a través de
tarjetas de crédito) sigue contrayéndose. Los bancos en Estados Unidos simple y
sencillamente no están prestando a la economía real. Pero, en este escenario,
si los bancos estadunidenses no están canalizando recursos a la economía real
¿qué rayos hacen con el dinero que les presta la Reserva Federal?
La respuesta es sencilla: los
bancos buscan colocar ese dinero nuevo en espacios económicos donde a cambio
reciben una recompensa real. La economía estadunidense no es el lugar adecuado
para obtener el tipo de rentabilidad que interesa a los bancos. Éstos la han
encontrado en países que ofrecen tasas reales de interés positivas, por
ejemplo, Brasil, India, Rusia, Sudáfrica o México. Es en estos espacios
económicos que los bancos estadunidenses beneficiarios del anterior programa de
flexibilización (QE2) colocaron sus recursos (800 mil millones de dólares). En
Estados Unidos el costo para ellos es de 0.25 por ciento, mientras las tasas
que pueden obtener en India, por ejemplo, alcanzan hasta 10 por ciento.
Eso es lo que explica en buena
medida el aumento de las reservas en esa clase de países, que teniendo un
déficit en la cuenta corriente sin embargo han acumulado reservas. En casi
todos esos países, esos flujos de capital han provocado una fuerte
revalorización de la moneda local en la que están denominados los títulos
adquiridos por los bancos. De ese modo, los bancos estadunidenses han obtenido
una ganancia adicional por la apreciación del tipo de cambio.
Washington debe estar dándose
cuenta de todo lo anterior. Las anteriores fases de flexibilización monetaria,
QE1 y QE2, no dieron ningún resultado en materia de crecimiento y empleo. ¿Por
qué insiste Bernanke en introducir QE3? La respuesta es que el nuevo programa
está más relacionado con la necesidad de mantener a flote a los principales
bancos estadunidenses que con la recuperación de la economía. Esos bancos
tienen un grado de exposición alarmante en el mercado mundial de derivados
(entre paréntesis para cada banco): Bank of New York Mellon (1.3 billones de
dólares), State Street Financial (1.3 billones), Morgan Stanley (1.7 billones),
Wells Fargo (3.3 billones), Goldman Sachs (44 billones), Bank of America (50
billones), Citibank (52 billones) y JP Morgan (70 billones). Un pequeño
estornudo y el castillo de naipes se viene abajo. QE3 busca evitar el colapso.
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