Vicenç
Navarro /21 de junio de 2012
Una de las causas de la crisis
actual en España es la explosión de la burbuja inmobiliaria. El maridaje entre
el capital financiero (banca, cajas de ahorro, compañías de seguros y otras
instituciones financieras) y el sector inmobiliario creó tal burbuja. En los
últimos diez años se construyeron más viviendas en nuestro país que en el
conjunto de Francia, Gran Bretaña y Alemania. Y a pesar de esta enorme
construcción que supuso casi el 9% del PIB español, los precios se dispararon
el 150%, subiendo mucho más rápidamente que los salarios, y ello como resultado
de una abusiva especulación.
No hay duda de que la banca, las cajas, el Banco
de España y las autoridades públicas, tanto españolas, como europeas, eran
conscientes de ello. Bastaba con ver un gráfico en el que se comparara la
evolución de los precios de la vivienda y de los salarios (la gran mayoría de
compradores de vivienda derivan su dinero de las rentas del trabajo), para ver
que los primeros crecían mucho más rápidamente que los segundos. La distancia
entre los dos precios se intentaba llenar con crédito. Y de ahí el enorme
endeudamiento de las familias.
Todo esto era predecible. Y
podría haberse visto venir y podría haberse evitado. Pero ni el Banco de España
(a pesar del aviso de los técnicos de tal institución), ni el Estado español
tomaron ninguna medida. Llevaba razón la Canciller alemana, Angela Merkel,
cuando indicaba recientemente que las autoridades españolas habían actuado de
una manera irresponsable en los diez últimos años al no haber prevenido la
burbuja inmobiliaria basada en mera especulación, y su explosión.
Ahora bien, a Merkel se le
olvidó un detalle clave, olvido que le permitió no incluir al gobierno y a la
banca alemana en esta crítica de lo que pasó en España. Y el olvido es que la
banca alemana jugó un papel determinante en esta explosión inmobiliaria. Gran
parte del dinero que alimentaba la explosión inmobiliaria procedía de la banca
alemana. En realidad, la explosión de la burbuja inmobiliaria ocurrió cuando la
banca alemana interrumpió el crédito a la banca y cajas de ahorro españolas,
consecuencia de que la banca alemana atemorizada por su contaminación con
productos financieros tóxicos procedentes de la banca estadounidense, paralizó
todo flujo de crédito. Y ahí fue cuando el crédito financiero se interrumpió y
la burbuja inmobiliaria española explotó creando el enorme parón de la actividad
económica y la caída en picado de los ingresos al Estado (tanto central, como
autonómico) que creó el déficit público del Estado. Este déficit no lo creó el
crecimiento del gasto público, sino el descenso de los ingresos al Estado. En
realidad, cuando se inició la crisis, en el año 2007, el Estado español tenía
superávit. El déficit público en España no es la causa de la crisis, como Rajoy
está diciendo, sino que es al revés, el déficit público es la consecuencia del
escaso crecimiento económico y escasos ingresos al Estado.
Todas las medidas de
austeridad, recortes incluidos (que representan el ataque más frontal al
escasamente financiado Estado del Bienestar en España), están encaminadas a
pagar la deuda a los bancos alemanes y de otros países (Francia, Gran Bretaña y
Bélgica), los cuales habían conseguido pingües beneficios durante la burbuja
inmobiliaria, pingües beneficios que continúan. En realidad, la crisis bancaria
de los países periféricos (España, Grecia, Portugal e Irlanda) le está yendo muy
bien a la banca alemana, pues hay un flujo de capital (es decir, dinero) de
estos países, que huyen de la crisis, hacia el centro, y muy en particular,
Alemania. Y los datos hablan por sí solos. Según Josef Ackermann, presidente
del Deutsche Bank, los beneficios de tal banco alcanzaron la friolera cantidad
de 8.000 millones de euros en el año 2011 (con 8 millones de euros en
bonificaciones a tal señor). En realidad, mientras el desempleo alcanzaba
cifras más que alarmantes en España (y otros países periféricos), el 50% de la
juventud está desempleada, y la sanidad y la educación sufre recortes brutales
(y no hay otra manera de decirlo), los beneficios del Deutsche Bank subieron un
67% en tres años (2009-2011), tal como señala Conn Hallinan en la revista CounterPunch
(15.06.12) (“Greed and the Pain in Spain”).
Todos los datos muestran
claramente que la banca alemana se benefició enormemente de la burbuja
inmobiliaria española (y también irlandesa), así como de la crisis financiera
de los países periféricos. Los enormes sacrificios de las clases populares se
imponen a España y a los otros países periféricos para que se pueda pagar a la
banca alemana (entre otros países). Y el famoso rescate financiero de 100.000
millones de euros tiene como objetivo salvar a la banca española, no para
garantizar el crédito, que ni está ni se le espera, sino para que pueda pagar
sus deudas, también a la banca alemana. Y el instrumento que la banca alemana
utiliza para imponer sus políticas es el Banco Central Europeo, que como he
indicado en varias ocasiones (ver sección Política Económica en mi
blogwww.vnavarro.org), no es un Banco Central, sino un lobby de la banca
alemana y del Banco Central Alemán, el Bundesbank.
El rescate financiero es la
última de muchas otras intervenciones que los economistas de la Comisión
Europea, al servicio del sistema financiero europeo, liderado por la banca
alemana, están imponiendo a España. Como bien ha dicho el Ministro de Finanzas
alemán, Wolfgang Schaube (contraviniendo a Rajoy), el rescate financiero
implicará una supervisión directa por parte del Banco Central Europeo, de la
Comisión Europea y del Fondo Monetario Internacional, de las reformas
financieras, así como de las políticas fiscales y macroeconómicas españolas,
convirtiendo así a España en una colonia alemana. Y todo ello con la
colaboración del gobierno conservador “súper patriota” español.
¿Y por qué tal gobierno
colabora con estas políticas que significan una pérdida clara de soberanía? Y
la respuesta es clara. Porque utiliza este mandato exterior (argumentando que
no hay alternativas) para conseguir lo que siempre ha deseado la derecha en
España, es decir, debilitar el mundo del trabajo y privatizar el Estado del
Bienestar. Tal gobierno coincide con el objetivo del rescate que queda muy bien
definido por las declaraciones del presidente del Banco Central Alemán, Jens
Weidmann, quien en dichas declaraciones en El País no puede ser más claro
cuando indicó que las reformas deberían acentuar más las reformas laborales
(que quiere decir bajar los salarios) y la privatización de servicios (que
quiere decir el desmantelamiento del Estado del Bienestar). Así de claro.
Catedrático de Políticas
Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns
Hopkins University
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