miércoles, 2 de noviembre de 2011

América Latina entra en desaceleración


Economist Intelligence Unit

América Latina sorteó comparativamente bien la crisis financiera mundial de 2008-2009 y experimentó un fuerte repunte en 2010, debido a un incremento en la demanda de exportaciones, reconstrucción de inventarios, recuperación de inversión fija, entradas de capital sin precedente y fuerte consumo interno. Sin embargo, a medida que la economía estadounidense desacelera y empeoran los problemas de la deuda en la zona euro, prevemos que la región tendrá tasas de crecimiento moderadas, dados sus estrechos vínculos con esos mercados en dificultades. Además, persiste el riesgo de un descenso mundial más prolongado, o una recesión de doble inmersión en toda forma, lo cual produciría una corrección aún mayor a los pronósticos regionales. El impacto de tal escenario en países y subregiones particulares dependería de la exposición ante Estados Unidos, Europa, China y los productos primarios. México, Centroamérica y el Caribe, como siempre, seguirán siendo vulnerables a las debilidades de EEUU. En contraste, los exportadores de productos primarios de Sudamérica estarán más expuestos a los efectos de un estancamiento mundial sobre la demanda de importaciones chinas y los precios de esos productos.

La conexion con Estados Unidos

México, Centroamérica y el Caribe son las subregiones en mayor riesgo por la renovada debilidad de Estados Unidos. La cercana sincronía de México con el ciclo de negocios de su vecino del norte lo hace particularmente vulnerable a cualquier deterioro en las condiciones de éste, y sus industrias manufactureras orientadas a la exportación, sobre todo, se verán afectadas pese a sus intentos de diversificar su comercio. Esta dinámica se ve exacerbada por el deterioro de la seguridad pública, el cual desalienta la inversión extranjera directa y el turismo, aunque el gobierno ha actuado con rapidez para elevar la demanda interna en un intento por fortalecer la economía. El crecimiento real del PIB ya se redujo a 3,6% anualizado en el segundo trimestre de este año y es probable que haya decrecido aún más en el tercero; prevemos que tendrá un débil crecimiento de 3,4% este año y de 3,1 en 2012, muy por debajo del promedio regional.

Países centroamericanos como Guatemala, Honduras y El Salvador, todos los cuales están entre los más pobres de la región, y cuya recuperación hasta la fecha ha sido débil, también están en probabilidad de experimentar un golpe inmediato en caso de un estancamiento en EU. Esto se debe sobre todo a que estas economías se han ligado aún más a EU a raíz de la firma del Tratado de Libre Comercio de Centroamérica (TLCCA). El torpe crecimiento también reflejará los ingresos todavía débiles del turismo y las remesas.
¿Vulnerable?

El panorama en Sudamérica es quizá más incierto. En toda la subregión, los países han hecho un esfuerzo concertado en años recientes por diversificarse más allá de Estados Unidos y Europa hacia mercados emergentes, como China. Esta diversificación comercial, combinada con la riqueza en recursos naturales y fundamentos macroeconómicos sólidos en su mayor parte, debería, conforme a nuestro escenario base, ayudar a prevenir un descenso moderado del crecimiento del PIB en 2012. Nuestros pronósticos de base dan por sentado que la demanda en China y de hecho en toda Asia se sostendrá relativamente bien de cara a un renovado estancamiento económico global, y que los precios de los productos primarios duros y blandos tendrán sólo un modesto descenso respecto de sus recientes máximos históricos, lo cual apoyará los ingresos por exportaciones, los fiscales y la posición de las reservas.

Las incertidumbres sobre el panorama mundial (y en particular sobre la durabilidad de la demanda de grandes importadores de productos primarios, como China) se han reflejado en las disparatadas fluctuaciones recientes en los precios de productos primarios globales como el oro, el estaño y el cobre el mes pasado, y subraya los riesgos de nuestros pronósticos. Aun así, países como Brasil, Chile y Perú sortearon la crisis más reciente gracias tanto a una prudente política macroeconómica como a la bonanza de los productos primarios, y esto debe de ayudar a la región a salir con bien de la tormenta del año próximo. Construir reservas en los bancos centrales ha ayudado, al igual que la habilidad de inyectar estímulo fiscal en forma de mayor gasto público y proyectos de infraestructura. Esto ha sido particularmente impresionante en Chile, donde los esfuerzos de reconstrucción después del terremoto de 2010 pusieron una carga inesperada sobre las finanzas públicas.

Si bien el resurgimiento de presiones inflacionarias, debido a que los precios globales de los productos primarios se mantienen altos y a la creciente demanda interna, ha sido hasta ahora el foco de los trazadores de políticas, el deterioro del ambiente externo puede impulsar a los gobiernos a cambiar prioridades hacia la preservación del crecimiento. De hecho, a diferencia de las economías desarrolladas, tienen cierto espacio para la inyección de circulante: el Banco Central de Brasil ya ha comenzado a revertir su postura restrictiva, al recortar la tasa de referencia Selic en 50 puntos base en cada una de sus reuniones de políticas de agosto y octubre, dejando la tasa en 11,5%.

Es probable que las políticas se mantengan consistentes en Brasil y Chile por el resto de los mandatos de sus presidentes, Dilma Rousseff (hasta 2015) y Sebastián Piñera (2014). Prevemos un crecimiento de 3-3,2% en Brasil este año, 3,5 en 2012 y un promedio de 4,6 en 2013-16. En Chile pronosticamos un crecimiento de 6,5% este año, antes de reducirse a un promedio de 4,8 en 2012-16. En Perú hay mayor incertidumbre respecto de la política económica luego de que en junio de este año Alan García fue remplazado en la presidencia por el izquierdista Ollanta Humala, quien ha enfatizado su compromiso de mantener la estabilidad económica, pero un nuevo estancamiento global podría llevar a los sectores pobres y rurales a presionar por mayor gasto público y elevación de impuestos. La economía de Perú crecerá 6,5% este año y se reducirá a un promedio de 5,6 en 2012-16.

Amortiguando el golpe

En general, América Latina está en buena posición para resistir un nuevo descenso económico, sobre todo en comparación con las crisis de las décadas de 1980 y 1990. Esperamos que la región tenga un desempeño relativamente bueno en los próximos cinco años, pese a nuestra previsión de un crecimiento de apenas 1,3% en Estados Unidos y una contracción de 0,3% en la zona euro este año. Si bien existen significativos riesgos de baja en nuestro pronóstico, sobre todo el de una recesión de doble inmersión (a la cual le atribuimos una probabilidad de 40% en este escenario), todavía creemos que la región en su conjunto crecerá 3,5% este año y bajará sólo a 3,4 en 2012. Luego esperamos que repunte a un promedio de 4,2 en 2013-16.

Sin embargo, los grados variables de dependencia respecto de Estados Unidos, la zona euro, China y las exportaciones de productos primarios expondrán a las diferentes subregiones a riesgos distintos. Por ahora, esperamos que México, Centroamérica y el Caribe se debiliten de acuerdo con nuestra previsión de un descenso en la economía estadounidense. En Sudamérica, nuestra previsión de una disminución modesta depende de que la demanda de China se mantenga firme y los precios de los productos primarios continúen relativamente altos. Si la situación económica en EEUU o la zona euro se deteriorara más allá de las expectativas actuales y se produjeran riesgos a nuestros pronósticos sobre China y una presión a la baja sobre los precios de productos primarios, toda la región se vería mucho más expuesta a un fuerte descenso.

 La Jornada


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