miércoles, 24 de abril de 2013

Competencia, tipo de cambio y riqueza en el Perú

César Risso /19/04/2013

Partiendo de la premisa de que todos los bienes y servicios producidos dependen de la cantidad de fuerza de trabajo disponible, y que la productividad del trabajo permanece constante, entonces, no se puede crear más riqueza de la que equivale a la fuerza de trabajo total.

Si nos encontramos en una nación hipotética, compuesta de 100 personas, y cada una puede trabajar en condiciones normales 8 horas al día, entonces, la riqueza que se puede crear equivale a 800 horas al día.

Disponemos entonces de una riqueza de 800 horas, que puede estar expresada en alimentos, prendas de vestir, vivienda, medios de producción (máquinas, herramientas, etc.), educación, recreación, etc. De qué depende el uso de la fuerza de trabajo. En el capitalismo esta decisión está dada por la ley del valor.

Esta ley se expresa, dada la competencia, como un promedio. Esto es, la anarquía de la producción, en la que cada capitalista invierte su capital en las actividades más rentables, obteniendo en promedio una cuota media de ganancia, expresa la rentabilidad del capital  invertido. Pero la rentabilidad de cada capital puede estar por debajo, o por encima, o en el nivel de la cuota media de ganancia. Por la lógica del capital, aquellos que están por debajo de la cuota media de ganancia, migrarán hacia las actividades que obtienen una rentabilidad mayor a la de la cuota media de ganancia. De modo que hay una permanente migración del capital de una a otra actividad.

Cuando los capitales, en cantidad considerable, se invierten en aquella actividad cuya rentabilidad es más alta, lo que logran es obtener una cantidad mucho mayor de la mercancía que producen. Esto genera un exceso de oferta (producción) de dicha mercancía, que frente a un mismo nivel de demanda, genera una caída de los precios de dicha mercancía, indicando que se ha producido en exceso, y que por lo tanto se ha distribuido, en términos sociales, mal el capital. De otro lado, aquellas mercancías cuya producción disminuye, debido a que los capitales abandonan dicha actividad por la baja rentabilidad, provoca un alza del precio, puesto que la oferta disminuye frente a una demanda que no ha cambiado. Así, el mercado a través del precio indica que se ha producido poco de dicha mercancía.

Cuando hablamos de demanda, nos referimos a la demanda solvente, esto es a la demanda sobre la base de la remuneración de los trabajadores, y no a la demanda en función de las necesidades de los trabajadores.

La consecuencia de la ley del valor es que se desperdicia fuerza de trabajo. Aquello que se ha producido en exceso, expresa la mala distribución de la fuerza de trabajo, y en consecuencia su desperdicio. Evidentemente esto se debe a la necesidad de los capitalistas de obtener plusvalía.

Al igual que con las mercancías, sucede con el dinero. El dinero, sin considerar el signo monetario, es el oro. Cuando este se produce en exceso, o se produce por debajo de la demanda, nos encontramos frente a la misma situación descrita líneas arriba. Si añadimos el signo monetario, o sea, las monedas y billetes, acontece lo mismo. E igualmente si consideramos los dólares, que aunque no los “producimos”, los obtenemos a través del comercio exterior. Con la diferencia que en el caso del dólar, su precio en moneda nacional se llama tipo de cambio (*).

Veamos en primer lugar la cantidad de fuerza de trabajo total de que dispone el Perú. Según datos del INEI, la población en edad de trabajar en el año 2011 fue de 16’564,100 de personas. Si tomamos el total de días de trabajo, al año se trabaja 300 días aproximadamente. Descontando los domingos y feriados, obtenemos 2400 horas de trabajo al año por persona. Con estos datos calculamos que la riqueza que podría haberse creado equivale a 39,753’840,000 horas de trabajo. Sin embargo, la población ocupada fue de 11’251,700 personas, que multiplicadas por las 2400 horas al año, da un riqueza de 27,004’080,000. La diferencia entre una y otra, nos da la riqueza que se dejó de crear (12,749’760,000 horas de trabajo).

Aclaramos, que estamos considerando la fuerza de trabajo como igual en todos los casos. Es decir, no estamos considerando el trabajo complejo, que es superior al trabajo simple debido a la capacitación y la experiencia laboral.

Los cálculos realizados no consideran la fuerza de trabajo desperdiciada como consecuencia de la competencia entre los capitalistas.

La competencia, o para ser más exactos, la anarquía de la producción, aparte del exceso de determinadas mercancías y de la escasez de otras, tiene como consecuencia la quiebra de empresas; lo cual es también un desperdicio de fuerza de trabajo, así como de la riqueza creada por esta. Esto se produce porque en este sistema al funcionar la ley del valor, queda en manos de los capitalistas privados individuales, la decisión de invertir en tal o cual actividad en función de sus intereses.

He aquí un primer argumento a favor de la planificación económica, pero que tiene asidero cuando la propiedad de los medios de producción está en manos de todo el pueblo. Y cuando la ley económica fundamental es la satisfacción de todas las necesidades, tanto materiales como espirituales, de todo el pueblo.

En relación al tipo de cambio (soles por dólar), se tiene que del 2006 al 2012, el dólar ha perdido el 20% de su valor en términos de nuevos soles. O, lo que es lo mismo, que la moneda nacional se ha apreciado aproximadamente el 24%.  Esto quiere decir que la producción en el Perú tiene más valor en términos de dólares.

Si comparamos el valor producido por la fuerza de trabajo, utilizando la población ocupada del 2011, tomando como referencia que el precio por hora de la fuerza de trabajo es de 3,60 nuevos soles, obtenemos un valor monetario de valor anual de 97,214’688,000 nuevos soles. Ahora, expresemos esto en términos del tipo de cambio del año 2006. Esto da 29,683’874,198 dólares. Si expresamos la misma cifra con el tipo de cambio del 2012, obtenemos 36,823’745,454 dólares. Es decir, que sin variar el volumen de producción, ni el valor de las mercancías producidas, el monto en dólares es mayor en 24%.

Lo que ha sucedido es que las mercancías producidas en el Perú se han hecho más caras en términos de dólares. Y, sin embargo, la riqueza producida no ha aumentado ni un céntimo, o para evitar confusiones, la mayor suma en dólares no significa que se haya producido un solo alfiler más. Es un fenómeno estrictamente monetario. Está claro que estamos haciendo abstracción de otras variables como las remuneraciones, la masa monetaria en moneda nacional, etc.

Nuestro mayor volumen de exportación está dado por las exportaciones tradicionales: productos mineros y harina y aceite de pescado. Pues bien, el precio internacional de las materias primas ha venido subiendo considerablemente a causa de la crisis. De modo que quienes se benefician de este mayor precio de nuestras exportaciones, como consecuencia de la variación del tipo de cambio, son las transnacionales que extraen y exportan materias primas.

Como la burguesía no mide la rentabilidad de su inversión en términos de la cantidad de valores de uso producidos, esto es, de riqueza, sino en términos de porcentaje de dinero adicional respecto del dinero invertido, la variación del tipo de cambio le crea la ilusión de que son más ricos. Incluso, a pesar de toda la fuerza de trabajo no utilizada, y de la fuerza de trabajo desperdiciada en la competencia.

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[*] Para evitar cualquier equívoco, decimos que este análisis corresponde a una economía de libre mercado. La situación se complica aún más con la presencia de los monopolios.


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