Eduardo Segovia /20/01/2013
La incapacidad para salir de la crisis de nuestro país nos ha granjeado un nuevo récord mundial negativo: somos el país del mundo con el mayor índice de miseria, un indicador que consiste en la suma de las tasas de desempleo e inflación. Según datos de Bloomberg, España ronda los 30 puntos de 'miseria', lo que nos sitúa a la altura de Sudáfrica y por delante de países tan inestables como Venezuela o Argentina, o de otros naciones rescatadas de la UE como Grecia. Incluso nos encontramos muy por encima de Egipto, como se aprecia en el gráfico.
El índice de miseria español es una radiografía de la crisis: no ha dejado de crecer desde 2007, cuando se encontraba en niveles de 10,89 puntos. Desde entonces ha vivido algunas correcciones puntuales motivadas por la moderación puntual del IPC, pero dentro de una tendencia claramente alcista y con fuertes tirones cuando se han publicado cifras de paro especialmente negativas, como en marzo de 2010.
Por detrás de España, Croacia, Grecia y Venezuela tienen unos índices en torno a 26 puntos, y ya en un escalón inferior encontramos a Argentina, Portugal, Eslovaquia y Egipto en torno a 18 puntos. La media de la UE se encuentra en 14 puntos. "Y España tiene la gran suerte de que no haya un subíndice de miseria para los menores de 25 años, ya que necesitaríamos un chart más grande para incluirlos", señala con sarcasmo Tyler Durden de ZeroHedge.
La reciente Encuesta de Población Activa (EPA) certificó que la tasa de paro en España se sitúa ya en el 26,18% de la población activa, con prácticamente cinco millones de parados. Unas cifras que han hecho que hasta Angela Merkel exprese su alarma, en especial por la gravedad del paro juvenil -que alcanza el 55%-, y que han provocado que los dos grandes partidos inicien acercamientos para alcanzar un pacto para crear empleo. De momento, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, ha anunciado algunas medidas para favorecer a los emprendedores, como la reducción de cotizaciones para los autónomos.
A esto hay que sumar un IPC que cerró 2012 en el 2,9% a pesar de que la contracción de la demanda interna -en buena medida por el paro desbocado- y la necesidad de recuperar competitividad justificarían una inflación mucho más moderada. Esta resistencia a la baja de los precios en España divide a los economistas. Por un lado, están los que creen que es inevitable que el país entre en deflación; y de hecho ven signos de la misma. Es el caso de José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, que ve a España en “una dinámica claramente deflacionista”. “Todas las circunstancias presionan a la baja los precios y la situación actual no va a ser sostenible”, afirma.
Demasiadas rigideces en el IPC
Por otro lado, tenemos a los que creen que, aunque una reducción del IPC sería deseable, es poco probable por las rigideces de los precios en muchos sectores (principalmente la energía) y de los salarios, así como por las continuas subidas de impuestos y de precios públicos para enjugar el déficit público y tratar de cumplir con los objetivos impuestos por Bruselas.
La última vez que se publicó este índice de forma oficial por parte de la UE, se registraron "diferencias abrumadoras" por regiones, con Andalucía a la cabeza, seguida por Extremadura y Canarias. En el otro extremo, las comunidades con menor índice de miseria son País Vasco, Navarra, Cantabria y Aragón.
No obstante, el 'reinado' de España puede verse amenazado en breve por Croacia, que se incorporará a la UE en julio. Allí la población activa es de las más bajas de Europa, en torno al 50%, y la tasa de paro ya se encuentra en el 19%. Además, está experimentando un crecimiento de la deuda pública tan meteórico como el de España, al pasar desde el 29,3% del PIB en 2008 a una previsión del 63,6% en 2017.
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