Martin Khor /3/08/2012
Los países en desarrollo se
ven cada vez más afectados por la recesión económica europea y la
desaceleración de Estados Unidos. Las esperanzas de que las grandes economías
emergentes, como China, India y Brasil, mantuvieran un crecimiento sólido,
desacopladas de las occidentales, y se convirtieran en un motor alternativo del
crecimiento mundial, se vieron desbaratadas por datos recientes que demuestran
que se están debilitando. Al igual que lo sucedido
durante la crisis mundial de 2008-2010, lo que más golpea a los países en
desarrollo es la disminución de las exportaciones causada por la caída de la
demanda en Occidente.
También ha mermado el ingreso de capitales a esos países e incluso es muy probable que se revierta la situación actual, produciéndose un egreso de capitales. Además, se han deteriorado las condiciones crediticias de los bancos en las economías emergentes.
Informes recientes confirman
la desaceleración de varias de las principales economías en desarrollo.
En China, el crecimiento del
PBI cayó a 7,6 por ciento en el segundo trimestre de este año, evidenciando una
desaceleración continuada con respecto al 10,4 por ciento en 2010, el 9,2 por
ciento en 2011 y el 8,1 por ciento en el primer trimestre de 2012.
El Fondo Monetario Internacional
(FMI) ha bajado su proyección de crecimiento para India a 6,1 por ciento para
este año, con respecto al 6,5 por ciento del año pasado y el 8,4 por ciento de
los dos años previos.
En Singapur, la economía se
contrajo 1,1 por ciento en el segundo trimestre con respecto a igual periodo
anterior, a una tasa anualizada, principalmente debido a que la producción
manufacturera cayó un seis por ciento.
La tasa de crecimiento
proyectada por el Instituto de Investigación Económica de Malasia para este año
es de 4,2 por ciento, por debajo del 5,1 por ciento del año pasado, que en el
primer trimestre había bajado a 4,7 por ciento.
En Indonesia, el Banco Central
informó que el crecimiento se estaba desacelerando y proyectó la tasa anual de
este año en 6,2 por ciento comparada con el 6,5 por ciento del año pasado.
En América del Sur, Brasil y
Argentina también enfrentan perspectivas de desaceleración.
En Brasil, el gobierno bajó su
proyección de crecimiento para este año de 4,5 a tres por ciento, pero la última
estimación del FMI es aún menor: 2,5 por ciento. El año pasado el crecimiento
fue de 2,7 por ciento. La producción industrial bajó 4,3 por ciento en doce
meses, hasta mayo.
Argentina tuvo un crecimiento
económico de los mayores del mundo: 8,9 por ciento en 2011, mientras que el
promedio anual en el periodo 2003-2010 fue de 7,6 por ciento. Pero la economía
se contrajo en 0,5 por ciento en doce meses, hasta mayo. La producción
industrial de junio cayó 4,4 por ciento a lo largo del año debido principalmente
a una disminución del treinta y uno por ciento en el sector automotor.
En Sudáfrica, el crecimiento
en el primer trimestre fue de 2,7 por ciento, frente al 3,2 por ciento del
cuarto trimestre de 2011.
El nuevo presidente del Banco
Mundial, Jim Yong Kim, advirtió que la crisis de la deuda en Europa golpearía a
la mayoría de las regiones del mundo y predijo que si se desataba una crisis
importante, el crecimiento en los países en desarrollo podría reducirse en
cuatro por ciento o más. Aun si se contuviera la crisis de la eurozona, el
crecimiento podría igualmente reducirse en la mayor parte de las regiones del
mundo, llegando hasta un 1,5 por ciento.
En su último análisis
económico mundial, el FMI dio un panorama de cómo los países en desarrollo
fueron afectados adversamente por las situaciones económicas de Europa y
Estados Unidos. Advirtió que la capacidad de respuesta de los gobiernos a la
nueva desaceleración es limitada en todo el mundo. Y si bien el retiro de
capital de los países en desarrollo todavía no está en niveles críticos, si las
condiciones se deterioran, algunos podrían tener problemas. De líderes
emergentes de la economía mundial han pasado a ser víctimas de la
desaceleración de las principales economías occidentales.
Yilmaz Akyuz, economista jefe
de South Centre, demuestra en un análisis reciente que la teoría del “increíble
crecimiento del Sur” exageró demasiado la desvinculación de los países en
desarrollo con respecto a los vaivenes económicos de los desarrollados.
Gran parte del elevado
crecimiento de los países en desarrollo en la última década se debió a las
condiciones externas favorables generadas por algunos países occidentales. El
alto crecimiento del consumo en Estados Unidos fue la principal base del
aumento de las exportaciones de productos manufacturados de China y otros
países del este asiático, que permitieron el auge de los precios de los
productos básicos, que aumentaron el crecimiento en África y América del Sur.
El aumento de las corrientes
de capital hacia los principales países en desarrollo también contribuyó a
alentar su crecimiento y cubrieron los déficit actuales de varios de ellos.
La crisis mundial 2008-2009
desaceleró el crecimiento de las exportaciones de los países en desarrollo e
invirtió las corrientes de capital, pero las fuertes medidas contra la recesión
(estímulo fiscal, tasas de interés bajas y expansión de la liquidez) en los
países desarrollados dio lugar a la reanudación del crecimiento de las
exportaciones y los ingresos de capital a los países en desarrollo.
Sin embargo, ahora que los
países desarrollados están poniendo fin a sus políticas expansionistas y
aplicando políticas de austeridad en sus presupuestos, las condiciones
recesivas en Europa están impactando adversamente a los países en desarrollo.
Las condiciones favorables que
apoyaron el crecimiento del Sur ya no existen. Es más, se han vuelto negativas.
Las perspectivas de los países en desarrollo se han deteriorado y urge un
cambio en la estrategia de desarrollo.
Mientras tanto, The
Wall Street Journal informó el 19 de julio que las condiciones
crediticias en las economías emergentes se deterioraron en los últimos meses
debido a la crisis de la eurozona.
Según un informe del Instituto
de Finanzas Internacionales, las normas para conceder crédito se hicieron más
estrictas en los bancos de los mercados emergentes del mundo, mientras que en
el segundo trimestre aumentaron los préstamos incobrables.
Los resultados sugieren que se
avecinan problemas para las economías emergentes y que los bancos en Asia y
América se muestran más cautos, lo que podría provocar un debilitamiento del
préstamo.
* Fundador de la Red del
Tercer Mundo y director ejecutivo de South Centre, una organización de países
en desarrollo con sede en Ginebra.
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