Este artículo expande otro artículo anterior “Lo que la película Lincoln no dice sobre Lincoln”, señalando la marcada influencia que el movimiento socialista europeo tuvo en la evolución del pensamiento del Presidente Lincoln.
Vicenç Navarro /29 de enero del 2013
Me alegra constatar que la
publicación de mi artículo “Lo que la película Lincoln no dice sobre Lincoln”
en Público (17.01.13) ha generado un cierto interés con un incipiente debate
sobre la influencia del pensamiento y movimiento socialistas (en sus diversas
sensibilidades, socialista, comunista o anarquista) sobre Lincoln y la
abolición de la esclavitud en EEUU. Lamento, sin embargo, que, como era ya
predecible, tal debate no haya aparecido en los mayores medios de difusión del
país. Éstos, en su discusión sobre la película Lincoln, se han centrado en el
análisis filmográfico sin explicar ni entender el contexto de la temática de la
misma. Los medios, entendidos como espectáculo, continuamente debilitan el
carácter informativo y educativo que debería prevalecer en su producción.
La respuesta al artículo ha sido viva y agradezco su intensidad. Pero
antes de comentar tales respuestas, incluyendo, por supuesto, las críticas,
quisiera subrayar que veo méritos en el mensaje político que la película
intenta dar y que tiene que entenderse dentro del enorme conservadurismo que
caracteriza la cultura hegemónica de aquel país. Por extraño que parezca, la
llamada Guerra Civil estadounidense se ha presentado como un conflicto entre
dos bandos igualmente válidos en la moralidad de su causa. Y le sorprenderá al
lector saber que, en general, había y continúa habiendo una gran simpatía en la
última filmografía hacia la causa confederal, vista como una causa romántica
(supuestamente en defensa de la tradición y del patriotismo) frente a los
intereses federales que, con su modernización, rompieron con la cultura de un
mundo antiguo pero supuestamente mejor. La película Lo que el viento se llevó
tipifica esta visión. En realidad, tan recientemente como el año 2003, se podía
todavía ver la película Gods and Generals, que es una defensa de la supuesta
nobleza de la causa del Sur.
Desde este punto de vista, la película Lincoln es la primera película con
un presupuesto importante que claramente adopta una postura favorable al Norte.
Ahora bien, esta visión, al centrarse en la aprobación de la Ley de la
Emancipación de la Esclavitud, sin analizar el contexto político que lo
determinó, no explica porqué ocurrió aquel evento ni cómo ocurrió. Ver (como
hace la película) la aprobación de tal ley como resultado de un politiqueo,
incluyendo prácticas clientelares entre las distintas personalidades (rasgo muy
característico, por cierto de la filmografía estadounidense) detrás de la Ley,
es no entender la historia. Se repite con ello la imagen tan extendida de que la
historia la escriben los grandes hombres (y ocasionalmente grandes mujeres),
tesis más que discutible. En realidad, más que discutible, la tesis es errónea,
pues tales personajes son voces e instrumentos de fuerzas económicas y
políticas y movimientos sociales más amplios, como el mundo del capital y del
trabajo, que apenas aparecen en la película. Incluso, centrándose en el tema de
la emancipación, no se puede entender la evolución de Lincoln (a la cual haré
referencia más tarde) sin conocer que 200.000 tropas de esclavos se unieron a
las tropas federales, cuya lucha heroica jugó un papel importante en la
victoria federal. Ni sin citar el movimiento abolicionista dentro del Partido
Republicano, liderado por una persona clave, Thaddeus Stevens, o el propio movimiento
obrero, incluido el internacional. Era precisamente durante los meses en los
que ocurren los hechos de la película cuando la 1ª Internacional se estableció,
con un intercambio epistolar entre Lincoln y Marx (al cual hice referencia en
mi artículo anterior) de enormes significados que, predeciblemente, no aparece
en esta película.
En realidad, fue el movimiento obrero de distintos países de Europa el que
apoyó el bloqueo de los puertos confederados en contra de los deseos de los
establishments económicos de tales países que sí querían romper con aquel
bloqueo argumentado (a fin de conseguir el apoyo de sus clases trabajadoras)
que romperlo significaría recibir de los Estados confederados el algodón que se
necesitaba para reavivar las economías. Tal como señala Kevin Anderson en su
interesante comentario “Spielberg’s “Lincoln”, Karl Marx, and the Second
American Revolution”, la resistencia a seguir el mandato de los industrialistas
de sus países, en favor de la victoria del Norte frente a los esclavistas del
Sur en EEUU, incluso a costa de sus propios intereses inmediatos, ha sido uno
de los actos de internacionalismo proletario más solidarios conocidos en la
historia del movimiento obrero. El que así lo vio también fue Karl Marx, que en
su columna en The New York Tribune (21 de octubre de 1861) escribió que el
pueblo inglés, francés y alemán de Europa consideraba la causa del Norte a
favor de la libertad como su propia causa, siendo su lucha para conseguir la
libertad como su propia lucha en contra de la esclavitud y en contra de la
opresión del mundo del trabajo. La llamada al fin de la esclavitud y al
desarrollo de la democracia era su causa. Y Lincoln era plenamente consciente
de que la movilización obrera estaba frenando el apoyo de los gobiernos de los
países europeos a la causa del Sur. De ahí su respuesta cálida a la carta de
apoyo de Marx y de la 1ª Internacional a su causa y al pueblo estadounidense,
respuesta también comentada en mi artículo anterior, que creó pánico entre las
burguesías de aquellos países.
Pero paso ahora a responder las aparentes incoherencias en la postura de
Lincoln. Varios comentaristas han señalado las declaraciones de Lincoln, que en
varias ocasiones se distanció claramente de las tesis abolicionistas. En mi
artículo decía ya que Lincoln había tenido claroscuros en su biografía. Y éste
era uno de ellos. Ahora bien, sin diluir la importancia de estos hechos,
también hay que constatar que el famoso discurso en el que Lincoln, en plena
campaña para el puesto de Senador de EEUU, se desmarcó de tal postura ocurrió
el 18 de septiembre de 1858. Pero Lincoln evolucionó debido a las influencias
de los propios negros que lucharon en el lado republicano, así como los
socialistas, sobre todo los utópicos, que generaron aquel eslogan que, como
indiqué en el artículo anterior, dio pie a la famosa frase ex lincolniana del
“government of the people, by the people and for the people”.
De ahí que fuera
considerando más y más a los ex esclavos como parte de este “people”, de este
pueblo. En realidad, la prohibición de la esclavitud sin compensación a los
propietarios de esclavos fue la nacionalización más profunda y más rápida que
haya ocurrido en cualquier revolución. Eliminó de un plumazo una clase social:
los propietarios de esclavos. Y aunque Lincoln no hiciera suya la causa
abolicionista de que tales tierras pasaran a ser poseídas por los esclavos, no
queda claro qué hubiera ocurrido en caso de continuar su vida como Presidente.
El creciente movimiento podría haberle influenciado todavía más y más. El único
punto claro es que el que fue jefe de su gabinete más tarde indicó que muchos
en la campaña de Lincoln eran socialistas con pleno conocimiento y aprobación
del Presidente.Todo ello explica el reconocimiento que tal Presidente ha
tenido, mereciéndose la asignación de su nombre a las Brigadas de luchadores
estadounidenses a favor de la II República española, conocidas como Brigadas
Lincoln.
Una última observación. La visibilidad, reconocimiento y concienciación de
una forma de explotación viene determinada por la movilización de las víctimas
de tal explotación que hacen conscientes al resto de la sociedad de la justicia
de su causa. Marx, un luchador contra la explotación del mundo del trabajo por
parte del capital, no era consciente ni era sensible a otra forma de
explotación, la explotación de género. Las feministas han criticado, con razón,
a Marx por esta insensibilidad.
Y hace muy poco, las izquierdas europeas eran muy poco sensibles a la
explotación de las personas homosexuales, y sólo hace unos años que ha habido
tal reconocimiento. Y, todavía hoy, muchos socialistas españoles son
insensibles a la explotación que el Estado español ha impuesto a las naciones
existentes dentro de _España, negando su existencia. Abraham Lincoln fue evolucionando
y pasó de tener una repugnancia hacia la esclavitud a reconocer a la población
esclava como una población dotada de los mismos derechos que el resto de la
población. El gran defecto de la película Lincoln es que no explica ni informa
sobre las causas (es decir, el contexto político) de tal evolución.
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