A pesar de que no han recibido
un gran impacto, la profundización del posible colapso de la zona euro podría
afectar el comercio y flujos de inversión.
Los mercados financieros
internacionales están preocupados sobre una resurrección de la crisis de deuda
de la eurozona, y tienen sus ojos puestos en España y en si se convertirá en el
cuarto país en necesitar un rescate financiero. Aunque Latinoamérica ha evitado
relativamente bien los problemas, no ha sido inmune. El crecimiento de la
región se ha ralentizado, aunque esperamos que se mantenga más fuerte que a
nivel global. La expansión latinoamericana en general se desaceleró a 4,4% en
2011. La EIU pronostica una mayor desaceleración a 3,7% en 2012, en un contexto
de contracción categórica en la eurozona (esperamos una contracción de 0,7%) y
un crecimiento por debajo de lo anticipado de EEUU (2,2%).
Un empeoramiento de la crisis de deuda europea, la que
dañaría a los gobiernos y a los bancos europeos (que ya han invertido
fuertemente en deuda soberana y están mostrando altas tasas de carteras
vencidas en otros portafolios), complicaría el escenario. La EIU da una
moderada probabilidad (40%) a una salida de Grecia de la eurozona dentro de los
próximos dos años, y una más baja, pero no insignificante, posibilidad de
quiebre de la eurozona (la que definimos como el retiro de varios países,
incluyendo al menos una de las grandes economías).
Menos crédito
Si los bancos se debilitan, las líneas de crédito a Latinoamérica desde las
entidades europeas y sus sucursales en esta región podrían disminuir, como un
primer paso. El impacto de las líneas de crédito internacionales también se
sentiría de manera más amplia, dado que un nuevo “evento” de crédito de la
eurozona causaría tensiones globales financieras y elevaría la aversión al
riesgo del inversionista.
Además de condiciones crediticias más duras, otros canales de transmisión
incluirían demanda y precios más débiles para las exportaciones
latinoamericanas, y habría un impacto en el sentimiento empresarial y del
consumidor en la región.
Las presiones en los bancos europeos desde mediados de 2011 ya han causado que
unos pocos vendan activos en Latinoamérica para fortalecer sus balances. Estos
activos locales han sido adquiridos por instituciones financieras
latinoamericanas, por lo que el impacto en el crédito regional ha sido hasta
ahora débil.
Impacto limitado
Si hay más desampalancamiento de los bancos europeos, esto llevaría a más
ventas de activos. Donde hayan compradores, el impacto en el crédito en
Latinoamérica sería limitado. Pero hay un riesgo de interrupción del crédito si
las compras no se materializan a tiempo.
También podría haber canales indirectos, como los bancos no europeos que están
expuestos a un evento de deuda europea y también prestan a Latinoamérica. Estas
líneas de crédito también podrían sufrir.
El impacto en los sistemas bancarios locales variaría en relación a las
acciones en activos totales de los bancos europeos afectados en cada mercado.
El impacto sería mitigado porque muchos de los bancos europeos (y otros
extranjeros) que operan en Latinoamérica tienen la mayor parte de su
financiamiento localmente.
Las autoridades, además, están tomando medidas para ayudar a relajar las
tensiones financieras. Sin embargo, la región debería aún sufrir, similar a la
manera en que lo hizo después del colapso de Lehman Brothers, en 2008.
Una recesión europea más severa gatillada por un empeoramiento de la crisis
financiera probablemente durará más tiempo que la recesión de EEUU después del
colapso de Lehman, y tendría efectos adversos en el comercio
Europa-Latinoamérica y flujos de inversión. La región podría sufrir una pérdida
de hasta 3 puntos porcentuales del PIB en el primer año o caer en una recesión
suave. Luego se recuperaría gradualmente, pero de manera más lenta que su
rebote de 2010 que siguió a la crisis financiera global.
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