Félix Jiménez /20/10/2012/
Alan García acaba de afirmar
que la crisis europea se debe a que sus gobiernos aumentaron
«irresponsablemente» la burocracia «escudándose tras el cliché del Estado del
Bienestar», causando un «inmenso gasto» que hizo crecer el déficit fiscal y
generó «un brutal endeudamiento que pagarán los hijos y nietos de quienes ahora
consumen muy por encima de su capacidad de producción».
El daño económico
originado por el primer gobierno de García
Con este argumento, García
parece haber decidido exorcizar lo que hizo con el país durante su primer
gobierno: aumentó la burocracia sobre la base de los «antiguos sistemas de
clientelismo o prebenda política»; congeló precios y aumentó los subsidios; disminuyó
la presión tributaria; generó un «inmenso» déficit fiscal que financió con
emisión de billetes; importó alimentos con dólar MUC y agotó las reservas
internacionales; por último, provocó una hiperinflación y una caída del PBI per
cápita de cerca de 20% que nos hizo retroceder 30 años, es decir, a los niveles
de PBI per cápita de 1960.
Visto de otra manera, si
García no hubiera gobernado entre 1985-1990, el PBI per cápita del año 2011
(fin de su segundo gobierno) habría sino 28.6% más alto del que realmente se
registró, y el PBI en dólares corrientes no habría sido de 176,728 millones sino
de 227,292 millones. Estas estimaciones «generosas» revelan que el primer
gobierno de García fue responsable de la pérdida de US$ 50,563 millones que hoy
no disfrutan «los hijos y nietos» de los adultos que sufrieron los efectos de
su nefasto gobierno de 1985-1990. Esta cifra es similar al superávit comercial
(US$ 50,351 millones) registrado en el período 2004-2011, y equivale al 87.3%
de las utilidades (US$ 57,890 millones) que las empresas extranjeras remitieron
a sus matrices durante este período.
Pero eso no es todo. Inició su
gobierno con un déficit fiscal de 2.8% del PBI y en menos de un año lo subió
hasta un promedio de 7.6% del PBI. Este «inmenso déficit fiscal» se financió
con emisión de billetes y también con deuda. Al inicio de su gobierno la deuda
publica externa con respecto al PBI era de 48.7%; este porcentaje aumentó a
67.1% en 1989 y a 72.8% en 1990. Además, hay que mencionar que su política de
limitar el pago de los servicios de la deuda a 10% de las exportaciones, hizo
que nuestro país acumulara deuda externa en la década siguiente, cuyo pago
renegoció después la dictadura de Fujimori.
Con esta renegociación se
«pateó» el pago de intereses y amortizaciones de la deuda pública externa hasta
la primera década de este siglo. (Sobre la solución de esta nueva acumulación
de deuda versará nuestro artículo del próximo sábado).
El «Gran Engaño» sobre
la crisis europea
El argumento de García del
aumento irresponsable de la burocracia, y de los déficits y endeudamiento
excesivos, explica claramente las crisis que padecimos durante su primer
gobierno. Pero, es un «Gran Engaño» --como dice Krugman-- para explicar lo que
hoy ocurre en Europa.
Para empezar, el porcentaje de
deuda respecto al PBI de los países que hoy tienen problemas fiscales, decrecía de
manera sostenida desde 1999 hasta 2007, año en el empieza la crisis financiera.
Es más, España e Irlanda registraron un saldo público superavitario entre los
años 2004-2007. Hay que recordar que las bajas tasas de interés de los años
2003 a 2007, dieron lugar a un auge económico que mejoró las cuentas fiscales y
redujo la deuda pública como porcentaje del PBI, excepto en Grecia y Portugal.
Recién, cuando en el año 2007 suben las tasas de interés, la posición fiscal de
estos países se deteriora y el porcentaje de deuda a PBI se dispara.
Los inversionistas
internacionales, entre ellos los bancos de Alemania, son los que estimularon el
endeudamiento en los países de la periferia europea. Al respecto, Paul De
Grauwe, en su artículo «Self-Fulfilling Crises in the Eurozone: An Empirical
Test», muestra que, por acción de esos inversionistas, se generaron
«situaciones de insostenibilidad de la deuda» en los países de la eurozona,
independientemente de sus fundamentos económicos. Los inversionistas exigen
tasas de interés más altas para adquirir bonos soberanos, con lo cual aumenta
más el déficit y, por lo tanto, el porcentaje de deuda respecto al PBI. Esto se
explica porque los países de la periferia europea se endeudan en una moneda
emitida por un banco central que ellos no controlan. Además, es por esta razón
qué Inglaterra, con mayores niveles de deuda y de déficit fiscal que
España, obtiene un rating triple A de las agencias de calificación
crediticia. Inglaterra tiene su Banco Central.
Pero esto es solo una parte de
la explicación de la crisis. Las políticas neoliberales y el capital financiero
–como señalé en mi artículo del 24 de junio pasado-- «destronaron el papel
motor de los salarios reales en el crecimiento de la demanda al desconectarlos
de los aumentos de la productividad, y acrecentaron la desigualdad en la
distribución de los ingresos». Y estos capitales son los que
promovieron el endeudamiento de familias y gobiernos para inyectarle demanda a
un sistema que adolecía y adolece de insuficiencia estructural de demanda
efectiva.
A modo de conclusión
Alan García cree que los
países europeos «pecaron» y tienen que «redimirse sufriendo», es decir,
recortando los gastos y congelando salarios. Recomienda combatir una recesión
con más recesión. Esta monserga neoliberal solo revela su ignorancia
supina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario