Miguel Mora /27/11/2012
“Tras cinco años de crisis, la
economía global se está debilitando de nuevo”. Así comienza el editorial
semestral de Pier Carlo Padoan, economista jefe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE), que presenta hoy en París su informe económico de
otoño. El foro que vigila y estudia las economías de los 34 países más ricos
del planeta advierte de que el riesgo de una mayor contracción e incluso de una
recesión global no se puede descartar,dada
la recesión europea, los problemas con la brecha fiscal y el techo de deuda
de Estados Unidos y el frenazo sufrido por los países emergentes.
La OCDE registra una
“significativa pérdida de confianza mundial”, que obedece, según dice el
italiano Padoan, al creciente nivel de desempleo, el descenso del gasto, la
debilidad del comercio global y los procesos de ajuste fiscal que sufren muchos
países.
Pero el clima depresivo se
debe también a la falta de un consenso general para llevar a cabo políticas
eficaces y a que las respuestas
a la crisis adolecen de dos defectos graves: se enfocan demasiado “en
el muy corto plazo” y no demuestran tener “una estrategia a largo plazo”. La
OCDE llama a Europa a evitar las políticas de ajuste de corto aliento, y
recomienda limitar los recortes presupuestarios estructurales a los ya
comprometidos, sin añadir otros.
El foro liderado por Ángel
Gurría hace autocrítica sin hacerla del todo. Continúa pensando que la zona
euro sigue siendo “la mayor amenaza” para la economía mundial, y después de
defender el rigor durante años, ahora parece temer sus efectos. Tirando de
eufemismos, la OCDE detecta un nuevo peligro: “El aumento del paro puede
disparar el cansancio hacia las reformas y el descontento social”.
Y hablando claro, agrega que
la zona euro puede estar en peligro si persisten “las significativas presiones
de fragmentación”. Aunque Europa “ha progresado en el ajuste y fortalecimiento
de las instituciones en el pasado reciente, poner
en peligro la sostenibilidad fiscal de algunos países puede generar
una cadena de acontecimientos que podría dañar la actividad en la unión
monetaria y llevar la economía global a la recesión”.
La creación de instituciones
es indispensable, señala Padoan, que cita los efectos benéficos del nuevo
Mecanismo de Estabilidad Europeo. Sobre todo, es esencial progresar hacia la
unión bancaria, “para completar la arquitectura de la zona euro” y resolver las
debilidades bancarias y de la deuda soberana.
En lo que parece un mensaje
especialmente dirigido a Alemania, la OCDE resume las medidas que deben formar
la unión bancaria: supervisión común, protocolos para resolver crisis de forma
efectiva y sin fronteras, un depósito común de garantías y un cortafuegos
fiscal europeo. “Cualquier retraso en poner en marcha la unión bancaria puede
tener consecuencias para la sostenibilidad de la zona euro”, alerta la OCDE.
El informe pone de manifiesto
también el cruce de círculos viciosos que vive la zona euro. Afirma que las
dudas sobre la solvencia de los bancos y de las deudas soberanas alimenta las
sospechas sobre ambos y ponen en tela de juicio tanto las ayudas públicas de
los Gobiernos a sus bancos como el valor de los bonos públicos que poseen las
entidades.
Además,
la posibilidad de una ruptura de la unión monetaria sube los tipos de interés,
lo que a su vez refuerza los temores de fractura. “Un escenario muy frágil, en
el que no es difícil imaginar que algo vaya mal, por ejemplo que haya un país
incapaz de cumplir su programa o que el nuevo mecanismo de rescate europeo no
pueda ser disparado a tiempo y con el impacto suficiente”.
El informe recomienda que la
política monetaria se relaje en la zona euro, Japón, China e India, y para
ganar credibilidad, sugiere que todos los países comuniquen sus decisiones de
forma coordinada. Para aquellos Estados con “posiciones presupuestarias
robustas, incluidos Alemania y China”, aconseja tipos de interés más bajos y
políticas de estímulo temporales.
La OCDE sigue pensando que las reformas estructurales
deben ser hechas “a fondo”, porque “pueden dar frutos más temprano de lo
previsto y favorecer el crecimiento, la creación de empleo y la mejora de la
balanza por cuenta corriente”. Pero advierte que las políticas de ajuste
producen desigualdad, y que esta “puede ser muy distinta según las estrategias
que se pongan en marcha”.
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