domingo, 7 de agosto de 2011

Europa y la crisis migratoria: Otro de los dramas contemporáneos


Europa ya no es más el dorado de la inmigración         


La crisis económica frena la entrada de inmigrantes ilegales a Europa


Publicado el 29 agosto 2010
Por Glenny

Este año el panorama cambió: pocos centenares de africanos y asiáticos deshidratados llegaron a las costas de España e Italia a mediados de agosto, que es habitualmente el momento pico de la inmigración ilegal.



Un puñado igual logró llegar. El 8 de agosto, se descubrió que 40 apesadumbrados migrantes del norte de África incrementaron la población del isolte italiano de Linosa en casi 10%. Caritas, una organización de caridad católica, sostuvo que la migración por el mar en el Mediterráneo estaba creciendo.
Pero, las cifras de Frontex, la agencia de fronteras de la Unión Europea, muetras que apenas 150 personas desembarcaron en Italia y Malta, en el primer trimestre del corriente año, en comparación con 5.200 en el mismo período de 2009. La inmigración ilegal a las Islas Canarias, que era de deceneas de miles de africanos hace pocos años, casi se detuvo. En el primer trimestre de 2010, apenas cinco personas desembarcaron allí. ¿Dónde están los migrantes?


Parte de la respuesta es que los gobiernos del sur de la Unión Europea han aplicado la diplomacia y el dinero para resolver el problema. En España, las sucesivas administraciones hicieron acuerdos con los países del noroeste de África que han dejado disponibles a los migrantes los puertos más al sur, lo que hace más peligrosa y costosa la travesía hacia las Islas Canarias. El gobierno del primer ministro Silvio Berlusconi logró un entendimiento con Libia, que permite a las patrullas italianas devolver a los migrantes interceptados, antes de que tengan la oportunidad de solicitar asilo.


El flujo a Europa no está determinado sólo por la eficacia de las medidas tomadas para limitarlo. También está influenciado por el número de personas dispuesta a arriesgar su vida y ahorros en un intento de vulnerar las fronteras de la UE.


El flujo de buscadores de asilo depende, en parte, de la inestabilidad en las zonas más problemáticas del mundo.


DIFICULTADES. El otro factor es la caída económica de la UE, cuyos efectos pueden verse de manera más llamativa al otro lado del Mediterráneo. Los migrantes llegaban a España buscando oportunidades económicas, por lo que podía esperarse que su número declinara, a medida que desaparecían los empleos para extranjeros ilegales. La dura crisis económica de España puede estar revirtiendo la dirección de la migración. El número de residentes extranjeros cayó 2% en el segundo trimestre de este año. La disminución mayor fue entre los latinoamericanos, cuyo número se redujo en 100 mil.


Pero, que pasará cuando la economía europea vuelva a tener auge. Los gobiernos parecen saltar de la complacencia a la hostilidad, dependiendo de la situación económica y las encuestas de opinión pública. Los miembros de la UE nunca se pusieron de acuerdo en medidas para ayudar a los países pequeños como Malta, que actúan como puntos de ingreso. Pero, Europa necesita inmigrantes para contrarrestar el impacto que tiene su baja tasa de natalidad en el crecimiento económico. Este verano, Cataluña ofreció 7.800 empleos, a personas desocupadas, para la cosecha de fruta. Menos de 1.700 aceptaron, muchos de los cuales no eran de origen español.


Benedicto: la cultura de acoger



Benedicto XVI dijo que recibir a personas de todas las naciones y culturas, proviene del mensaje cristiano. Dirigiéndose en francés a los peregrinos y estudiantes llegados de una parroquia de París, el Papa indicó que los textos litúrgidos, siguiendo a Jesucritsto, invitan a acoger a las legítimas diversidades humanas. Sus palabras surgieron tras la decisión del gobierno de Francia de expulsar a 200 inmigrantes gitanos a Rumania y Bulgaria.


Publicado por: The Economist


Bruselas propondrá que cada estado pueda establecer controles internos

La crisis migratoria del norte de África rompe la solidaridad europea

«Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho».

27 Abril 11 - Bruselas - Jorge Valero

El discurso que dio el 9 de mayo de 1950 el entonces ministro de Exteriores francés, Robert Schuman, se considera hoy el germen de la UE. Seis décadas después, Europa se encuentra en su momento de mayor debilidad, con las dos «realizaciones concretas» que hasta ahora habían atado a la Unión en esta «solidaridad de hecho» en sus horas más bajas: el euro y el acuerdo Schengen para eliminar las fronteras interiores.

Como ha sucedido con la recesión económica, las olas migratorias del norte de África han probado que la frágil solidaridad europea, ablandada por los nuevos tiempos y otra generación de líderes, falla en cuanto llega la primera crisis con mayúsculas. Liderados por Francia, los estados miembros no están dispuestos a compartir el acomodo de los casi 26.000 inmigrantes que han arribado a Italia, reabriéndose una guerra soterrada entre los vecinos del norte y los del sur, con sus fronteras marítimas expuestas a la ribera mediterránea.

Schengen es poco de solidaridad y mucho de blindar las fronteras exteriores de la Unión. Pero ahora que éstas fallan, la UE puede tomar dos caminos en sentidos opuestos: desmantelar gradualmente el acuerdo, haciendo de la excepción la norma, reinstalando las fronteras interiores o «europeizar» realmente la gestión de la migración, con la Comisión Europea capaz de arbitrar entre los estados miembros y repartir a los inmigrantes irregulares entre los Veintisiete.

Los más escépticos apuntan que las capitales no cederán las competencias en un tema tan sensible como la inmigración. Y, aunque la crisis del euro ha probado que las huidas hacia delante funcionan al forjarse una gobernanza económica, la Comisión parece dar la batalla por perdida. Si Bruselas calló, e incluso avaló, que Francia reinstalara las fronteras con Italia hace dos semanas, ahora pretende ir más allá y considera que los socios puedan introducir controles en una sección o varias de las fronteras internas.

Según ha podido saber LA RAZÓN, la comunicación que presentará la próxima semana la Comisión contempla la introducción de estos controles como último recurso, de manera coordinada y temporal, por parte de aquellos vecinos de estados miembros que reciban una oleada por una desestabilización de las fronteras exteriores, lo que dejaría al Estado miembro sólo ante esta situación crítica. Y aunque la Comisión no aclara si al menos ella determinará cuáles son estas situaciones excepcionales, todo parece indicar que los Estados miembros tendrán manga ancha para imponer estos controles.
Viernes 25 de febrero de 2011 
Publicado en la edición impresa

Europa, dividida ante una posible crisis migratoria


La UE desestima el pedido de ayuda de Italia, que teme un éxodo masivo de africanos

BRUSELAS.- Los ministros de Interior de la Unión Europea (UE) descartaron ayer una oleada migratoria inminente procedente del norte de Africa y no adoptaron ninguna medida para frenar un hipotético éxodo desde las costas libias por el conflicto armado entre partidarios y detractores del dictador Muammar Khadafy.

Italia, apoyada por los socios mediterráneos, reclamó a la UE ayuda inmediata para hacer frente a una eventual avalancha de inmigrantes libios hacia sus costas, pero los 27 relativizaron la posible crisis humanitaria y sus consecuencias en Europa.


"Me sorprendió que algunos países se opusieran al principio de solidaridad, a un sistema de asilo europeo y del reparto de la carga para que todos los socios de la UE acepten recibir a inmigrantes llegados de Libia", criticó el ministro del Interior italiano, Roberto Maroni, tras reunirse con sus pares europeos en Bruselas.


Maroni acudió a la cita con un mensaje claro: el bloque no podía dejar sola a Italia porque la llegada masiva de refugiados libios a sus costas provocaría "una urgencia humanitaria catastrófica". "La invasión de un millón y medio de refugiados pondría a Italia de rodillas", previno el ministro, cuyo país se halla a menos de tres horas de la costa libia en una embarcación a motor.


Roma estima que entre 500.000 y 1,5 millones de extranjeros residentes en Libia, la mayoría subsaharianos, podrían emigrar, además de miles de libios que ya empezaron a huir del país por las fronteras terrestres. Unos 30.000 ciudadanos de Túnez y Egipto residentes en Libia huyeron ya hacia sus respectivos países, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).


Maroni evitó citar qué países se opusieron a activar una respuesta europea a la amenaza migratoria, pero algunos gobiernos, como los de Alemania, Suecia y Austria, dejaron claro que no compartían la urgencia ni la preocupación de Roma.


"Si los acontecimientos en Libia degeneran en una guerra civil, entonces tendremos a mucha gente partiendo, pero todavía no estamos en ese supuesto y esperamos que eso no suceda", afirmó el ministro de Interior sueco, Tobias Billstrom.


"No hay ningún flujo de refugiados por ahora. No lo provoquemos hablando del tema", coincidió el titular alemán, Thomas de Maiziere.

Apoyo mediterráneo

Junto a Italia se situaron los países mediterráneos -España, Grecia, Chipre, Malta y Francia-, que desde anteayer reclaman la creación de un fondo de emergencia europeo para hacer frente a la inmigración ilegal.


"Roma está en una situación de dificultad hoy, mañana puede ser cualquier otro país", reconoció el ministro del Interior español, Alfredo Pérez Rubalcaba, pese a que llamó a evitar todo alarmismo.
Para Maroni, lo único positivo de la reunión de ayer fue la conformación del Grupo Mediterráneo, que creará una unidad de crisis para brindar ayuda recíproca entre los países.


La lucha contra la inmigración clandestina divide desde hace varios años a los socios europeos, pese a los intentos de la Comisión Europea de reforzar la cooperación y los recursos.


Europa cuenta con la agencia Frontex, encargada de la vigilancia de las fronteras exteriores. Pero su presupuesto anual es inferior a los 140 millones de euros, su capacidad máxima de movilización es de 1000 hombres y sus recursos se limitan a 25 helicópteros, 25 aviones y 100 navíos. A través de Frontex, Bruselas desplegó hace unos días la Operación Hermes en la isla italiana de Lampedusa, adonde llegaron más de 6000 inmigrantes tunecinos.


Poco preocupada por un posible éxodo masivo, la UE sí movilizó, sin embargo, varios navíos militares para evacuar a varios centenares de europeos que todavía permanecen en Libia.


Agencias AFP, DPA y EFE

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