domingo, 20 de enero de 2013

Alemania repatría 700 toneladas de oro por si la crisis se desboca

Aurora Rodríguez /10/01/2013

Si hay algo que intranquiliza a los alemanes es la inseguridad y la falta de control sobre su dinero. En los últimos meses, algunos órganos de prensa, y también algunos personajes públicos, empezaron a sembrar dudas sobre los lingotes de oro alemán que llevan depositados decenios en Nueva York, Londres y París.

Había voces que se preocupaban acerca de si todos y cada uno esos lingotes habían sido catalogados, cuál era su valor real, y planteaban si no sería conveniente tenerlos más a mano caso de que la crisis económica se desbocara y fuera necesario echar mano de esas reservas, que suman un valor aproximado de 137.510 millones de euros.

Una recomendación del Tribunal de Cuentas al respecto ha precipitado las cosas y, tras un periodo de silencio, el Bundesbank ha tenido que dar un paso adelante. Acaba de anunciar la lenta repatriación (de aquí hasta el año 2020) de la mitad de ese tesoro. El total pesa 3.391 toneladas y supone la segunda reserva más importante del mundo, después de la de Estados Unidos.  Casi la mitad (1.536 toneladas), está depositada en el Banco Federal de Nueva York. Otras 445 toneladas, en el Banco de Inglaterra, y 374 en el Banco de Francia en París. Otras 1.036 toneladas siguen en la sede del Bundesbank en Frankfurt.

El Banco Central alemán decidió enviar este oro a París y Londres como consecuencia de la Guerra Fría y ante la posibilidad de una invasión del Pacto de Varsovia

No se han dado detalles acerca del momento exacto en que empezará el envío de los lingotes de regreso a la República Federal. Sí se ha confirmado que de Nueva York se van a traer 300 toneladas y que el depósito de París será eliminado poco a poco. Como los lingotes proceden de orígenes y tiempos distintos, se van a examinar uno a uno con espectrómetros y ondas ultrasónicas. Hay varios tipos: el Degussa pesa 12,49 kilos, el Royal Canadian Mint, 12,69, y el Mint americano, 13,28. Unos son más alargados, otros más anchos.

El miedo a una invasión del Pacto de Varsovia

El Banco Central alemán decidió enviar este oro a París y Londres como consecuencia de la Guerra Fría y ante la posibilidad de una invasión del Pacto de Varsovia. En el caso de los lingotes almacenados en Nueva York, no es que fueran trasladados allí, sino que los diferentes gobiernos alemanes los fueron adquiriendo desde finales de los cincuenta gracias al superávit de las exportaciones realizadas a los Estados Unidos. Incluso diez años después de la caída del Muro de Berlín, en 1999, el 98% de las reservas de oro seguían estando fuera de la República Federal.

Los responsables del Bundesbank han querido dejar claro que ese oro no se ha tocado nunca, ni se ha prestado, ni se ha intercambiado por dinero líquido u otras monedas, y que así se va a seguir. Hubo algún intento, como en 1997, de revalorizar el monto de esas reservas, con el fin de mejorar la situación presupuestaria o, en el año 2002, de echar mano de una mínima parte para ayudar a las víctimas de las inundaciones de aquel verano. Pero los cancerberos del BUBA se mantuvieron firmes. A lo máximo que pueden ceder es a que se utilice algo de ese oro -a precio de mercado- para fabricar medallas conmemorativas.

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