sábado, 5 de noviembre de 2011

China da un paso clave en su proyecto de construir una estación espacial


China ha dado un paso clave hacia su ansiado objetivo de construir una estación espacial para el año 2020. El país asiático ha lanzado hoy con éxito un cohete Larga Marcha, que ha colocado en una órbita inicial de 200 kilómetros la nave Shenzhou 8, no tripulada. En dos días, esta deberá acoplarse, a unos 340 kilómetros de la Tierra, con el módulo Tiangong 1 (Palacio Celestial 1), que fue enviado a finales de septiembre.

Shenzhou 8 partió a las 5.58 de la mañana (siete horas menos en la España peninsular) de la estación de lanzamiento de Jiuquan, situada en el desierto de Gobi, según ha informado la agencia oficial Xinhua. Su conexión con el módulo experimental Tiangong 1 -la primera operación de este tipo que realiza el país asiático- supondrá un avance crucial para el ambicioso programa espacial chino, dentro del cual se enmarca el plan de construir un laboratorio orbital en el que los astronautas puedan vivir durante varios meses, como hacen en la Estación Espacial Internacional (ISS, en sus siglas inglesas).


"Dominar la tecnología del encuentro y el acoplamiento pondrá unos cimientos sólidos al proyecto de estación espacial chino", ha dicho Zhou Jianping, jefe de diseño del programa tripulado, según la agencia. "Una vez dominada, poseeremos el conocimiento y la capacidad para construir la estación espacial, y esto abrirá la posibilidad a mayores actividades en el espacio". Esta tecnología es difícil de controlar, porque las dos naves, situadas a la misma distancia de la Tierra y viajando a 28.000 kilómetros por hora, deben acercarse progresivamente para evitar destruirse mutuamente.

Tiangong 1 fue lanzado el pasado 29 de septiembre, un par de días antes de la fiesta nacional china, el 1 de octubre, aniversario de la fundación de la República Popular China. Pekín considera su programa espacial un símbolo del progreso económico y tecnológico, y del creciente poder del país. Además, lo utiliza como herramienta de propaganda nacionalista y de los logros alcanzados por el Partido Comunista Chino (PCCh).

Los responsables chinos prevén llevar a cabo dos operaciones de acoplamiento, tras lo cual Shenzhou 8 regresará a la Tierra. Si el plan tiene éxito, el año que viene, tendrán lugar otras dos misiones similares; una de las cuales al menos será tripulada. Entre los astronautas que se están preparando figuran dos mujeres. De ser elegida alguna de ellas, sería la primera vez que China envía una mujer al espacio, un potente símbolo en este país donde el sexo femenino -del que el líder chino Mao Zedong dijo una vez que "sostenía la mitad del cielo"- sufre grandes discriminaciones laborales.

Pekín puso en marcha su programa espacial tripulado en 1990, después de adquirir tecnología rusa. En 2003, se convirtió en el tercer país del mundo en enviar un ser humano al espacio, tras la antigua Unión Soviética y Estados Unidos. El astronauta Ying Liwei dio 14 vueltas a la Tierra. En 2008, la nave Shenzhou 7, con tres tripulantes, llevó a cabo el primer paseo chino en el espacio. Pekín prevé realizar una misión de aterrizaje lunar no tripulada el año que viene, y los científicos han mencionado la posibilidad de situar a un ser humano en el satélite terrestre después de 2020.

A pesar de los progresos experimentados por el país asiático en los últimos años, aún está lejos de lo alcanzado por Occidente. El Tiangong 1 es un módulo experimental, no uno destinado a formar parte de la futura estación espacial. Tanto los estadounidenses como los rusos realizaron acoplamientos de naves en órbita en la década de 1960. La ISS -en la que participan Estados Unidos, Rusia, Japón, Canadá y Europa- puso en órbita su primer elemento en 1998. Dos años después, llegó la primera tripulación completa. China fue dejada fuera del proyecto por las objeciones estadounidenses. Washington recela de la conexión del programa espacial chino con el Ejército y no quiere compartir su tecnología con su principal competidor económico y político.

La futura estación espacial china incluirá el módulo, dos laboratorios, una nave de carga y un cohete tripulado, con un peso total de 60 toneladas, frente a las 137 toneladas de la estación rusa Mir y las más de 400 toneladas de la ISS.

Estados Unidos ha asegurado que no ensayará un nuevo cohete para llevar gente al espacio hasta 2017, y Rusia ha dicho que las misiones espaciales tripuladas ya no son una prioridad. La agencia espacial estadounidense (NASA), sin embargo, ha desvelado los planes de un cohete de largo alcance para enviar astronautas a la Luna y Marte, y el presidente estadounidense, Barack Obama, ha pedido que se lleve a cabo una misión tripulada al satélite lo más tarde en 2025, y a Marte en la década de 2030.

Los expertos aseguran que China no tiene prisa, que su prioridad es la seguridad y el éxito, y que sus planes podrían retrasarse. Pero la intención de Pekín de participar en la carrera del espacio es clara. El diario Global Times, ligado al Diario del Pueblo -órgano oficial del PCCh-, afirma que aún no están claros los beneficios que aportará la inversión en tecnología espacial, pero que el país "no tiene otra opción" que continuar el programa de exploración. "Mientras sigamos determinados a subir como nación en el mundo y a continuar con el proceso de rejuvenecimiento, necesitamos correr riesgos. De lo contrario, China será una nación próspera, pero subordinada a las grandes potencias".

Sin embargo, los críticos se preguntan si no sería mejor destinar este dinero a elevar el nivel de vida de la población, cuando en el país asiático existen 150 millones de personas, que, según el Banco Mundial, viven con menos de 1,25 dólares al día.

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