jueves, 31 de mayo de 2012

La crisis de la bankia española echa ácido a una herida abierta

Marco Antonio Moreno /31/05/2012

La pesadilla de Bankia ha instalado en la encrucijada a toda España y el gran temor es que el actual derrotero de la espiral de la muerte en que ha caído el país, no se detenga hasta la quiebra total del sistema y la salida de España de la zona euro. Las tensiones apuntan en esa dirección y los datos de las últimas jornadas dan cuenta del frágil pegamento que mantiene a España en el circuito de la moneda única. Si las fuerzas centrífugas adquieren más protagonismo no cabe duda que España puede ser el primer país en abandonar el euro provocando el quiebre total del sistema.
Esto es porque a estas alturas todo lo que haga la Comisión Europea o el BCE genera gran desconfianza. Las medidas de estas instituciones no solo han llegado demasiado tarde sino que además han sido demasiado pequeñas e insuficientes, demostrando el abismo que los separa de un conocimiento serio de la crisis. Y esto es algo que he repetido en varios artículos: demasiado tarde y demasiado mal (tarde, mal y nunca), por lo que si de esta gente depende el destino del euro, estamos en serios problemas.

A tres años del inicio de los temblores en Grecia, Grecia ya no interesa a nadie dado que la crisis se ha trasladado con toda su fuerza a España, y es aquí donde se está dirimiendo el futuro del euro, tal como señalé hace año y medio. El gran problema es que aún se desconocen a nivel masivo las profundas ramificaciones de esta crisis y si hasta uno de los economistas más respetables, como Santiago Niño Becerra hace un llamado para evitar la fuga de capitales, es que se desconoce el nivel de evolución de la crisis. Como he señalado aquí y aquí, la fuga de capitales se inició con fuerza en Italia y España hace tiempo y, para el caso español, ya supera los 100 mil millones de euros, lo suficiente para rescatar a Bankia y otros “bankios” y evitar los recortes en Salud y Educación.


Esta fuga es lo que indica el desplome de las bolsas, con un 39,79% de caída en los últimos 12 meses, y un 57,72% en los últimos 5 años. La velocidad que ha tenido el descenso en los últimos 12 meses es un buen termómetro de la sensibilidad del mercado al actual momento. Y la pandemia de estos temores, tibios o certeros, se habría evitado con la existencia de un control a los flujos de capital. Pero la hegemonía imperante obligó a eliminar todo tipo de controles a estos flujos. Ahora es justamente esa ausencia de controles la que pasa la cuenta: mientras la prima de riesgo se ubica en los mayores niveles desde la existencia del euro (542 puntos, y en aumento), los datos del Ibex35 se han hundido mucho más que tras el descalabro de Lehman Brothers en septiembre de 2008 (6.090 puntos y en descenso). Por eso que la quiebra de la banca española puede tener más repercusiones que la mentada quiebra de Lehman.

La virulencia con que la crisis de la banca española está sacudiendo a los mercados es de una fuerza letal desconocida. Al menos, es de una virulencia que hasta el momento no se había manifestado. Pero tener caídas en la bolsa de niveles de 2,5% durante varias jornadas sucesivas es algo que no se había visto… nunca. Tal como no se había visto el incremento fuerte y sostenido en la prima de riesgo, que ha logrado batir todos los récords para situarse en el indecible valor del 6,66%, el más alto de los últimos diez años.

Y esta pandemia (que va en curso de conflagración) no se detendrá porque los burócratas de la Comunidad Europea impongan a estas alturas tal o cual medida. Estas “medidas” no solo son tardías, insuficientes y ridículas, sino que son carentes de objetivo dado que no atacan el epicentro del problema (que es la especulación y los especuladores) y lo dejan todo tal cual, situación que conlleva a la destrucción de todo el sistema y de lo cual, por lo visto, serán los últimos en enterarse.

Pese a que el gobierno ha propuesto hoy varias fórmulas para superar los problemas, todas estas medidas son más fruto de la improvisación que de un análisis certero, por eso no tienen credibilidad. De la misma manera en que las profundas contradicciones entre los dichos del actual gobierno español a los hechos, demuestran que se está caminando sobre arenas movedizas. Y, a decir verdad, quienes mejor improvisan en estas arenas son los mercados, por eso llevan todas las de ganar y pueden provocar la destrucción de la moneda única mucho antes de lo previsto. El incendio está desatado y está fuera de control, y las visitas de urgencia a Washington y el FMI, o las súplicas a Angela Merkel no provocarán ningún alivio. Una vez otorgado el poder al mercado, es el mercado el que gobierna por sobre los mismos gobiernos. Y esa es la fatalidad.


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