Jesús Sérvulo Gonzáles /12 de junio del 2012
El sistema financiero español está empachado por un atracón de ladrillo
y el Estado ha decidido salir en rescate de la
banca. El caso de España no es único: hasta el momento, al menos,
ocho países han desembolsado más de 1,2 billones de euros de sus arcas para
rescatar al sistema financiero, según datos del Fondo Monetario Internacional
(FMI). La diferencia es que el Gobierno de Rajoy ha tenido que recurrir a sus
socios europeos para inyectar dinero público a las entidades españolas.
» España. A pesar de
que las autoridades españolas no dudaron en alardear de la buena salud de sus
bancos durante el colapso financiero de 2008, el estallido de la burbuja
inmobiliaria dejó un reguero de cajas enfermizas. En 2010, el anterior Gobierno
socialista inició un proceso de reestructuración del sector para impulsar la
fusión entre las entidades. Las operaciones eran apoyadas mediante un fondo
(FROB), a través del cual España ha aportado 40.789 millones a las
instituciones financieras, aunque se han recuperado 27.908 millones. No
obstante, como el problema persiste el Ejecutivo ha recurrido a Bruselas, que
ha puesto a disposición de España un fondo de hasta 100.000 millones.
» Estados Unidos. La crisis financiera de 2008 tuvo su epicentro EE UU y el símbolo de aquella tormenta financiera fue la caída de Lehman Brothers. Las consecuencia de aquel tsunami financiero llevó al Gobierno del expresidente George Bush a poner en marcha un fondo, el TARP (Troubled Asset Relief Program), para inyectar hasta 700.000 millones de dólares (unos 574.086 millones de euros) a la banca. Ese dinero permitió nacionalizar las grandes entidades al inocular el dinero público a la fuerza en sus balances. La entidad que recibió más ayudas fue AIG (140.000 millones). Las hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac también fueron nacionalizadas. La ducha de dinero público para eliminar las dudas en el sector financiero, enfermo por la crisis de las hipotecas subprime, también alcanzaron a Citigroup (unos 35.000 millones de euros en dos tramos) o Bank of America (otros 35.000 millones). Cuatro años después, las devoluciones al Gobierno de EE UU ascienden a 227.468 millones de euros, la deuda pendiente corresponde sobre todo a pequeños bancos estatales y locales y a las participaciones que el Estado tomó en algunas entidades.
» Reino Unido. Mientras las entidades españolas sacaban pecho en 2008, los bancos británicos sufrían la virulencia de una crisis que se intensificó en Londres. El banco Northern Rock fue el primero en caer afectado por el veneno de los activos tóxicos. El Gobierno de Gordon Brown lo nacionalizó y abrió la vía de las ayudas públicas para rescatar a la banca. Durante el vértice de la crisis, en otoño de 2008, el Reino Unido aportó cerca de 118.122 millones de euros en el capital de los bancos más afectados, entre ellos el Royal Bank of Scotland (25.000 millones de euros), Lloyds (5.000 millones) y HBOS (16.000 millones). La rapidez con que actuó el Gabinete del exprimer ministro Brown frenó el deterioro del sector. El Tesoro británico aún conserva participaciones en muchas de las entidades por importe de 99.000 millones.
» Irlanda. Uno de los casos paradigmáticos de como un país practica una transfusión millonaria de fondos públicos —el 41,2% de su PIB— para salvar al sistema financiero. La medida resultó demasiado dolorosa y tuvo consecuencias inesperadas. El manguerazo de dinero tuvo su origen en un sector financiero desmedido—representaba cerca de ocho veces el PIB irlandés—. Varios meses después del estallido de la crisis financiera, sus consecuencias aún sacudían Irlanda. Dublín se vio obligada a nacionalizar el Anglo Irish Bank y el Irish Nationwide entre 2009 y 2010. El virus financiero se contagió con fuerza y el Gobierno decidió crear un banco malo, Nama, para concentrar los créditos tóxicos de los bancos. Para ello, las autoridades irlandesas destinaron 64.452 millones para comprar préstamos dudosos y capitalizar entidades. Irlanda aún debe recuperar cerca del 90% de esa aportación. La mayúscula inyección de fondos desembocó en el rescate del país por parte del FMI y la UE.
» Holanda. En la misma época, la grave infección de la crisis en dos entidades holandesas llevaron al Gobierno de Amsterdam a desembolsar 84.897 para rescatar a dos de sus bancos principales, el Fortis (recibió 28.000 millones) e ING (10.000 millones). Cuatro años después, el Gobierno holandés ha recuperado casi la mitad de su aportación.
» Alemania. A pesar de la buena reputación de los bancos alemanes, el Ejecutivo alemán ha inyectado hasta 313.638 millones de euros para sanear sus entidades. Una buena parte de dinero público fue a parar a una multitud de bancos regionales. Pero como el problema financiero fue creciendo, Berlín creó un banco malo que se tragó más de 250.000 millones en activos tóxicos.
» Bélgica. El Gobierno belga aportó el 7% de su PIB para ayudar a Fortis y recapitalizar Dexia. El Tesoro público aún debe recuperar 24.676 millones.
El País
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