La institución contradice a Alemania e insta al BCE a usar más recursos para defender la unión monetaria. - Si Europa no actúa rápido, las consecuencias serán devastadoras para la economía global, alerta el informe
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha avisado hoy de que, a menos que se tomen medidas políticas "contundentes" para atajar la crisis en la eurozona, las consecuencias pueden ser "devastadoras" para la economía mundial. El informe da por hecho que la Europa a 17 está ya en plena recesión(prevé una caída del PIB del 1% este trimestre y del 0,4% en el primero de 2012) y advierte a los países de la OCDE que, si los políticos europeos no actúan de forma rápida y decidida, deben "prepararse para lo peor": una situación de "sálvese quien pueda" en el que la unión monetaria podría romperse, varios países podrían quebrar "de forma desordenada". En el caso extremo, que el organismo ve improbable, se rompería el euro y el mundo entraría en "una profunda depresión".
El organismo señala otra amenaza: el desacuerdo político en EE UU sobre el programa fiscal
A nivel del conjunto de los países que forman el club de las economías desarrolladas, el organismo también revisa a la baja sus anteriores proyecciones. Así, si antes esperaba un avance de entre el 2,3% y el 2,8% del PIB de la OCDE, ahora estima que se quedará entre un 1,6% y un 1,9%.
El informe de 239 páginas indica que, si Europa quiere evitar el desastre y un aumento mayor de un paro ya disparado, hace falta aprobar cuanto antes una política eficaz de reformas. Entre ellas, la OCDE cita el "incremento rápido, creíble y sustancial del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera" y "un uso mayor de los recursos del Banco Central Europeo", contra lo que hasta ahora ha defendido en público la canciller alemana, Angela Merkel.
La negativa a la intervención masiva del banco emisor deteriora las perspectivas de salir de la crisis de los países que, como España o Italia, han perdido la confianza de los mercados y han visto triplicarse en pocos meses los intereses que pagan por su deuda. Y la OCDE pide también a estos países que hagan mayores esfuerzos fiscales para sanear sus cuentas, y aprueben profundas reformas estructurales en sus mercados de trabajo y de productos. Esos dos elementos, más el saneamiento del sistema financiero, son indispensables para que funcione la unión monetaria.
La OCDE reconoce que la situación se ha hecho más difícil de predecir que nunca, y maneja en sus previsiones, presentadas hoy en París, diversos escenarios para una Zona Euro que aparece ya incómodamente instalada en una "recesión suave".
Según las predicciones, si antes no se produce un gran evento negativo, la economía del euro se estancaría en 2012, con un crecimiento del 0,2%, para repuntar hasta un 1,4% en 2013. Las deterioradas condiciones financieras, y los ajustes fiscales en curso actuarán como un fardo sobre la economía en 2012 y 2013, afirma el informe.
La coyuntura en los países avanzados "ha empeorado significativamente" desde el estudio anterior, y la OCDE lo achaca sobre todo a la desconfianza provocada por la incertidumbre política a la hora de resolver la crisis de la deuda europea, visible en el "reciente contagio sufrido por miembros fiscalmente vulnerables, como España e Italia, y en menor medida, Austria y Francia".
Para evitar que el virus de la deuda siga avanzando, es también fundamental "que los bancos sean adecuadamente capitalizados y se comprometan a usar su capacidad de crédito, necesaria para asegurar una financiación fluida de las deudas de los Estados solventes a tasas de interés razonables".
Todo dependerá de la política, pues. Si hay un "compromiso claro" en defensa del euro, que incluya la reforma del gobierno europeo y "un uso mayor" del balance del Banco Central Europeo, insiste el estudio, el viejo continente podrá volver a crecer y dejar atrás esta crisis, que en cualquier caso, dice la OCDE, afectará a la economía mundial al menos durante dos años más. En el mejor de los supuestos.
"Sálvese quien pueda"
El informe subraya que la inquietud sobre la sostenibilidad de la deuda europea es "creciente", por lo que no se puede descartar una situación de muddling-through, o "sálvese quien pueda".
El aumento del número y el tamaño de los países "tocados" por la crisis induce a los expertos de la OCDE a advertir que la crisis podría desembocar en un escenario de "quitas ordenadas, que no dispararían las cláusulas de los CDS".
Pero hay otra posibilidad peor: "un default desordenado" a nivel continental, que supondría "pérdidas relativamente grandes para los inversores, quiebras de los bancos sistémicos, un incontrolable contagio a los países sólidos, una recesión profunda de la zona euro y toda la OCDE con cifras de paro muy elevadas hasta 2013, una bajada de la inflación en muchas zonas del mundo y un trastorno económico colectivo".
El organismo analiza incluso el escenario de que uno o varios países dejen el euro. Aunque considera que hay una baja probabilidad de que ocurra, sí señala que las consecuencias serían dramáticas. "Los nuevos tipos de cambio podrían suponer fuertes pérdidas para los tenedores de deuda y activos, incluidos bancos que podrían pasar a ser insolventes. Lo más probable es que tales turbulencias en Europa, con destrucción masiva de riqueza, quiebras y el colapso de la confianza en la integración y la cooperación europea, diera lugar a una profunda depresión, tanto en los países que salgan como en los que se queden en la zona euro, así como en la economía mundial", señala el informe.
En otras palabras, si Europa persiste en su indefinición, el Titanic se irá a pique. Y el final no será agradable para nadie, incluidos Japón, Estados Unidos y los países emergentes, que sufrirían "la fuerte caída del comercio global".
Pero no es la única amenaza. La creciente incertidumbre sobre la integridad de la zona euro podría conducir, incluso si no hubiera defaults soberanos, a una "evolución caótica de los mercados y a un importante deterioro económico". El informe no descarta que "el gatillo" de ese caos pueda ser el "hundimiento de una o más instituciones financieras de gran tamaño".
Las tablas y previsiones elaboradas por la OCDE manejan distintas evoluciones de la crisis, desde la mejor a una mala pero no del todo (recesión suave, bancos sistémicos no quebrados, ajustes no excesivos e inflación baja pero sin deflación).
Lo mejor sería, según explica en el editorial del informe Piercarlo Padoan, vicepresidente y economista en jefe de la institución con sede en París, "una solución rápida a la crisis del euro, con la aplicación inmediata de medidas políticas que rompan el vínculo entre la deuda soberana y la mala situación de la banca, lo que frenaría el contagio a otros países".
Pero el italiano Padoan apunta, escéptico, que "Europa todavía no ha dado señales de un compromiso político claro y creíble para detener el contagio", con lo cual "cualquier escenario negativo se convierte cada vez en más probable".
La OCDE concluye alertando sobre otro factor importante de riesgo e inestabilidad:la política fiscal de Estados Unidos. Sin acuerdo en Washington para contrarrestar el "duro y preprogramado ajuste fiscal", afirma el estudio, "la economía puede entrar en una recesión que la política monetaria poco podrá hacer para prevenir".
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