Marco Antonio Moreno /29 de noviembre de 2012
Una de las consecuencias de la
financiarización de la economía desplegada desde los años 80 es elfuerte
incremento de la deuda privada y sus silenciosos costos derivados de
ese abusivo concepto que es la
magia del interés compuesto, tema al cual dedicamos un largo post. El
crecimiento exponencial de la deuda por la vía de los intereses ha llevado al
mundo al actual colapso en cámara lenta que se sufre en todos los rincones del
planeta. La deuda en mora de los créditos estudiantiles en EEUU llega
a los 110 mil millones de dólares.
Como muestra la siguiente
gráfica extraída de los datos de la Reserva
Federal de Nueva York (ver las tablas en Excel), la deuda estudiantil aumentó
en 42 mil millones de dólares el tercer trimestre y se acerca al
billón de dólares (956.000 millones de dólares), superando con creces la deuda
de las tarjetas de crédito. Pero mientras la deuda de las tarjetas de crédito
ha descendido un 2 por ciento desde enero de 2003 a septiembre de 2012 (como
parte del proceso de desapalancamiento
financiero que sufre esa economía) pasando de 688.000 millones de
dólares a 674.000 millones de dólares, la deuda estudiantil se ha cuadruplicado
al pasar de 241.000 millones de dólares en enero de 2003 a 956.000 millones de
dólares en septiembre de este año, aumentando un 297 por ciento en el
período a un promedio del 16,4 por ciento anual.
Empleos que no requieren
ninguna calificación
El dato más preocupante de
esta cifra es que la morosidad de la deuda estudiantil llega al 11 por ciento
(110 mil millones de dólares), y que el 37,8 por ciento de los afortunados
egresados universitarios que han conseguido un empleo, lo hacen en
puestos que no requerían ningún tipo de grado académico. Centenares de
miles de ingenieros, arquitectos o abogados manejan un taxi, hacen tareas de
aseo o ejercen como camareros en restaurantes. Como es plenamente esperable, el
precario sueldo que reciben por estos servicios no les permite pagar la deuda
contraída para cancelar una carrera que tal vez nunca ejercerán.
Este es el lapidario futuro
que espera a millones de jóvenes en el mundo que se endeudaron para adquirir
una profesión que les brindara el sueño del progreso. Como todo había sido así
durante décadas, nadie advirtió del profundo cambio social que estaba viviendo
la humanidad al superar las metas de lo auténticamente sostenible. Parte de eso
lo comentamos cuando hablamos del libro de Jeremy Fifkin El fin del
trabajo, tema sobre el cual volveremos próximamente.
De acuerdo a los datos de la
Fed, la proporción de los saldos de préstamos para estudiantes estadounidenses
que se encuentran en mora superó a la de los saldos de tarjetas de crédito en
el tercer trimestre de este año. Esto significa que de los 956 mil millones de
dólares en deuda de préstamos estudiantiles, en el tercer trimestre de 2012 el
11 por ciento ha caído en mora frente al 9 por ciento del segundo trimestre. La
cifra supera el 10,5 por ciento de morosidad de la deuda de tarjetas de
crédito, y es también muy superior a la morosidad de la deuda hipotecaria,
lineas de crédito y préstamos automotrices que se sitúan en el 5,9 por ciento,
4,9 por ciento y 4,3 por ciento, respectivamente.
Según los datos oficiales, la
morosidad de la deuda estudiantil casi se ha duplicado desde el año 2003 pasando
del 6,1 por ciento al 11 por ciento actual. Sin embargo esta deuda puede
ser realmente muy superior dado que la Fed subestima la tasa real al no
considerar los aplazamientos, solicitudes de postergación de pagos o acuerdos
de reducción en los pagos. En otras palabras la morosidad real puede estar en
torno al 20 por ciento, lo que implicaría un serio colapso para la industria
financiera que se nutre de la generación de crédito y del cobro
constante de la reproducción de intereses.
En un artículo publicado en CNBC,
Scott Cohn cita los siguientes hechos de este problema:
El estudiante universitario
promedio graduado en 2011 tenía una deuda de 26.600 dólares en préstamos
estudiantiles
El 70% de los graduados tiene
deuda estudiantil
El 37,8 por ciento de los
graduados trabaja en empleos que no requerían título universitario
Los recortes presupuestarios
del Estado han aumentado los costos de matrícula y cada vez las familias deben
pedir préstamos mayores para financiar la educación
La burbuja de los préstamos
estudiantiles es la nueva pandemia que comienza a sufrir el sistema financiero.
Y a medida que el desempleo continúa estancado en el 8 por ciento y no se
generan nuevos puestos de trabajo con una remuneración acorde a las
expectativas laborales, esta pandemia seguirá cundiendo por la vía depredadora
del interés compuesto. Como indica Zero
Hedge la mora de los créditos estudiantes nos deja en las puertas de
la próxima crisis subprime. Una crisis que tendrá consecuencias más
devastadoras que la del 2007/2008 que aún padecemos.
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