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Tiziana Trotta / 9 de agosto del 2012
El precio mundial de los
alimentos registró en julio la mayor subida desde 2009, lo que abre la puerta a
una nueva hambruna como la que ya
sufrió el Cuerno de África el año pasado y, además, ejerce presión
sobre la inflación en un momento en el que se teme que la economía mundial
vuelva a recaer. La sequía en Estados Unidos, los problemas de producción de
Rusia y las lluvias fuera de temporada en Brasil se han traducido en un incremento de los precios del 6% en julio respecto al
mes anterior, sobre todo de los cereales, según los datos de la agencia de
Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La hambruna que el año pasadoacabó
con la vida de más de 50.000 personas en el Cuerno de África fue la
primera del siglo XXI, pero podría no ser la última. El encarecimiento de los
alimentos abre la puerta a una nueva crisis, puesto que todo apunta a que los
precios seguirán subiendo por los daños causados por las sequías y las elevadas
temperaturas. “Todavía es temprano para afirmar que nos enfrentamos a la misma
crisis de 2008 o 2011”, destaca la experta de la FAO Concepción Calpe en
conversación telefónica, “pero hay un peligro: estamos viviendo un año difícil;
ya en 2011 tuvimos malas cosechas en todo el mundo y los países tuvieron que
utilizar parte de sus reservas alimentarias”.
No es la única amenaza. El
incremento de los precios es un elemento de presión al alza de la inflación en
un momento en el que es conveniente mantener los tipos de interés bajos para
impulsar una economía mundial que amenaza con echar el freno. Países como
Brasil y Turquía ya han registrado repuntes de la inflación en julio por la
escalada de precio de los alimentos. Además, si las familias tienen que gastar
más para comprar un bien esencial como el pan, destinarán menos dinero a otros
productos.
El dato publicado este jueves
por la FAO, sin embargo, se mantiene por debajo de los niveles máximos
alcanzados en 2011. El repunte de julio se debe, sobre todo, al encarecimiento
de cereales (17%) y azúcar (12%). Carne y productos lácteos, en
cambio, apenas sufrieron cambios. La sequía en EE UU ha deteriorado las perspectivas
de los cultivos de maíz, lo que hizo subir el precio casi un 23% en julio.
Mientras el arroz se mantuvo estable en julio, las cotizaciones del trigo
subieron un 19%.
Entre 2007 y 2008, el
insostenible incremento del precio de los combustibles —el petróleo estaba a
145 dólares, frente a los actuales 100—, el mayor uso de bioetanol, condiciones
meteorológicas adversas y políticas restrictivas llevaron a un fuerte repunte
del coste de los alimentos. Pese a que sus precios se situaran por debajo de los
niveles registrados en julio de este año, el alza de la cotización de los
bienes básicos desembocó en violentas
protestas en las calles de Haití, Egipto y Camerún, entre otros
países.
La experta de la FAO alerta
del peligro que podría derivar de los resultados de la producción agrícola en
algunos de los mayores responsables del suministro de alimentos en el mundo: “En
EE UU la cosecha ha sido muy inferior a las expectativas; podría
salvarse la soja, pero ya es demasiado tarde para el maíz”. Las altas
temperaturas en la mayor economía del mundo —julio fue el mes más caluroso
desde que se empezó a recoger estos datos en 1895— llevaron los precios del
trigo y de la soja a alcanzar un récord el mes pasado. Argentina y Rusia
también han reducido su producción de bienes básicos, lo que da pie a
especulaciones sobre una posible restricción de las exportaciones por parte de
Moscú. Las excepciones son muy raras. “Esperemos que Brasil pueda recuperar
algo”, añade Calpe.
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Ver los orígenes y naturaleza de la crisis alimentaria en el documental 'Planeta en Venta': los alimentos en manos de los especuladores
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