Manuel Sutherland /11/09/2012
Muy común es en Venezuela,
asistir penosamente al fenecimiento de la investigación objetiva (dialéctica y
materialista) ante un diluvio ideológico de distorsiones bufas de la realidad.
La consigna actual es sustituir la investigación en las áreas sociales, por una
serie de vulgaridades falaces que sirven para insultar cobardemente (MUD) o
para adular perrunamente al gobierno. Por ello, ante la presión política, la
fementida inmediatez “obliga” a los principales bandos en disputa del poder
político (es decir, en lucha por la apropiación de la renta petrolera) a
atacarse los unos a los otros con una serie de absurdas inexactitudes y
luxaciones de la realidad.
El aspecto que trataremos hoy está relacionado a la supuesta “hipertrofia empresarial” del gobierno, es decir, a la falsa creencia de que el gobierno posee la mayor parte de las unidades de las unidades económicas del país, y que el empresariado “criollo” se desvanece en una ilusoria oleada expropiadora.
El aspecto que trataremos hoy está relacionado a la supuesta “hipertrofia empresarial” del gobierno, es decir, a la falsa creencia de que el gobierno posee la mayor parte de las unidades de las unidades económicas del país, y que el empresariado “criollo” se desvanece en una ilusoria oleada expropiadora.
¿Cómo podemos medir las
unidades económicas existentes?
Las estadísticas en nuestro
país se destacan por su escasez e intrínseca oscuridad. Indicadores de
productividad, rendimientos por pozos, importación agrícola por rubro etc., son
secretos militarmente resguardados, o simplemente guarismos jamás computados.
Sin embargo, todos los escritos que traemos tienen como impronta la estadística
oficial disponible públicamente.
En esta ocasión nos vamos a
servir de los primeros resultados del IV Censo Económico (IVCE) de 2007–2008,
que realizado hace ya varios años, no muestra tener progenie alguna. El IVCE
registró todas las unidades económicas ubicadas en los centros poblados urbanos
de Venezuela, con la muy importante (e inexplicable) excepción de las empresas
pertenecientes al sector primario (sector agrícola y el sector minero y
petrolero, que en realidad no son muchas en cantidad, pero son muy importantes
en cuanto su peso económico). El IVCE también excluye al sector financiero
(aplastantemente privado), las instituciones religiosas y órganos
extraterritoriales. En el resto de las escasas zonas rurales del país (menos
del 4% del territorio), el IVCE se ocupó de las principales empresas que allí
operan.
Resultados notorios que
demuestran la pequeñez del Estado
En varios artículos he
explicado que según nuestras Cuentas Nacionales, explicitadas por el Banco
Central de Venezuela (BCV), el PIB privado (el porcentaje de la actividad
económica del país en manos directas del empresariado) corresponde al 71% del
total (año 2010). En el año de 1999 el PIB privado era de 68%, es decir, que a
pesar de las nacionalizaciones, el PIB sigue siendo mayoritariamente privado, y
comparado con países que nada tienen que ver con el comunismo como: Suecia,
Francia e Italia; donde el PIB es mayoritariamente público (estatal), el Estado
venezolano no tiene en sus manos (salvo el petróleo) ningún resorte económico
importante de la economía.
La afirmación anterior se
respalda en el Gráfico 1 (ver arriba) que muestra data oficial del IVCE, y
que explica que el 93% de las unidades económicas pertenecen al sector privado,
dejando apenas un escuálido 7 % al sector público. Dentro de
ese diminuto 7%, más del 92% de las unidades económicas estatales, se dedican a
actividades tipificadas como económicamente improductivas, debido a
que no generan valor, es decir, más del 90% de esos
establecimientos consumen plusvalía en vez de generarla. Las actividades de ese
92% se concentran en: salud, educación, deportes y administración pública.
Queda más que probado, que la
supuesta y fementida creencia de que el Estado venezolano tiene “casi toda”, o
buena parte de la economía en sus manos es completamente falsa. No tiene ningún
asidero.
La burguesía local en
Venezuela, comercio, servicios y escasa industria
Los países suelen ser
catalogados por analistas de diverso pelaje, como desarrollados y
subdesarrollados. Dichos analistas (un 98%) son abiertos fans del
capitalismo, e insisten en medir el grado de avance o retroceso de una sociedad
por variables relacionadas al nivel de ingresos del país, comprendiendo de
manera errónea y fragmentaria lo que pretenden explicar. Estos “señores”
entienden el modo de producción capitalista, como una serie de economías unidas
por agregación, cuyo mercado nacional las dirige un Estado con independencia
económica más o menos plena; lo cual es un yerro por toda la línea. El
contenido, decimos, la esencia del modo de producción capitalista radica en ser
completamente mundial, es decir, vinculado e interconectado hasta la raíz. Esta
unión implica entender al planeta como un enorme ámbito de acumulación
de capital en toda su extensión, cuyas relaciones van mucho más allá
de los Estados. Así las cosas, podemos observar que los ámbitos de acumulación
“nacionales”, no son sino la apariencia encubierta de un proceso de acumulación
mundial. Con estos pertrechos dialécticos, podemos abordar palmariamente el
difuso tema de la industrialización en el país, tomando en cuenta las
limitaciones de espacio que esta publicación impone.
Las industrias en
Venezuela: ¿A qué se dedica “nuestra” burguesía?
Como lo habíamos comentado en
artículos anteriores, nuestra burguesía es eminentemente improductiva y
especialmente orientada a la importación de mercancías abaratadas por la
sobrevaluación de la moneda. La reventa en el mercado nacional de estas
mercancías portadoras de renta petrolera, a precios más altos que los
internacionales, permite a la burguesía apropiar la renta petrolera, que
originariamente parte del Estado y que termina en manos de los empresarios.
Dicho proceso de acumulación de capital, se basa en la exacción a la clase
obrera de la renta petrolera que cubre el 94% de las importaciones (2010) que
se realiza la burguesía y que permite importar alrededor del 70% de las
mercancías que se consumen en nuestra nación [i] .
Cuando hablamos de “nuestra”
burguesía, nos referimos al empresariado local sin distingos chovinistas que
expliquen por la nacionalidad específica de un burgués, su comportamiento. Con
toda confianza, decimos que el empresario venezolano no es el que lleva el gen
de comerciante e improductivo, no. Indicamos que el 95% de los capitalistas en
Venezuela (extranjeros o no) se comportan del mismo modo especulativo,
a causa de (entre otros) estos factores: moneda sobrevaluada, riqueza del
provento petrolero que abarata la importación, baja escala productiva, poca
mano de obra industrial calificada y salarios criollos relativamente altos
comparados con las maquilas manufactureras de Perú y México, o las industrias
chinas. Por tal motivo, lo más rentable y lo que implica menor riesgo es
importar y especular con tales mercancías. Por ello, como vemos en el Gráfico
2 que a continuación mostramos, el 85% de nuestras empresas se dedican
a: comercio (55%), servicios (25%) y actividades recreativas (5%). Todo esto
deja a las empresas que se dedican a la actividad industrial en unescuálido (6,33%),
evidentemente insuficiente para las necesidades productivas que se requiere
satisfacer. Por ello los índices de importación son tan altos, debido a la
diminuta capacidad industrial en la nación entera, sin hablar del Estado y su
escasez industrial (exceptuando los sectores primarios antes mencionado). Así
las cosas, vemos que la frase: “En Venezuela no se produce nada; se importa
casi todo” cobra un sentido estadísticamente significativo. Sin embargo, lo más
importante de explicar estriba en la necesidad de entender, que bajo la
acumulación capitalista mundial, y con políticas económicas de corte
capitalista, Venezuela jamás podrá industrializarse, por los
factores estructurales que antes explicamos y con el tiempo no hacen más que
profundizarse.
El empresariado en
Venezuela : importador e improductivo
Impulsados por el
uso rentístico del provento petrolero, nuestros empresarios sólo hacen fortuna
a base deimportación de mercancías baratas y su venta en el mercado local a
altos precios.
La sobrevaluación del bolívar
es una herramienta que permite al empresariado local la absorción de renta y
toda clase de negocios especulativos muy lucrativos. Como las divisas son
entregadas fundamentalmente a una élite burguesa, ésta puede comprar
un DVD (de calidad, hay varios más baratos) en 30 billetes verdes y revenderlo
en Bs. 387, guardando para sí una “modesta” ganancia de 200%. Nuestros
burgueses pueden comprar un trío de pelotas de tenis, que cuestan [ii] en
la tienda estadounidense [iii] Amazon sólo 3$ EEUU
dólares, lo que da un total de 12,9 Bs (al cambio oficial, que obtiene en
grandes cantidades la burguesía criolla en CADIVI). Ahora, la reventa de esas
pelotas en la tienda Afanis Sport de la Av. F. Solano, en
Caracas, se realiza a 90 Bs. Es decir este buen burgués, se
embolsilla una ganancia de 597%, vendiendo a precio de diamante, una mercancía
de valor internacional insignificante. Aunque pueda salir algún gorila
reaccionario (dícese, posmoderno anticonsumista) a
señalar que: “El DVD y el tenis son cosas de ricos, que el pueblo no debe
usar”; es por demás innecesario afirmar que esta especulación grotesca se
aplica igual o peor, en medicinas, alimentos y todo lo relacionado a viviendas.
Con esta fórmula mercantil, la burguesía se embolsilla gracias a nuestro
petróleo, millones de dólares y de bolívares sin producir ninguna mercancía, es
decir, a fuerza de especulación pura y dura. Ni siquiera hablamos de los
multimillonarios negocios de compra y venta de dólares en el mercado paralelo.
Si nuestra burguesía local
produce casi nada y exporta casi nada, ¿de dónde saca los dólares? Fácil, del
petróleo. Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) es la que genera el 96%
de las divisas que ingresan al país.
En el gráfico 3 que
viene continuación, se muestra (en la barra de color rojo) el grotesco nivel de
las importaciones de bienes y servicios del empresariado local, en contraste
con las míseras exportaciones privadas no petroleras (en la barra azul). En el
clímax de esta desproporción, vemos que la burguesía local en el 2008 importó
(sola-solita) más de 45 mil millones de dólares estadounidenses y apenas
exportó cinco mil millones de dólares (cifra que bajó a 1.800 millones de
dólares para el año 2010). En otros vocablos, la burguesía importa nueve
veces más de lo que exporta. Su parasitismo consiste en importar
barato y revender caro.
La Necesaria Central
Estatal Única de Importaciones
Hay una acción interesante que
se podría llevar a cabo con inteligencia y voluntad política, que podría
permitir plantearse un salto cuantitativo importante, en la solución de éste
problema:
1. Construir una CENTRAL
ESTATAL ÚNICA DE IMPORTACIÓN (CEUI), a la cual deban acudir todas las personas
naturales y jurídicas para realizar a través ella, todos sus requerimientos de
importación. Ésta Central podría realizar compras a escala (obtener mejores
precios), abaratar las importaciones (destruir el inmenso fraude que hace la
burguesía a través de la importación de cajas vacías, cajas con arena,
mercancías con sobreprecios etc., con los dólares CADIVI) y a la vez cobrar
altos impuestos diferenciados (de acuerdo al tipo de bienes) que permitan al
Estado ahorrar gran cantidad de divisas, y generar altos ingresos la inversión
productiva en industrias que puedan desarrollar bienes de consumo superior y
abaratar mercancías de primera necesidad para la población.
Es de recordar que las
fabulosas ganancias que tiene la burguesía local en el negocio de la
especulación con mercancías diversas, suelen dejar un mísero porcentaje en el
fisco, debido a las tácticas de evasión y elusión de impuestos que
la burguesía aplica para pagar lo mínimo posible en gravámenes. Así, el Estado
burgués, que el gobierno bolivariano administra, dejaría de trasladarle una
inmensa cantidad de millones de dólares, que la burguesía hurta a través de un
descomunal enjambre especulativo. Otro asunto importante, es que en el anhelo
imposible de desear regular los precios, la CEUI podría colaborar de manera
decisiva (sólo en los precios de los bienes finales importados), debido a que
la importación directa por la CEUI y la puesta de la mercancía en la puerta del
negocio revendedor (Ej.: Un supermercado) permitiría colocar un Precio de Venta
Máximo a dicha mercancía. Ello, reduciría los márgenes de ganancia grotescos de
los especuladores y abarataría mercancías de todo tipo. Alimentos, medicinas,
repuestos etc., bajarían de precio ipso facto.
Entendemos muy claramente, que mutatis
mutandis, al tomar el control y realizar la importación directa de las
mercancías que no se producen acá, se reducirían drásticamente las
importaciones, se abarataría los bienes que consumimos, disminuiría los índices
de inflación -Venezuela tiene la inflación más alta del mundo (27,6% en 2011),
triplicando a la inflación de Botswana, Ghana y Ruanda [iv] -, aumentaría
nuestro salario real, destruiría las ganancias grotescas de los empresarios
y redireccionaría buena parte de la renta petrolera al Tesoro Nacional. Solamente
oscuros, corruptos e ilícitos intereses de importadores (especuladores) y sus
“contactos” gubernamentales, pueden negarse a esta medida.
A todas vistas, el gobierno
bolivariano ha protagonizado una espectacular y desorbitada transferencia de
miles millones de dólares a la burguesía que tanto lo agrede, sabotea y
combate. La vía fundamental de ésta “munificente” transferencia se hace a
partir de sus administradores de divisas preferenciales (CADIVI y SITME), con
los cuales el empresariado local parasitario, ha hecho fortunas incalculables.
Esa transmisión de renta ha sido “excusada” por la nulidad de la industria
local y la necesidad de importar los bienes que se necesitan. Sin embargo,
soluciones estructurales como: industrialización a gran escala y con dirección
obrera, parecen no estar en el imaginario del gobierno que se parece contentar
con dar a la burguesía miles de millones de dólares, para que importe barato
mercancías que venden a precio de oro líquido. De hecho, el Ingeniero
Electricista, en funciones de ministro de Economía: Jorge Giordani, afirma de
lo más orondo que éste sistema de administración de divisas es apenas un niño
que debe ir creciendo…
El drenaje de renta petrolera
para satisfacer la insaciable codicia empresarial sigue vaciando las arcas de
la nación y empujándola a una carrera de endeudamiento público externo e
interno, de proporciones siderales, que comprometen cada día más el
presupuesto del país y que transfieren con más vigor, renta petrolera a los
grandes capitalistas criollos (vía CADIVI_SITME) y a los capos de las finanzas
mundiales (Vía endeudamiento externo con Petrobonos, Vebonos etc.). Esta
situación empobrece a la clase obrera y se constituye como un hándicap tremendo
en la lucha socialista. Deber de toda persona honesta es plantar cara y exigir
un cambio drástico en esta política económica.
PD: Parte de este análisis se
encuentra en mi libro: La Alienación en el trabajo, La esclavitud
asalariada, que trata de éste y otros temas, desde una perspectiva
dialéctica y materialista.
------------------------
[i] Éste número es un
estimado de la importación de mercancías que suplen el mercado interno, a
partir de una serie de estudios realizados a los niveles de importación por
rubro.
[ii] Al precio minorista
que obtiene el consumidor final, es decir el más alto.
[iii] El precio de la
pelota de tenis está acá http://www.amazon.com/Dunlop-Yellow-Championship-Extra-Tennis/dp/B000OW8TFW/ref=sr_1_22?s=racquet-sports&ie=UTF8&qid=1346132727&sr=1-22&keywords=tennis+balls
[iv] Información de la
inflación mundial, extraída de: http://www.tradingeconomics.com/inflation-rates-list-by-country
En: Asociación Latinoamericana de Economía Marxista (ALEM)
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