Por
Agypro
5/4/2020
¿Por
qué el gobierno no habla abiertamente del número de pruebas realizadas diariamente
en su “guerra” contra el Covid-19? ¿Se puede prescindir de este primordial
indicador en un momento en que la fase de contagio es comunitaria y la
tendencia tanto en número de infectados como de fallecidos aumenta de manera
descontrolada? Por supuesto que no, y sobre todo después de que gracias al
testeo masivo –gratuito– y el aislamiento tanto de las personas infectadas,
como de sus contactos cercanos, algunos países lograron neutralizar eficazmente
la propagación del coronavirus. El
mensaje del director de la OMS, Ghebreyesus Tedros después de que se declarase
pandemia mundial, fue contundente: “Testear, testear y testear”. Algunos
cuantos países consiguieron aplicar la receta, sin embargo muchos otros, entre
ellos el gobierno de Vizcarra parecen haber omitido olímpicamente este llamamiento
haciendo que cada vez sea vea más lejano el pico de la curva de contagios.
Vizcarra en la rueda de
prensa del día 4 de abril señala: “sabemos claramente que los casos irán
aumentando” y ha pronosticado de 8 a 10 días más para alcanzar el pico de la curva.
Además parece ser que “el logro de que se duplique cada 5 días los
casos positivos” lo mantiene tranquilo. Por otro lado, la consigna del gobierno
se centra en el cumplimiento a rajatabla de la cuarentena, y atribuye la
responsabilidad a la población de la propagación de la enfermedad si es que
esta es desobedecida. Esparce –con el apoyo secuaz de casi todos los medios de
comunicación– el sentimiento de culpa entre los peruanos por desacatar la
cuarentena. Su responsabilidad por esparcir el virus en la sociedad debido a su
desobediencia. Ciertamente estas medidas son necesarias sobre todo en una fase
de contagio de comunitario, en la cual el
gobierno de Vizcarra actuó tardía y negligentemente para contenerla. Pero al
margen de ello veamos algunas cifras.
Martillazo
a la curva ¿sólo con cuarentena?
Según la data procesada por
el epidemiólogo Mateo Prochazka de la Universidad Cayetano Heredia (https://bit.ly/39LG0sW) presentada
en un conjunto de gráficos muy inteligibles, a pesar de la cuarentena impuesta
desde el 16 de marzo el número de infectados se ha multiplicado por 13, alcanzando
los 1000 infectados en un promedio de 15 días y sumando otros 700 casos más en
tan solo los últimos 4 días (del 30 de
marzo al 4 de abril). Un aumento que asemeja la curva de crecimiento de
coronavirus peruana la trayectoria de la curva italiana ¡Estamos realmente lejos
de aplanar la curva señor presidente Vizcarra! Y es más, en palabras del
epidemiólogo “No podemos aplanar la curva si no podemos armar la curva”, si ni
siquiera obtenemos los datos, hacemos los test suficientes para dar unos
resultados que se aproximen a la realidad.
Otro indicador alarmante es el
número de fallecidos. A pesar de que Vizcarra se “alegre” de que por cada 5
días sólo se duplique la cifra de contagios, la tasa de muertes se ha venido
duplicando cada 5 días también, y hasta casi se ha triplicado en la última semana (de 24
fallecidos el 30 de marzo a 61 fallecidos el 4 de abril). Cuando la curva de fallecidos crece dos veces más rápido que la curva
de nuevos contagios, es un signo inequívoco de que no se están detectando suficientes casos. Precisamente
observemos el número de pruebas diarias que se están realizando.
Cómo se trata de una nueva
enfermedad, no existe un parámetro que indique la cantidad de pruebas
suficientes para estimar su propagación indican los especialistas, además, este
indicador está en función de la capacidad tecnológica y científica, del número
de laboratorios y personal capacitado en cada país a la hora de aplicar tanto las
denominadas pruebas moleculares (PCR) como las denominadas Pruebas Rápidas
(serológicas). Cuantas más pruebas masivas se apliquen, más rápido se podrá
aislar a los infectados.
Desde el 6 de marzo –fecha
del primer reporte de contagio– hasta el
4 de abril se han registrado 1745 casos confirmados, con un total de 17 334
pruebas; un promedio de 598 pruebas diarias. Esta cantidad de pruebas es nada
menos que la misma cantidad que se hacían cuando registrábamos menos de 50
infectados (hace 3 semanas). Es decir que no hemos avanzado casi nada en la
cantidad de pruebas diarias. Una realidad siniestra e irresponsable que el
gobierno –y la prensa– ocultan y
maquillan. No solo mantenemos el mismo número de pruebas de hace tres semanas
sino que retrocedemos; de 816 a 507 del 3 al 4 de abril (-309) o reducimos prácticamente la mitad de los test
(de 1124 el 2 de abril a 507 el 4 de abril). Y esto se debe a que existe un patrón muy irregular en el número de
testeo diario en vez tener un patrón de control de pruebas creciente, que
posiblemente se explique al enorme cuello de botella en el procesamiento de las
pruebas entre Lima y las regiones, o en otras palabras al colapso sanitario en
la infraestructura tras la llegada de la pandemia.
El
gobierno combate la pandemia con los ojos vendados
Aunque el gobierno anuncie
la compra de las primeras 80 mil pruebas
moleculares para el diagnóstico del coronavirus, sólo se podrá duplicar
el promedio de pruebas realizadas (unas 1100 diarias) y estarán disponibles aún
hasta mediados de abril. Los expertos en
salud convienen en que la nueva cifra de pruebas debiera ser mucho más
agresiva. A estas alturas de la
pandemia el Perú debería diagnosticar al menos un promedio de 5500 pruebas por
día; incluso aún para diagnosticar y
rastrear los casos sospechosos, por lo menos se necesitarían 16,000 pruebas a
diario. En un contexto de alta demanda mundial de los países por adquirir este
tipo de pruebas, se vuelve fundamental una
acertada política nacional que centralice todos los recursos tecnológicos
del sector sanitario – incluso los del
ámbito privado– administrando todos los recursos para el beneficio común, tal
como muchos países azotados por la pandemia lo vienen haciendo. Sólo bajo una
correcta política de estado que priorice la salud pública se podría impulsar el
desarrollo de test masivos para la población. En esta cuestión comprendemos
el inmenso daño producido tras casi 30 años de privatización de la salud
pública y ofensiva neoliberal, destruyendo la infraestructura sanitaria, con
una red de laboratorios desarticulada ni equipos médicos que puedan responder
de forma eficaz ante una emergencia como la que actualmente atravesamos.
Así como no se puede combatir a un ejército con los
ojos vendados, no se puede detener la pandemia si no se sabe quién está
infectado. Por ello el gobierno maquilla
la crisis sanitaria al decir que sólo el acatamiento de la cuarentena y la
“inmovilidad social” podrán contener la pandemia. Lo que en el fondo se esconde
tras las últimas medidas del gobierno es encubrir el inevitable desborde
sanitario que ya se vive en algunos centros de salud y hospitales del país. Una
situación que se agrava por las condiciones infrahumanas del personal médico,
que incluso son reprimidos y silenciados mediante memorándums por los gerentes
de Essalud para no “emitir
declaraciones ante cualquier medio de comunicación”. Queda claro que el
gobierno tiene un doble manejo de la pandemia ante la opinión pública y que las medidas de inmovilización social y
cuarentena se aplican en principio no porque al Estado le interese la salud y
bioseguridad del pueblo y la clase trabajadora, sino para salvaguardar
escrupulosamente los intereses de la clase dominante a través de la maquinaria militar
y represiva del Estado.
Movimiento
Ciudadano Renovemos Lima-metropolitana
Referencias
-Mateo Prochazka (https://twitter.com/teozka)
-Federico Kukso, “Conflictos e intereses en los tests para cazar al coronavirus en Sudamérica”. Ojo Público (https://bit.ly/2UN6sOJ)
-Gestión (02/04/2020). Compra de pruebas de diagnóstico: ¿serán suficientes para controlar el coronavirus en Perú? (https://bit.ly/2ytFfrk)
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