(Gestión 28-09).-
Desde los años 1990, el Perú ha realizado avances importantes en materia económica que es necesario consolidar y profundizar, tales como la estabilidad macroeconómica y la inserción económica internacional. Asimismo, desde el 2002 la economía ha experimentado un vigoroso crecimiento económico que es necesario mantener.
Sin embargo, pese a los avances en la reducción de la pobreza observados durante los últimos años, parece que estos han resultado insuficientes, existiendo una elevada percepción de que los beneficios del crecimiento económico acelerado se han distribuido de manera desigual entre estratos sociales, sectores productivos y espacios regionales.
El nuevo Gobierno tiene a la inclusión social como su buque insignia y principal mandato. Todas las políticas de la actual administración están alineadas en esta dirección. El Ministerio de la Producción no es la excepción.
Un novedoso enfoque acerca del crecimiento económico señala que la tarea fundamental de los hacedores de política consiste en identificar la principal restricción en cada momento. La receta es simple: concentrar los escasos recursos en atacar lo principal. Una aplicación de esta metodología a la economía peruana concluye que la principal restricción al crecimiento económico en la actualidad lo constituye la escasa sofisticación de la canasta exportadora.
Al explorar las causas de esta débil diversificación exportadora, se encuentra que se relacionan con nuestro patrón de especialización productiva, concentrado en minerales y agricultura tradicional desde hace décadas. Esto dificultó la transformación productiva cuando las condiciones económicas mejoraron desde los años 1990.
La idea es simple: lo que un país produce exitosamente refleja sus capacidades actuales. Así, la transformación productiva se agiliza cuando estas capacidades se pueden adaptar con mayor facilidad a la producción de nuevos bienes. El problema es que el patrón de especialización dificultó este proceso, por la escasez de bienes “cercanos”. En ese orden de ideas, se hace indispensable el diseño e implementación de políticas que ayuden a superar las diversas trabas que impiden el tránsito hacia la diversificación productiva.
En el Perú, desde los años 1980 no ha existido ningún esfuerzo serio y sostenido por implementar políticas industriales, políticas de fomento a la productividad y la competitividad, o políticas de desarrollo productivo. Como consecuencia, el aparato productivo tiene una estructura que ha seguido las ventajas comparativas naturales, con una escasa diversificación y sofisticación productiva y una insuficiente generación de empleo productivo de calidad.
El Ministerio de la Producción ha hecho suyo este reto. En tal sentido, todas las acciones de corto, mediano y largo plazo, que tienen como pilares a la Agencia de Competitividad y a la ley de formalización de empresas, están alineadas en función de la diversificación productiva y del incremento sostenido de la productividad y la competitividad de nuestras empresas, ingredientes esenciales del crecimiento económico con inclusión social.
Kurt Burneo
(Ministro de Producción del Perú)
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