Jueves 13 de octubre
Comenzó la versión 63 de la feria del libro más importante a escala mundial. Los Bancos y el dinero
opacancada vez más a la literatura en Frankfurt. Muchas editoriales han cerrado sus puertas o se han trasladado a Berlín y la urbe nada ha hecho, deplora ex titular del encuentro. Docente de la Universidad Goethe defiende a esa ciudad.
Frankfurt, 12 de octubre. La edición 63 de la Feria Internacional del Libro de Frankfurt comenzó este miércoles en la ciudad natal de Goethe, pero donde la literatura está cada vez más opacada por el dominio de los bancos y el dinero en detrimento de editores y libreros.
En la actualidad, los editores de la capital económica alemana, muchos de los cuales han debido cerrar o trasladarse, tienen dificultades en una pequeña ciudad que ha apostado por las finanzas.
Es muy bonito recurrir a Goethe, pero eso no agrega nada, dice molesto Holger Ehling, ex responsable de la feria del libro, quien se ha convertido en consultor en Frankfurt.
La ciudad nada ha hecho por la literatura y las casas editoras, y ha perdido importanciaen el campo editorial, agregó tras subrayar que Frankfurt hizo todo lo posible y
creó condicionespara atraer a los bancos. De hecho, entre rascacielos, las grandes librerías se cuentan con los dedos de las manos.
La región de Hesse, donde está Frankfurt, tiene 480 libre-rías de todos los tamaños, número que disminuye, según la Federación Profesional del Libro.
Eichborn anuncia cierre
Aunque su feria del libro es la más importante del mundo, Frankfurt es mucho más un sitio de negocios, donde se comercializan los derechos internacionales de los bestsellers y obras de escritores famosos, en vez de un acontecimiento intelectual.
Aspecto de un módulo con libros de editoriales de Islandia, país invitado de honor de la feria de Frankfurt, cuyas actividades se iniciaron ayer y concluirán el domingo 16Foto Reuters
Afp
En los años recientes, varios editores desaparecieron y el último, Eichborn, anunció a finales de septiembre que cerrará sus puertas.
Enfrentado a dificultades económicas, este editor de dibujos animados y literatura alternativa, trató en vano de trasladarse a Berlín. Su desaparición es
una grave pérdida, según Ehling.
Frankfurt siempre estuvo dominada por los bancos y el dinero, en perjuicio de la vida intelectual, dijo Klaus Siebenhaar, profesor en la Universidad Libre de Berlín.
Difícil para Mainhattan –en referencia a Manhattan y al río Meno, Mein en alemán–, como es apodada, competir con la vida cultural de Colonia, Munich y en especial Berlín, convertida en
el ombligo del medio literario e intelectual alemán y uno de los lugares centrales de producción de la literatura europea.
En 2009, el medio literario ya había sido cimbrado por el traslado a Berlín de Suhrkamp.
El sello de Hermann Hesse y del filósofo Peter Sloterdijk abandonó las riberas del Meno y se fue a las del Spree, atraída por la activa vida cultural de la capital.
Los editores de Frankfurt son afectados por
un movimiento de consolidación, dijo Jürgen Boos, jefe de la feria del libro.
La vida es más excitante en una ciudad con 3.5 millones de habitantes que en una de 600 mil, como Frankfurt, reconoció.
La urbe tiene, sin embargo, sus irreductibles defensores, entre ellos Wolfgang Schopf, docente en la Universidad Goethe.
El mundo literario de Frankfurt no desaparece, se transforma, y la salida de Suhrkamp está compensada por la vitalidad de los pequeños editores, dijo.
Varios autores famosos en Alemania se han instalado, como Wilhelm Genazino, Eva Demski o Martin Mosebach, subrayó. La ciudad sigue siendo sede de las ediciones Fischer, cuyo catálogo incluye a Thomas Mann, Arthur Schnitzler y Stefan Zweig.
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