Un estudio del Banco Mundial sostiene que el gigante asiático tendrá que cambiar su modelo de desarrollo si quiere saltar al primer lugar de la economía mundial. Sus conclusiones causan gran debate.
03/03/2012
China, a lo largo de las tres últimas décadas, ha maravillado al mundo. Ha crecido a una tasa promedio anual del 10 por ciento y más de 500 millones de sus habitantes han salido de la pobreza. Se ha convertido en la segunda economía del planeta, en el mayor exportador mundial -desplazando a Alemania- y en el importador número uno de productos básicos. Por primera vez, en 2009 la producción y venta de autos de China superó a la de Estados Unidos. El gigante asiático ejerce hoy como fuerza motriz del crecimiento económico mundial y tiene todas las posibilidades de convertirse, en los próximos 20 años, en una sociedad moderna de ingreso alto y en la primera potencia del planeta.
Sin embargo, alcanzar este propósito no parece fácil. Paradójicamente, el modelo que ha sido tan exitoso en los últimos 30 años podría no funcionar en las décadas venideras.
La semana pasada el Banco Mundial (BM) y el Centro de Investigación para el Desarrollo del Consejo de Estado (Ejecutivo de China) presentaron los resultados de un estudio que señala que llegó el momento de reequilibrar la economía del país y el rol del gobierno en el mercado, el sector privado y la sociedad.
El Banco Mundial, junto a otros analistas, opinan que es imperativo que China emprenda cambios a su modelo si quiere abordar los inmensos riesgos que enfrentará en las próximas dos décadas, entre ellos, el peligro de una brusca desaceleración económica a corto plazo, así como las dificultades que plantean el envejecimiento y la reducción de la fuerza laboral, el aumento de la desigualdad, las tensiones ambientales y los desequilibrios externos.
Los investigadores se preguntan si la tasa de crecimiento de China seguiría figurando entre las más altas del mundo, aunque se desacelere el gigante, y si podrá el país mantener ese rápido crecimiento sin causar grandes perturbaciones en el mundo, en el medio ambiente y en la propia trama social del país. El BM cree que el crecimiento económico de China se reducirá gradualmente en las próximas décadas a medida que el modelo, basado en la exportación y la mano de obra barata, se va agotando.
El director saliente del BM, Robert Zoellick, presentó el informe en Beijing y, como era de esperarse, despertó una gran polémica. Muchos críticos señalan que el documento le pide al gigante asiático que siga la línea económica de Occidente, lo que resulta irónico si se tiene en cuenta que en los años recientes las crisis han sido una constante en el mundo occidental, la desigualdad ha venido en aumento y las protestas ciudadanas se extienden por todo el planeta.
Las seis reformas
La propia China se ha planteado cambios en su modelo, y ello está contemplado en el Plan Quinquenal aprobado el año pasado, especialmente en el tema de innovación tecnológica y de asistencia social a su población, en temas de pensiones y de seguridad social.
Ahora, el informe del Banco Mundial hace seis recomendaciones estratégicas de reformas que establecen objetivos a corto, mediano y largo plazo; se requieren reformas internas y externas para que China tenga un proceso de transición de una economía de ingreso mediano a una de ingreso alto.
1) Completar la transición a una economía de mercado. Esto incluye reformar las empresas y los bancos del Estado, promover la competencia y profundizar las reformas en los mercados de tierras, de trabajo y financieros. El gobierno tendrá que suministrar más bienes y servicios públicos intangibles, tales como sistemas, normas y políticas que hagan más eficiente la producción.
En el caso de las empresas las recomendaciones tienen que ver con prácticas modernas de buen gobierno, separar la propiedad de la administración y desarrollar al sector privado. En el sector financiero sería preciso dar un carácter comercial al sistema bancario, autorizando gradualmente que se fijen las tasas de interés de acuerdo con las fuerzas del mercado, dinamizar el mercado de capitales y crear una infraestructura jurídica y de supervisión que garantice la estabilidad financiera y siente las bases creíbles que requiere la internacionalización del sector financiero de China.
También se requerirán medidas tendientes a aumentar las tasas de participación en la fuerza de trabajo, repensar la política salarial y utilizar instrumentos de seguridad social (pensiones y sistemas de seguros de salud y de desempleo) que puedan aplicarse en todo el país. Finalmente, será necesario revisar integralmente el sistema de mercados de tierras rurales para proteger los derechos de los agricultores y hacer más eficiente el uso de la tierra.
2) Acelerar el ritmo de la innovación. En el informe se recomienda desplegar mayores esfuerzos para crear redes de investigación en todo el país, tomar medidas para mejorar la calidad de la educación terciaria y establecer vínculos con redes internacionales.
3) "Volverse ecológico". Esto significa que el país debe hacer uso más eficiente de los recursos naturales. Debe estimular las inversiones en actividades de extracción producción y de procesamiento y en servicios.
4) Invertir la tendencia creciente a la desigualdad. En el informe se indica que deberá diseñar un sistema de protección social y prestar atención especial a los pobres, e incluir reformas de los sistemas de pensiones, salud y seguros de desempleo orientadas a dar a los trabajadores un respaldo razonable cuando lleguen a la vejez o estén desempleados. El BM considera que estas políticas serán decisivas para dar marcha atrás al proceso de creciente desigualdad social y económica existente en China, que es relativamente alta.
5) Modernizar y fortalecer el sistema fiscal nacional. Con el objeto de financiar las prioridades de China en las décadas por venir y de afrontar las crisis externas, el informe exhorta a sus autoridades a introducir nuevas reformas en el sistema tributario, que deberían incluir aumentar la eficiencia de la recaudación y modificar las relaciones fiscales entre los diferentes niveles de gobierno. Señala que China puede incrementar los ingresos al aumentar los impuestos al consumo de energía, percibir dividendos de las empresas estatales y gravar la renta personal, los vehículos automotores y las propiedades.
6) Entablar con el mundo relaciones mutuamente beneficiosas. La integración de China en la economía mundial le ha reportado beneficios en las últimas tres décadas. Si en las próximas dos décadas el país sigue consolidando sus vínculos comerciales, de inversiones y financieros con la economía mundial, podrá beneficiarse de una mayor especialización, mayores oportunidades de inversión y más alta rentabilidad del capital, así como de una corriente de ideas y conocimientos en beneficio mutuo. Pero debe mejorar estas relaciones. Desde su entrada en la OMC, China ha estado implicada en más de 690 investigaciones de antidumping, antisubsidios y medidas de garantía, entre otras prácticas desleales de comercio.
China sabe que debe hacer reformas, pero aún en el estado de desarrollo actual del gigante asiático en muchos sectores no se pueden hacer todos los cambios pretendidos por el BM. Además, las reformas encontrarán oposición. "¿Les gustaría ver que unos pocos se apropiaran de los activos del Estado y que los bancos privatizados destruyan la economía china y provoquen el (surgimiento del movimiento) Ocupar Wall Street aquí también?", dijo un manifestante la semana pasada en Beijing, mientras el BM explicaba su informe. Algunos han calificado las propuestas de veneno, afirmando que las políticas de reformas de las empresas estatales que intentan llevar a cabo en China son un fracaso comprobado en América Latina y otros lugares, y que sería perjudicial para la "competitividad" de las empresas estatales chinas.
Qué tanto atenderá China a las recomendaciones de Occidente es el gran interrogante. Lo que nadie duda es que el gigante asiático seguirá siendo un participante clave en la economía mundial y que convertirse en número uno del mundo sigue siendo un gran objetivo nacional en China.
La semana pasada el Banco Mundial (BM) y el Centro de Investigación para el Desarrollo del Consejo de Estado (Ejecutivo de China) presentaron los resultados de un estudio que señala que llegó el momento de reequilibrar la economía del país y el rol del gobierno en el mercado, el sector privado y la sociedad.
El Banco Mundial, junto a otros analistas, opinan que es imperativo que China emprenda cambios a su modelo si quiere abordar los inmensos riesgos que enfrentará en las próximas dos décadas, entre ellos, el peligro de una brusca desaceleración económica a corto plazo, así como las dificultades que plantean el envejecimiento y la reducción de la fuerza laboral, el aumento de la desigualdad, las tensiones ambientales y los desequilibrios externos.
Los investigadores se preguntan si la tasa de crecimiento de China seguiría figurando entre las más altas del mundo, aunque se desacelere el gigante, y si podrá el país mantener ese rápido crecimiento sin causar grandes perturbaciones en el mundo, en el medio ambiente y en la propia trama social del país. El BM cree que el crecimiento económico de China se reducirá gradualmente en las próximas décadas a medida que el modelo, basado en la exportación y la mano de obra barata, se va agotando.
El director saliente del BM, Robert Zoellick, presentó el informe en Beijing y, como era de esperarse, despertó una gran polémica. Muchos críticos señalan que el documento le pide al gigante asiático que siga la línea económica de Occidente, lo que resulta irónico si se tiene en cuenta que en los años recientes las crisis han sido una constante en el mundo occidental, la desigualdad ha venido en aumento y las protestas ciudadanas se extienden por todo el planeta.
Las seis reformas
La propia China se ha planteado cambios en su modelo, y ello está contemplado en el Plan Quinquenal aprobado el año pasado, especialmente en el tema de innovación tecnológica y de asistencia social a su población, en temas de pensiones y de seguridad social.
Ahora, el informe del Banco Mundial hace seis recomendaciones estratégicas de reformas que establecen objetivos a corto, mediano y largo plazo; se requieren reformas internas y externas para que China tenga un proceso de transición de una economía de ingreso mediano a una de ingreso alto.
1) Completar la transición a una economía de mercado. Esto incluye reformar las empresas y los bancos del Estado, promover la competencia y profundizar las reformas en los mercados de tierras, de trabajo y financieros. El gobierno tendrá que suministrar más bienes y servicios públicos intangibles, tales como sistemas, normas y políticas que hagan más eficiente la producción.
En el caso de las empresas las recomendaciones tienen que ver con prácticas modernas de buen gobierno, separar la propiedad de la administración y desarrollar al sector privado. En el sector financiero sería preciso dar un carácter comercial al sistema bancario, autorizando gradualmente que se fijen las tasas de interés de acuerdo con las fuerzas del mercado, dinamizar el mercado de capitales y crear una infraestructura jurídica y de supervisión que garantice la estabilidad financiera y siente las bases creíbles que requiere la internacionalización del sector financiero de China.
También se requerirán medidas tendientes a aumentar las tasas de participación en la fuerza de trabajo, repensar la política salarial y utilizar instrumentos de seguridad social (pensiones y sistemas de seguros de salud y de desempleo) que puedan aplicarse en todo el país. Finalmente, será necesario revisar integralmente el sistema de mercados de tierras rurales para proteger los derechos de los agricultores y hacer más eficiente el uso de la tierra.
2) Acelerar el ritmo de la innovación. En el informe se recomienda desplegar mayores esfuerzos para crear redes de investigación en todo el país, tomar medidas para mejorar la calidad de la educación terciaria y establecer vínculos con redes internacionales.
3) "Volverse ecológico". Esto significa que el país debe hacer uso más eficiente de los recursos naturales. Debe estimular las inversiones en actividades de extracción producción y de procesamiento y en servicios.
4) Invertir la tendencia creciente a la desigualdad. En el informe se indica que deberá diseñar un sistema de protección social y prestar atención especial a los pobres, e incluir reformas de los sistemas de pensiones, salud y seguros de desempleo orientadas a dar a los trabajadores un respaldo razonable cuando lleguen a la vejez o estén desempleados. El BM considera que estas políticas serán decisivas para dar marcha atrás al proceso de creciente desigualdad social y económica existente en China, que es relativamente alta.
5) Modernizar y fortalecer el sistema fiscal nacional. Con el objeto de financiar las prioridades de China en las décadas por venir y de afrontar las crisis externas, el informe exhorta a sus autoridades a introducir nuevas reformas en el sistema tributario, que deberían incluir aumentar la eficiencia de la recaudación y modificar las relaciones fiscales entre los diferentes niveles de gobierno. Señala que China puede incrementar los ingresos al aumentar los impuestos al consumo de energía, percibir dividendos de las empresas estatales y gravar la renta personal, los vehículos automotores y las propiedades.
6) Entablar con el mundo relaciones mutuamente beneficiosas. La integración de China en la economía mundial le ha reportado beneficios en las últimas tres décadas. Si en las próximas dos décadas el país sigue consolidando sus vínculos comerciales, de inversiones y financieros con la economía mundial, podrá beneficiarse de una mayor especialización, mayores oportunidades de inversión y más alta rentabilidad del capital, así como de una corriente de ideas y conocimientos en beneficio mutuo. Pero debe mejorar estas relaciones. Desde su entrada en la OMC, China ha estado implicada en más de 690 investigaciones de antidumping, antisubsidios y medidas de garantía, entre otras prácticas desleales de comercio.
China sabe que debe hacer reformas, pero aún en el estado de desarrollo actual del gigante asiático en muchos sectores no se pueden hacer todos los cambios pretendidos por el BM. Además, las reformas encontrarán oposición. "¿Les gustaría ver que unos pocos se apropiaran de los activos del Estado y que los bancos privatizados destruyan la economía china y provoquen el (surgimiento del movimiento) Ocupar Wall Street aquí también?", dijo un manifestante la semana pasada en Beijing, mientras el BM explicaba su informe. Algunos han calificado las propuestas de veneno, afirmando que las políticas de reformas de las empresas estatales que intentan llevar a cabo en China son un fracaso comprobado en América Latina y otros lugares, y que sería perjudicial para la "competitividad" de las empresas estatales chinas.
Qué tanto atenderá China a las recomendaciones de Occidente es el gran interrogante. Lo que nadie duda es que el gigante asiático seguirá siendo un participante clave en la economía mundial y que convertirse en número uno del mundo sigue siendo un gran objetivo nacional en China.
En Semana.com
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