lunes, 17 de octubre de 2011

El plan de rescate de la UE toma forma: ¿será una nueva oportunidad perdida?

Alemania rebaja las expectativas generadas en torno a la cumbre del día 23.
Asegura que permitirá a los europeos progresar de manera sensible.
Pero advierte de que no supondrá una solución definitiva a la crisis
Los líderes políticos de la Unión Europea celebran este domingo 23 de octubre una nueva cumbre en Bruselas con el objetivo de concretar el plan definitivo de rescate de la Eurozona. La intención es definir la estrategia que presentarán a los jefes del G-20 en su próxima cita de los días 3 y 4 de noviembre en Cannes. Sobre la mesa, cinco líneas de trabajo, con la recapitalización de la banca europea como gran prioridad.

Entre el resto de cuestiones a debatir figuran la probable ampliación de la quita griega, el refuerzo del fondo de rescate tras el visto bueno de todos los países de la Eurozona, el impulso de medidas económicas para aumentar la competitividad y fomentar el crecimiento y la consideración de enmiendas al tratado europeo para reforzar la gestión económica.

Este plan de rescate de la Unión Europea podría suponer un punto y aparte en crisis de la Eurozona, si la reunión no termina en una nueva oportunidad perdida. Pero no cabe esperar que la próxima cumbre del día 23 la resuelva de un plumazo. De hecho, Alemania se ha encargado hoy de rebajar las expectativas que se han generado en torno a la cita.

El ministro germano de Finanzas, Wolfgang Schauble, ha asegurado este lunes que la próxima cumbre no proporcionará una solución definitiva a la crisis de deuda de la zona euro. "Permitirá a los europeos progresar de manera sensible hacia una solución a la crisis de la deuda, pero no la resolverá de un golpe", ha advertido, por su parte, el portavoz del gobierno alemán Steffen Seibert.

La banca, principal obsesión

La situación de la banca europea centrará sin duda la atención de los líderes europeos. "Estamos decididos a defender y apoyar a la banca porque ello es fundamental para dar una salida sólida y duradera a la crisis de la deuda", enfatizó hace una semana la canciller alemana, Angela Merkel, tras su encuentro en Berlín con el presidente francés Nicolás Sarkozy.

El debate actual sobre la recapitalización de la banca supone reconocer el fracaso de los últimos test de estrés realizados el pasado julio, que han sido calificados de poco exigentes. Entonces, el nivel mínimo de capital de máxima calidad exigido a las entidades fue del 5%, y las pruebas no tuvieron en cuenta qué ocurriría en caso de un incumplimiento griego.

La Autoridad Bancaria Europea (EBA), responsable de las pruebas, está llevando a cabo una actualización de los test, que incluye descuentos en la deuda soberana, quitas en los bonos griegos (que llegan al 60%) y el resto de países periféricos. Además, el organismo ha decidido elevar sus exigencias y quiere que los bancos tengan un ratio de solvencia que podría situarse entre el 7 y el 9%, lo que exigiría ampliaciones de capital en la mayoría de bancos. El gran peligro es que estos mayores requerimientos vengan acompañados de un nuevo freno en la concesión de crédito.

Será esta semana cuando determine la cifra de capital adicional que necesitan las entidades comunitarias, con el objetivo de que el cálculo esté listo para la cumbre del domingo. 
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, adelantó la semana pasada por donde podrían ir los tiros. El portugués reclamó una recapitalización coordinada de los bancos sistémicos de la UE, y propuso que aquellas entidades que no tengan el capital exigido presenten planes para lograrlo lo antes posible. De lo contrario, se les prohibirá el pago de dividendos y bonus.

En respaldo a la propuesta de la canciller Angela Merkel, Barroso reclamó que las entidades financieras que necesiten recapitalizarse acudan al fondo de rescate de la UE sólo como último recurso. Antes deberán reforzar su capital acudiendo al mercado o, de ser necesario, lo que se presume bastante probable, pedir asistencia a los Gobiernos nacionales en segundo lugar. Es decir, endeudar más a unos Estados con menos margen de maniobra que hace unos meses.

Grecia, el eterno problema

La búsqueda de una solución para la situación helena parece no tener fin. En muchos casos, la toma de decisiones ha ido por detrás de los acontecimientos, pero esta vez los líderes europeos parecen estar resueltos a encontrar una "solución contundente" para la crisis en Grecia. Ésta debe incluir el pago de la ayuda urgente de 8.000 millones de euros, a la que los supervisores internacionales ya han dado el visto bueno, y la aplicación del segundo plan de rescate con la participación del sector público y de la banca .

El caso es que cada vez más voces asumen que Atenas será incapaz de asumir el pago de todos sus compromisos financieros, y la quita exigida a la banca del 21% pactada en julio parece quedarse muy corta. El propio primer ministro griego, George Papandreu, reconoció la semana pasada que el país está negociando un alivio de la carga de su deuda y la Eurozona ya planea una quita de hasta el 50%. Los términos del segundo paquete de ayuda para Grecia están siendo revisados y los costes adicionales tendrán que ser redistribuidos entre los gobiernos de la zona euro y los inversores privados.

Las pérdidas de los bonos griegos podría ir acompañada de un compromiso para descartar la reestructuración de deuda de otros países que recibieron rescates financieros. La propuesta va en línea con lo solicitado por Irlanda, que reclama que la contribución de la banca a rescates de países de la Eurozona se limite únicamente al caso de Grecia.

Los nuevos poderes del fondo de rescate

Una vez Eslovaquia ha ratificado los nuevos poderes del fondo de rescate de la UE, este mecanismo tendrá capacidad real de movilizar 440.000 millones de euros para prestarlos a países en apuros. Hasta ahora, esa capacidad era teórica y en realidad se reducía a unos 250.000 millones.

El fondo también adquirirá poder para recapitalizar bancos en dificultades, para prestar dinero de manera preventiva a países que no necesiten de un rescate como el de Grecia, y para comprar deuda pública en el mercado secundario. La duda que surge es si los 440.000 millones de euros serán suficientes.

Además de estas funciones, la UE estudia un plan para elevar la capacidad de intervención del Fondo que permita a este instrumento asegurar parte de las pérdidas sobre bonos soberanos emitidos por países con problemas. Bajo este plan, garantizaría el 20% de las pérdidas de los bonos soberanos emitidos, una opción que se debatirá en la cumbre de líderes comunitarios del día 23.

Apoyo del BCE, el FMI y los emergentes

De momento, el Banco Central Europeo (BCE) está dispuesto a seguir invirtiendo en bonos de países periféricos, en un intento por apoyar a Italia y España, en la mira de los mercados financieros. La institución ha sido muy criticada, especialmente desde Alemania, si bien ha reducido sus compras desde principios de agosto.

La idea es que el fondo de rescate tome el relevo, cuando entre en vigor, en principio en julio de 2013. No obstante, las discusiones del domingo también se centrarán en el adelanto de su puesta en marcha, después de que la semana pasada Barroso propusiera adelantar en un año la entrada en vigor del fondo de rescate permanente.

También el FMI ha mostrado su disposición a proteger a España e Italia mediante una nueva línea de crédito a corto plazo para estos dos países. El organismo trabaja en una propuesta de cara a la próxima cumbre del G-20. Incluso ha manifestado la posibilidad de comprar deuda de ambos países en el caso de ser necesario, si bien para ello se vería obligado a crear crear un vehículo especial, un cambio legal que por ahora no contempla.

A través del FMI también podrían echar una mano las potencias emergentes del G-20, dispuestas a apoyar a los países europeos con apuros. El ministro sudafricano de Finanzas, Pravin Gordhan, dijo el viernes que los recursos del fondo de rescate europeo y del FMI podrían resultar insuficientes para evitar un contagio de la crisis y que los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) podrían ayudar a las instituciones internacionales si así lo pidieran.

Los emergentes presumen de un crecimiento económico fuerte y disponen de enormes reservas de divisas, superiores a los 4 billones de dólares, si bien su ofrecimiento refuerza su reclamo de lograr una mayor cuota de poder en el seno del FMI. Países como Estados Unidos y Alemania se oponen a esa opción. Para el secretario estadounidense del Tesoro, Timothy Geithner, "el FMI tiene disponibles recursos financieros muy importantes y no comprometidos", mientras que el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, piensa que incluso recurriendo al FMI, éste dispone de los "medios suficientes para cumplir su misión". Los propios europeos son los que deben "cumplir la mayor parte de la tarea", asegura.

Con todas estas cuestiones en mente, en la próxima cumbre comunitaria, los dirigentes de la UE pretenden además cerrar toda una serie de reformas para dotarse de una mejor gobernanza económica en base a propuestas del presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y de Alemania y Francia. También se debatirán opciones para encontrar una fórmula que permita a los países con mayor margen de maniobra tirar de la demanda. No en vano, el problema de la deuda no se resolverá sin crecimiento.

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