Jorge Manco Zaconetti
(Investigador UNMSM, y Consultor)
¿Agua sí, minería no?
“(…) ¿Qué es más importante, el agua o el oro?… Ustedes no toman oro, no comen oro, pero nosotros tomamos agua y de ahí salen la leche, salen los quesos, sale la riqueza, la agricultura necesita el agua (…)” Discurso en la campaña electoral en Bambamarca de Ollanta Humala abril del 2011
Estas fueron las palabras que utilizó el candidato Ollanta Humala en la campaña electoral para ganar el voto campesino de uno de los departamentos más poblados y más pobres del Perú. En verdad, el apoyo reciente del Presidente al proyecto Conga ha generado una profunda decepción en los miles de ciudadanos que creyeron en la renovación de la política criolla, y el respeto al voto popular. Esta práctica es una larga tradición en la política peruana donde para llegar al poder se ofrece el “oro y moro”, pero una vez sentado en Palacio de Gobierno otra es la visión del interés público.
Lo que está pasando en Cajamarca con la oposición de la población campesina al proyecto Conga de Mra. Yanacocha tiende al desborde popular con efectos multiplicadores en otros departamentos que cuestionan en la base el modelo extractivo primario exportador, con pobre contribución tributaria, con un débil valor agregado, contaminante por la laxitud y relajo del propio Estado en la fiscalización y regulación ambiental, como que existen en el país más de 6,847 pasivos mineros que afectan 65 cuencas hidrológicas, siendo Cajamarca el más impactado con 976 pasivos, según la exposición del Ministro de Medio Ambiente del 22 de noviembre ante la Comisión de Energía y Minas del Congreso de la República.
Esta imagen negativa de la minería en Cajamarca se potencia por los pésimos antecedentes de la empresa acostumbrada a “la compra de tiempo y autoridades”, con un servicio de información y espionaje que constituye un poder paralelo al gobierno regional. Indebidamente blindada por los contratos de estabilidad jurídica y tributaria le debe al fisco más de 400 millones de nuevos soles por regalías no pagadas desde el 2005 al 2011, que deben ser restituidas al departamento y al Tesoro Público.
La imagen de una empresa abusiva y prepotente que compró a inicios de los años noventa las tierras campesinas con un contenido de oro y plata a 100 dólares la hectárea, aprovechándose de la ignorancia de los pobres; que ha contaminado las aguas, los ríos y lagunas del entorno con sus operaciones, que ha generado desastres ecológicos como el de Choropampa con el derrame de mercurio donde nunca se sabrá la cantidad de mercurio vertido. Y, si a ello se agrega el resentimiento que sus actividades genera en el ámbito tradicional de Cajamarca, con los altos ingresos de sus trabajadores, con el cambio de la vida cotidiana donde la tranquilidad da paso a una vorágine urbana, donde el costo de vida se incrementa haciendo relativamente más pobres a los que perciben una remuneración estatal. Esta constituye una fórmula explosiva para los conflictos sociales recurrentes en el tiempo.
Todo este descontento se acumula y en un momento determinado las fuerzas explosionan, como la energía subterránea que hace posible la erupción en los volcanes. En tal sentido, estamos en un momento donde se ha llegado al pico del conflicto y se requiere el análisis frío para restaurar heridas, fomentar el diálogo y reconocer autocríticamente los múltiples errores cometidos por las partes, y buscar una salida donde todos ganen, un “win win”.
UN GOBIERNO DEBILITADO
En primer lugar, el gobierno debe reconocer que ha manejado mal el conflicto social. Se podría decir que todos han jugado para los intereses mineros, desde el empresario Ing. Salomón Lerner que no tiene la experiencia política necesaria, y pareciera que le queda grande la responsabilidad de Presidente del Consejo de Ministros. Sus afirmaciones al inicio del mes de noviembre contribuían al incendio de la pradera. Sin la revisión del estudio de impacto ambiental prometida por el titular de Medio Ambiente, decía el proyecto Minas Conga “va sí o sí”.
La solicitud de renuncia por pedido expreso del Presidente de la República en la última semana de noviembre al asesor de la Presidencia del Consejo de Ministros, Carlos Tapia por su simpatía declarada con las protestas cajamarquinas expone la fragilidad y susceptibilidad que provoca el asunto de Minas Conga a nivel oficial, donde no se aceptan disidencias y puntos de vista diferentes.
En la misma línea las múltiples declaraciones del ministro de Energía y Minas, Ing. Herrera Descalzi, que puede ser un excelente ingeniero especializado en generación eléctrica como que ha sido reconocido consultor del grupo Endesa, pero que desconoce de negociación estratégica y manejo de conflictos mineros. Es más, en el clímax del conflicto comete el error infantil de viajar en el mismo avión del inefable Roque Benavides, generando el desconcierto y el malestar de la población que percibe tales actos como la adopción de la posición de Yanacocha.
En el mismo sentido, los desacuerdos entre el titular del sector con la viceministra, Ing. Susana Vilca debilita la presencia del gobierno ante un conflicto que nunca debió desbordarse. Es más, la falta de transparencia de la viceministra en su declaración de alta funcionaria sobre sus concesiones mineras le resta credibilidad y confianza ante la opinión pública. A este nivel no tendría la autoridad moral para manejar los futuros conflictos mineros como ha sido la práctica en el Ministerio de Energía y Minas.
En el pasado los viceministros de minería han enfrentado en primera instancia los conflictos (R. Mucho, R. Padilla, F. Isasi, F. Gala) y después el titular del sector aparecía al final cuando la negociación estaba madura. Hoy la figura del ministro está “quemada” por no decir devaluada.
Al nivel de las autoridades de gobierno regional y local que también conforman parte del Estado, las responsabilidades son compartidas y se están jugando su futuro político. Si bien el Presidente Regional Gregorio Santos es un reconocido dirigente del Partido Comunista del Perú (Patria Roja), que tiene una larga tradición de lucha contra Mra. Yanacocha sus posturas radicales no tendrían el apoyo mayoritario de la población, y más tarde o temprano tendrá que sentarse a negociar. Por ello, la empresa apostó por otros candidatos pues en sus proyecciones sabía lo que representaba tener un candidato opositor y crítico del modelo extractivista.
En el frente antiminero ocupa un papel central del padre Marco Arana que ha presentado sus expectativas electorales aspirando a la formación del partido propio denominado “Tierra y Libertad”, con un sólido financiamiento internacional que van desde Oxfam, la fundación Soros y cooperantes, lo que le ha permitido constituirse en un referente nacional con su posición fundamentalista en la defensa del medio ambiente.
Prácticamente con su posición ambiental todo proyecto minero en cabecera de cuenca resultaría inviable por la supuesta afectación de ríos y lagunas, así se cumplan estrictas normas ambientales y se asegure el abastecimiento de agua. En otras palabras muchos de los proyectos mineros resultarían “per se” insostenibles en el tiempo. Por el número de pasivos mineros no tratados en nuestro país y la difusión de la minería informal, resulta legítima su preocupación ambiental.
Están otros actores que pugnan por el liderazgo regional alcaldes provinciales y distritales más dirigentes de los llamados Frentes de Defensa con movimientos campesinos que debieran conocer la relativa importancia que tiene la actividad minera en la generación de ingresos para Cajamarca por concepto de canon, regalías y derechos de vigencia. Es más, con la información proporcionada por el propio Ministro de Economía y Finanzas, el gobierno regional tendría más de 1,000 millones de nuevos soles no ejecutados, montos que resultan hartos necesarios para el desarrollo y lucha contra la pobreza.
¿QUÉ REPRESENTA LA MINERÍA?
Si bien en nuestro país la figura del canon minero ha sido metamorfoseada pues está en función del impuesto a la renta realmente abonado por la empresa minera. Así, por ley el 50% del impuesto a la renta se transforma en canon, ergo el canon no lo paga la empresa sino el Estado. A pesar de tal distorsión jurídica que se remonta al 2002, los ingresos por canon en Cajamarca entre el 2004 a octubre del 2011 ha transitado de los 182 millones a los 454 millones de nuevos soles, teniendo su pico en el 2007 cuando sumaron los 585 millones, a pesar de la pertinaz disminución de la producción aurífera de Mra. Yanacocha.
En el cuadro de los “Recursos Generados y Transferidos Gracias a la Actividad Minera Energética en Cajamarca” se exponen los montos transferidos por canon, regalías y derechos de vigencia más el canon hidroenergético, sin considerar el llamado Aporte Voluntario ni las remuneraciones pagadas por las mineras a sus trabajadores ni las compras locales. Se exponen los ingresos transferidos por el gobierno central a los gobiernos locales y al gobierno regional.
Si bien el canon minero resulta el recurso transferido más importante desde el 2009 las regalías mineras se incrementan gracias a la presencia de la minera australiana Gold Fields y al término de los contratos de estabilidad jurídica de los primeros yacimientos de Mra. Yanacocha. Por ello, las regalías en el 2009 representan 15 millones de nuevos soles para trepar a los 59 millones en el 2010 y al mes de octubre del 2011 suman los 68 millones.
Se debe tener presente que en la distribución del mal llamado canon minero el 10% le corresponde al distrito donde opera la mina, que en el caso de Mra. Yanacocha le correspondería el grueso al distrito de La Encañada; el 25% se distribuye a la provincia y sus distritos donde opera la empresa minera y el 25% le corresponde al gobierno regional.
A este nivel el 25% del canon minero que se distribuye al gobierno regional entre el 2004 al mes de octubre del 2011, resulta equivalente a 667 millones de nuevos soles, es decir un promedio de 83 millones de nuevos soles en casi 8 años. Un monto que de ninguna manera compensa el deterioro ambiental, con el agravante que siendo una participación sobre el impuesto a la renta, el canon no representa ningún costo adicional para la empresa, por ello gratuitamente y graciosamente sus voceros se atribuían el abono del canon minero.
A pesar de todas estas distorsiones los recursos transferidos a los gobiernos locales de Cajamarca, generados por la actividad minera energética constituyen más del 50% del total de transferencias realizadas por el gobierno central. Así, en el 2004 representaron el 48% del total transferido en el 2007 fueron equivalentes al 73% para disminuir a una participación del 53.7% en lo que va del 2011.
Por ello, siendo los recursos generados por la actividad minera los más importantes a pesar de todas sus distorsiones, bien vale la pena repensar sobre las fuentes alternativas si es que se asume la posición contraria a toda actividad minera en cabecera de cuenca hídrica. ¿De dónde se obtendrían los recursos para financiar el desarrollo regional y la construcción de ventajas competitivas?
A veces me interrogo si no fuese Mra. Yanacocha la empresa interesada en Minas Conga la oposición al proyecto tendría tanta rabia contenida, atravesaría al grueso de los sectores integrantes de la sociedad cajamarquina. En verdad, hay que restablecer el diálogo con el costo político que ello supone, y someter el estudio del impacto ambiental a consulta de una autoridad internacional competente, técnicamente calificada que no tenga ningún interés de parte.
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