Pablo Pardo /Domingo 17 de junio del 2012
Un alemán llega a un hotel
rural en el oeste de Irlanda, en medio de la nada, junto al mar. Llueve y hace
frío. El alemán sale de su Audi y entra en el hotel. Está vacío. Está claro que
nadie ha dormido en él en meses. "Es por la crisis", le dice el
dueño. "Pues yo estoy pensando pasar la noche aquí, pero quiero ver las
habitaciones primero", dice el alemán. "De acuerdo, pero tiene que
dejar un depósito de cien euros. Éste es un hotel 'boutique' y cada habitación
es diferente", replica en irlandés. El alemán le da un billete de cien
euros y sube al primer piso.
El dueño del hotel entonces
sale corriendo con el billete y va a ver al médico del pueblo. Le da
cien euros que le debía de una consulta en la que le había curado una
enfermedad venérea. El médico agarra el billete y se va corriendo al 'pub' y
salda una cuenta que tiene allí de cien euros por unas copas que no había
pagado.
El dueño del 'pub' le paga a
una prostituta que trabaja el local cien euros que le debía porque la chica
atrae clientes y ésa es su comisión. La prostituta agarra los cien
euros, se va corriendo al hotel y le paga al dueño cien euros que le debía por
haber usado una habitación con un cliente.
Cuando la chica acaba de
marchar, el alemán baja por las escaleras y dice: "La verdad es que no me
convencen las habitaciones". "Como usted quiera, señor",
responde el hostelero, y le da los cien euros. La crisis se ha acabado en ese
pueblo.
'Hola, ¿tienes dinero?'
Desde hace semanas, mi saludo
a cualquiera del Fondo o a cualquier asiático que me encuentro se reduce a
"Hola, ¿tienes dinero?". La mayoría no lo pillan, pero la respuesta
que me dio uno de ellos el miércoles fue este chiste. No sé muy bien dónde
quedo yo, pero lo que está claro es que no soy el alemán.
En todo caso, tampoco entiendo
demasiado bien dónde está el chiste, dado que el pueblo irlandés no es más que
una representación de un sistema financiero tremendamente sólido. Lo
cierto es que ahora no hay dinero, así que el círculo se ha acabado.
Quienes insisten en que el sistema de pensiones es una estafa piramidal (unos
pagan para que otros cobren).
Lo que el chiste, sin embargo,
omite es que todos en la historia son bancos. Los bancos prestan dinero
(créditos) y también piden prestado (depósitos y mercado interbancario). El
problema es cuando hay demasiados prestamos y alguien deja de devolverles el
dinero. Entonces, descubrimos la cruda realidad del pueblo irlandés. En
el caso de España hemos descubierto también lo que sintieron Argentina y otros
países que fijaron su moneda al dólar. Es una cesión de soberanía total,
que hace buena la frase del titular de este artículo, y que se ha atribuido a Mayer
Amschel Rothschild, el fundador de la dinastía de los Rothschild.
Eso sí, la gran diferencia
entre las 'dolarizaciones' y 'pegs' y el euro es que en esta última se suponía
que todos teníamos un cierto poder, aunque la divisa europea no fuera más que un
marco con otro nombre. A fin de cuentas, nadie pedía permiso a EEUU para
'pegar' su divisa al dólar, mientras que la Unión Monetaria fue un proyecto
promovido y dirigido por, ¿cómo lo diré?, Alemania y Francia.
Ahora, sin embargo, Angela
Merkel nos está explicando a todos que el euro es una divisa alemana y
que ellos son los que mandan. Son los que mandan hasta el punto de que, según
informaba ayer 'The Wall Street Journal', los reguladores de todo el
mundo están estudiando retrasar la entrada en vigor de las nuevas reglas de
capital de los bancos (los llamados 'Acuerdos de Basilea III') para
que el sistema no explote.
La vida sigue en otros
mundos
Curiosa paradoja en la que
EEUU y otros países nos echan un cable en el rescate de nuestros bancos porque
Alemania no quiere hacer más. Desde luego, si cualquier presidente
estadounidense estuviera tratándonos como hace Alemania, no habría calles en
España para manifestarnos contra los americanos. Claro que no debería
extrañarnos: en 2008, EEUU, básicamente, rescató él solo a los bancos alemanes
al abrir el grifo de dólares. Eso sí, en el victimismo perpetuo de
Berlín, eso no cuenta.
Mientras Europa se despeña, la
vida sigue en otros mundos. Esta semana se ha fijado el precio de colocación de
la segunda OPV más grande de lo que va de año, tras la de Facebook. Es, acaso,
una muestra del 'nuevo capitalismo':
1) Es una empresa que opera en
el campo de las materias primas, 'agribusiness' y energía.
2) No va a cotizar en ninguna
Bolsa famosa, sino en la de Kuala Lumpur, en Malasia.
3) Su principal accionista es
el Estado malasio, que seguirá controlándola, ya que retendrá el 37% del
capital tras la salida a bolsa.
4) Su principal activo es algo
tan poco ‘glamouroso’ como plantaciones de palmeras.
Es Felda, o sea, las siglas en
inglés de ‘Autoridad Nacional de Desarrollo de la Tierra’, el tercer mayor
productor del mundo de aceite de palma, un producto cuya demanda lleva
creciendo en promedio un 7,5% anual en los últimos 20 años. El aceite
de palma se usa para todo: desde barras de labios hasta biofuel (la próxima
vez que le dé un beso a su santa, piense que a lo mejor se lo está dando un
surtidor de gasolina).
Sólo en Malasia, Felda tiene
casi tanto terreno como toda Cantabria. Y a ellos hay que sumar sus propiedades
en Indonesia y sus ranchos de ganado en Australia, además de sus plantas de
tratamiento de aceite de palma en Sudáfrica, Turquía, China y otros países.
Felda ha logrado que la
demanda de acciones supere en 29 veces a la oferta. Y va a obtener unos 2.500
millones de euros de la operación. Probablemente la clave de su éxito sea que,
al contrario que en el chiste de Irlanda, la base de sus inversores es
nacional, no alemana.
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